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El consenso necesario en materia de Educación

El lunes miles de estudiantes de Melilla, de las distintas etapas educativas, desde Infantil a la Universidad, retomarán las clases después de las vacaciones de Navidades.

Todo ello después de un año 2022 marcado por el desarrollo de la LOMLOE (conocida como Ley Celaá), la aprobación de la Ley de Formación Profesional, las negociaciones para aprobar la nueva Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) o las diferencias entre el Gobierno, los sindicatos y la patronal para sacar adelante el Estatuto del Becario.

El desarrollo de la LOMLOE, la Ley educativa conocida como ‘Ley Celaá’, ha estado marcado por el retraso en la aprobación de los currículos tanto por parte del Estado como por las comunidades autónomas. Además, la ley ha entrado en vigor este año en los cursos impares.

El primer real decreto de ordenación y enseñanzas mínimas aprobado por el Gobierno fue el de Educación Infantil el 1 de febrero, que regulaba por primera vez las enseñanzas mínimas del primer ciclo de Infantil (0-3 años). Justo un mes después el Consejo de Ministros aprobaba el real decreto de Educación Primaria, que establece que el currículo sea más competencial, incluye la asignatura de Educación en Valores Cívicos y Éticos, aumenta las horas en asignaturas de ciencias en detrimento de la Religión y establece la perspectiva de género en cada una de las materias.
Posteriormente, a finales del mes de marzo, aprobó el currículo de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), con el que la promoción de los alumnos no viene determinada por el número de suspensos, ya que la decisión quedará en manos del equipo docente que decidirá en función de si el alumno tiene «expectativas favorables de recuperación». En todo caso, promocionarán quienes hayan aprobado todo o suspendan una o dos materias.

El último currículo aprobado por el Ejecutivo fue, a principios del mes de abril, el de Bachillerato, que establece, entre otras cosas, que el estudio de Historia de España de 2º se centre en la etapa contemporánea, desde 1812, o que los alumnos puedan obtener el título cuando aprueben todas las asignaturas del ciclo o con una pendiente si así lo decide el equipo docente, en caso de que considere que ha alcanzado los objetivos y competencias; que no se haya ausentado de manera continuada y no justificada a clase; que se haya presentado a todos los exámenes; y que la media de las notas obtenidas en todas las materias sea igual o superior a cinco.

Así las cosas, nos adentramos en este segundo trimestre con la mira puesta en superar un curso marcado por una nueva ley educativa, con lo que no se evita la dinámica de “A gobierno nuevo, ley educativa nueva”. Una materia que debería alcanzar el suficiente consenso para impedir que las leyes de educación duren lo que dura en el ejecutivo el partido político que la aprobó.

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Redacción

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