Según publicamos ayer, la CEME (la Confederación de Empresarios de Melilla, que preside Enrique Alcoba y en la que trabaja, con más desaciertos que aciertos, y de la que cobra el Secretario de la Confederación, Antonio González) ha anunciado que se concentrará ante la Asamblea si la Ciudad (el área de Hacienda, que dirige Dunia Almansouri, concretamente) no cubre con ayudas covid a todas las empresas en un mes. Solicita que, mientras se resuelven las reclamaciones, la Asamblea apruebe de forma urgente los fondos necesarios. También solicita que se pague de una vez e íntegramente a los que han resultado agraciados, entre ellos varios directivos de la CEME, sin esperar a que se resuelva el espinoso tema de los que, habiendo cumplido todos los requisitos exigidos, han quedado excluidos porque el dinero disponible ya se había agotado y a pesar de que el repetido y anunciado compromiso era que todos, todos los que cumplieran los requisitos, cobrarían.
Las empresas que más empleo han mantenido son las más perjudicadas, lo que va contra el objeto de la subvención, ha resaltado, acertadamente, la CEME en su comunicado, poniendo en evidencia lo que es, en sí, una evidencia, lo que debería de ser una evidencia, si esas subvenciones se hubieran establecido como consecuencia de un acto racional, con criterios racionales y de interés general, en vez de priorizando otros criterios, presumiblemente partidistas y electoralistas.
Pero, en fin, bien está lo que bien acaba y si Dunia Almansouri logra cumplir con lo que ahora promete, lo esperable y deseable es que antes de ese mes que la CEME da como plazo para manifestarse “empresarios y trabajadores” -esto es muy importante tenerlo en cuenta, porque son varios miles de trabajadores los perjudicados por la decisión de la sociedad pública PROMESA castigando a las empresas que más empleo generan y mantienen- el grave problema causado a tantos melillenses haya sido solucionado.
No debería hacer falta resaltar que los trabajadores y empresas dañadas son conscientes de que la solución al problema del reparto de las ayudas por mantener la vida empresarial durante el largo período del covid se debería producir con suficiente antelación a la importante fecha electoral del 28 de mayo, tras la que habrá, sí o sí, cambio de Gobierno en la CAM. Obviamente las promesas de hoy para que las cumplan otros y mañana, no pueden ser creíbles.
También es cierto que las manifestaciones multitudinarias no son, no deberían ser, el mejor, ni el único medio para lograr algo de la Administración pública, de los políticos, si se quiere, por muy justo que ese algo pueda ser (y en este caso lo es). Así que lo deseable es que esta vez Dunia Almansouri tenga éxito y que empresarios y trabajadores puedan recibir lo que es justo, y necesario, que cobren con la mayor rapidez posible. Bastante antes de las elecciones locales, en cualquier caso, y sin necesidad de tener que recurrir a huelgas y manifestaciones.
