¿Y ahora qué?
Resulta más necesario que nunca que nos hagamos esta pregunta después de que el Gobierno de la Nación haya descartado el que parece ser el último cartucho que nos quedaba en la recámara para intentar abatir la agónica -y demasiado larga- crisis sanitaria que asola nuestra querida ciudad desde hace más de un año después de que, este martes, el Ejecutivo central haya declinado facilitar a la Ciudad Autónoma de Melilla la encomienda de gestión sanitaria para que la sanidad sea gestionada directamente desde nuestra ciudad en vez de por el Ministerio de Sanidad desde Madrid. Una decisión que ha provocado consternación en el Colegio Oficial de Médicos, que considera que el Ejecutivo central “no ha analizado a fondo la propuesta y ha perdido una oportunidad de abordar la crítica situación sanitaria en la región”.
Aunque resulte triste, hay que reconocer que la ignorancia y la cerrazón de Moncloa en esta materia y en tantas otras relacionadas con Melilla no nos debe extrañar, porque no es la primera vez ni será la última que Madrid nos da la espalda a la hora de no ya solo de aceptar nuestras justas reivindicaciones, sino simplemente en escucharnos y en tomarnos en serio.
¿Para qué sirve que una médica sensibilizada con una cada vez más diezmada sanidad pública española esté al frente del Ministerio de Sanidad si después sigue practicando la misma inacción que sus predecesores en el cargo con una sanidad pública melillense al borde del colapso? ¿Para qué sirvió que la consejera de Salud Pública y Políticas Sociales, Randa Mohamed, y el vicepresidente tercero de la Ciudad Autónoma, Daniel Ventura, trasladaran a la ministra de Sanidad, Mónica García, en una reunión a principios de año, la crítica situación de la sanidad en la ciudad? A esta última pregunta ya respondió el propio Ventura el pasado fin de semana a través de la red social X -antigua Twitter-: para “nada”.
“ La sanidad en Melilla está cada día en una situación más crítica. Esperaba que hiciera algo al respecto, pero veo que mintió. La está dejando morir como sus 5 antecesores”, criticó duramente el vicepresidente tercero de la Ciudad, afeándole a García que enviara el pasado fin de semana “una avanzadilla” de responsables del Ministerio de Sanidad a Melilla de extranjis y sin consultarlo ni con los profesionales sanitarios, ni con los sindicatos u organizaciones profesionales.
“¿Qué es lo que tienen que esconder? ¿A qué temen?”, se preguntaba la vicepresidenta segunda del Gobierno local, Fadela Mohatar, tras ser preguntada al respecto. La realidad es que esa misma pregunta nos hacemos todos después de conocer la noticia, al igual que nos preguntamos qué es lo que va a pasar con la sanidad en Melilla.
Lamentablemente, y teniendo en cuenta el largo historial de abandono y desatención al que nos tiene acostumbrado el Gobierno central desde el inicio de la huelga -hace ya más de un año-, la herida en nuestra maltrecha sanidad seguirá ensanchándose mientras nuestros médicos se quedan sin aliento clamando en el desierto por una sanidad justa y digna para nuestra querida Melilla.
