Da la impresión que cuando la ciudad da un paso hacia delante, da otro hacia atrás, y el ejemplo más cristalino lo podemos ver en la foto que acompaña este editorial, en la que se aprecia el lamentable estado en el que han quedado las jardineras que adornan los aledaños de la sede de la Casa Regional de Ceuta en Melilla, en el callejón de San Juan, tras los execrables actos vandálicos que tuvieron lugar la madrugada de este lunes en dicho lugar.
Desgraciadamente, y tal y como señala el presidente de la entidad, Ramón de la Cruz, este tipo de actitudes incívicas se han convertido en una práctica deportiva para ciertos individuos que carecen de cualquier tipo de respeto o cuidado por el patrimonio común de todos. Un patrimonio enormemente rico y exquisito que, en muchas ocasiones, no lo sabemos apreciar del todo bien, y que da pie a que afloren todo tipo de acciones violentas contra el mismo como la que acabamos de mencionar y que son del todo “insoportables”, tal y como señala la institución ceutí.
En estos casos, resulta fundamental la colaboración de la Ciudad Autónoma en perseguir este tipo de actos vandálicos que, por desgracia, corroen otros muchos lugares de Melilla, provocando inseguridad, miedo y hartazgo en una buena parte de la población que ve con estupor y enfado cómo estas malas acciones campan a sus anchas sin que nadie les ponga coto. El presidente de la Fundación Melilla Ciudad Monumental, Francisco Díaz, ya ha anunciado que se ha puesto en contacto con el consejero de Seguridad Ciudadana, Daniel Ventura, para estudiar la posibilidad de recuperar las antiguas cámaras de videovigilancia con las que contaba la Fundación para perseguir a aquellos individuos que gozan destruyendo nuestro más valioso tesoro.
Ahora bien, la pregunta que habría que hacerse es, ¿sirve únicamente la seguridad como herramienta eficaz y legítima para cercenar el incivismo que tanto daño hace a la ciudad? ¿O habría que plantearse cortar el problema de raíz, a través de la educación, con una intensa y potente campaña de concienciación y sensibilización que involucre a menores y adultos para evitar que proliferen los actos vandálicos en la ciudad? ¿Es una quimera?
Sea como fuere, lo cierto es que no podemos seguir así, porque por mucho que se esfuerce la Ciudad en promocionar las bondades y fortalezas de Melilla, actos incívicos como los que han ocurrido recientemente en la Casa Regional de Ceuta pueden repeler a los futuros visitantes.
