La princesa Leonor juró ayer -en un acto madrileño muy solemne y muy emotivo- cumplir y hacer cumplir la Constitución. Su padre, el Rey Felipe VI, entonces príncipe de Asturias, juró lo mismo, en el año 1986.
No lo tiene fácil el Rey para hacer cumplir la Constitución. No lo va a tener fácil Leonor, si llega a ser Reina y todavía existe entonces una Constitución que cumplir y que sostenga la Monarquía parlamentaria como “La forma política del Estado español” (artículo 1.3 del Título Preliminar de la Constitución de 1978, aprobada por las Cortes en sesiones plenarias del Congreso de los Diputados y del Senado, celebradas el 31 de octubre de aquél año).
El artículo 1.2 de la Constitución, un artículo fundamental, básico, dice: “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”. Obviamente, no dice que la soberanía española reside en la conveniencia de Pedro Sánchez, aunque Sánchez intente hacernos creer que habla y decide en nombre del pueblo español, de todos los españoles.
No en nuestro nombre, los que hacemos este periódico, por ejemplo y por supuesto. No en el nombre de los centenares de miles de españoles que se han manifestado y se seguirán manifestando en contra de una amnistía que el mismo Sánchez negaba hasta hace poco, hasta que comprobó que necesita los votos de los separatistas, de los del ‘proces’, para seguir presidiendo el gobierno de un país que ya no será España , sino lo que quede de ella.
Disimulen, o no, mientan todo lo que mientan (como Goebbels), diga lo que diga el Tribunal Constitucional ‘progresista’, la amnistía será una deslegitimación del Tribunal Supremo y del Parlamento que aprobó la aplicación del artículo 155.
No en nuestro nombre, también, porque, en contra de lo que ahora aduce Sánchez -y vergonzosamente aplauden sus colocados y próximos, melillenses incluidos- no nos cabe la menor duda de que la amnistía y el resto de las cesiones ante los independentistas, comunistas y antiespañoles varios, agudizará la división entre los españoles, agrandará la fractura entre PP y PSOE y, destruyendo la posibilidad de llegar a acuerdos, destruirá España, tras eliminar la monarquía parlamentaria y laminar la soberanía nacional del pueblo español.
Que Sánchez prometa ahora, ayer mismo, la ‘lealtad del Gobierno español”, su lealtad, a la princesa Leonor es un escarnio más, una razón adicional para repetir NO EN NUESTRO NOMBRE.
