Si Melilla interesara a Pedro Sánchez, se habría empapado más de nuestra realidad en vez de hacerse un viaje exprés en el que demostró a los melillenses que es pura fachada y un líder de la oposición que no está a la altura de lo que necesita España El líder de la oposición en España estuvo ayer en Melilla, pero vista su participación en el mitin que ofreció en el Hotel Tryp Melilla Puerto, se podría concluir que casi mejor se hubiese ahorrado el viaje. Decepcionante la intervención de Pedro Sánchez, que vino a nuestra ciudad para dar una apariencia de que esta ciudad le interesa, cuando la realidad y sus actos apuntan a lo contrario.
Cualquiera que asistiera ayer al acto político y que siga de cerca la actualidad referida al secretario general del PSOE pudo darse cuenta de que sus 20 minutos de discurso en Melilla fueron una copia exacta de los que en días anteriores ha estado ofreciendo en otros puntos de España en esta agenda preelectoral que se ha marcado como si fuera él mismo un candidato. Salvo un par de comentarios sobre Imbroda, muy genéricos para no meter la pata, el resto no se saltaba el guión del discurso que se ha aprendido para su caravana previa al 24 de mayo. Las anécdotas del pensionista y los dos estudiantes que votarán por primera vez el mes que viene y su comentario sobre el plasma de Rajoy ya las escucharon días atrás en Extremadura, Castilla y León, Galicia, Navarra, País Vasco y Castilla-La Mancha, lugares que recorrió antes que Melilla. Y seguramente lo harán en los próximos días en Valencia, Madrid, Ávila y Segovia, lugares del mapa que tiene marcados como las siguientes etapas.
Esto es criticable aunque todo el mundo sepa que no es una excepción que el discurso de prácticamente todos los políticos tenga una base general. Y lo es porque lo que se espera de todo responsable político que llega a un lugar es que en ese discurso general se asiente después el argumentario local, algo que faltó a todas luces ayer en el mitin de Pedro Sánchez. El líder de la oposición en España sólo se refirió a Melilla para decir que en esta tierra hay un 70% de paro, dato erróneo por otra parte. Y aunque es verdad que el desempleo es un problema grave que preocupa en Melilla, no es menos cierto que la etapa en que más se agravó fue, precisamente, con el PSOE en el Gobierno central, cuando se triplicó hasta llegar a los 12.000 parados.
Pedro Sánchez no habló ayer nada de otro problema que sufre Melilla con la presión migratoria, aunque fuera únicamente para defender la postura del PSOE de llevar al Tribunal Constitucional la reforma de la Ley de Extranjería. Nada. Ni siquiera ofreció su respaldo a la Guardia Civil en la contención de la inmigración irregular, como su partido hizo mientras estaba en el Gobierno. Por no hablar, ni siquiera mencionó el tema favorito de su partido en Melilla, como son los procesos judiciales en los que están inmersos varios miembros del Gobierno melillense. Limitarse a decir que el Ejecutivo de Imbroda no da ejemplo y a repetir cual papagayo dos o tres medidas locales que había escuchado minutos antes a Gloria Rojas no valió a Pedro Sánchez para dar carácter local a su discurso y demostrar que Melilla le importa aunque sea un poquito. De lo contrario, se habría empapado más de nuestra realidad en vez de hacerse un viaje exprés en el que demostró a los melillenses que es pura fachada y un líder de la oposición que no está a la altura de lo que necesita España.
