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El niño apátrida ya tiene su DNI español

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El DNI es la llave maestra que abre las puertas a prácticamente todos los servicios públicos de nuestro país. También la que permite a sus ciudadanos moverse libremente por Europa. Desde hace un par de semanas, Fernando Ribera sabe al fin lo que es franquear esas barreras que para él estaban siempre bajadas desde que nació hace casi siete años porque aunque había nacido en España, era un niño apátrida. MELILLA HOY contó su caso en febrero y la lucha que estaba manteniendo su madre boliviana desde hacía años para que alguno de los dos países le reconocieran la nacionalidad. Salir en las páginas de este Periódico ha allanado el camino de este pequeño, que como el resto de españoles, ya tiene su nacionalidad acreditada tanto en el Registro Civil como en el DNI. Su madre, Milka Gutiérrez, aún no se lo puede creer. Ha pasado un calvario burocrático en el que tocó a todas las puertas posibles tanto en Bolivia como en España. Y aunque siempre se encontraba con una negativa como respuesta, nunca tiró la toalla para que su hijo dejara de ser un indocumentado, situación que le podía dejar totalmente desamparado si a ella le pasaba algo.

La historia de Fernando se remonta a poco después de su nacimiento en Murcia el 10 de enero de 2008. Su madre, boliviana y víctima de violencia de género, no pudo registrarlo pese a tener la partida de nacimiento y el libro de familia por un cambio de la legislación, que antes exigía para registrar a un hijo la denegación del país de origen de la madre.

La alternativa que desde las instituciones españolas dieron a Milka es que fuera al Consulado de Bolivia para documentar a su hijo, pero allí la respuesta que le dieron es que el niño no pertenece a la comunidad boliviana porque no está inscrito. Para hacer ese trámite, era necesario que firmen el padre y la madre. El problema es que el padre de Fernando se desentendió de él desde que tenía siete meses y se negaba a rubricar los papeles que a Fernando le habrían dado la nacionalidad boliviana, como sí hizo con su hija mayor, Carla, que también nació en España.

Recurrir a la prensa
¿Qué podía hacer Milka entonces para que su hijo dejara de ser “un fantasma” de cara a la Administración? Hasta rellenar un simple documento con la casilla de la nacionalidad era para su pequeño Fernando una misión imposible.

En todo este tiempo ha buscado ayuda en multitud de instituciones, organismos y tres abogados de oficio, pero las únicas opciones que le daban es que el niño pidiera asilo político o que esperara 12 años para cumplir la mayoría de edad, momento en el que podría solicitar una tarjeta de residencia como la que tienen los inmigrantes del CETI. Opciones ambas que pasaban por considerar a Fernando como un extranjero habiendo nacido en España, y que tampoco lo sacaban del limbo en el que estaba metido prácticamente desde que nació.

La única salida que vio posible después de tantos meses de mareo administrativo era recurrir a la prensa y dar a conocer un caso que, a su juicio y el de todo aquel al que se lo contaba, clamaba al cielo. Para todos, menos para las administraciones públicas de España y Bolivia, que seguían hasta hace unos meses tirándose la pelota una a otra.

Salir en MELILLA HOY fue, en palabras de Milka, la solución a su problema: “Gracias a vosotros es por lo que me han escuchado, y aunque en el juzgado les molestó que hiciera esta denuncia pública, yo sé que si no lo hubiera hecho no habría conseguido que a mi hijo le dieran el DNI”. Aún recuerda con cierta amargura las palabras que una de las trabajadoras del juzgado le dijo reprochándole que hubiera recurrido a la prensa, a lo que Milka le preguntó si ella no hubiera hecho lo mismo como madre.

Español con valor de simple presunción
El reportaje sobre el niño apátrida salió en estas mismas páginas el 17 de febrero de este año, solo cuatro días después de que la Justicia española le hubiera denegado nuevamente la nacionalidad. Al mes siguiente, el 28 de marzo, el Registro Civil de Melilla emitió un auto en el que por fin se declaraba al pequeño Fernando Ribera “español con el valor de simple presunción”.

Esta fórmula es la que España aplica a casos muy determinados de niños que nacen en el país de padres inmigrantes que viven o están de paso aquí. Concretamente, a los nacidos en España de padres extranjeros, si ambos carecen de nacionalidad (apátridas), o si la legislación de ninguno de ellos atribuye al hijo una nacionalidad. Este segundo caso era el de Fernando, al que sin embargo se le han puesto todas las trabas administrativas del mundo condenándolo a ser un apátrida, que es lo que precisamente España quiere evitar con la fórmula de la nacionalidad española “con el valor de simple presunción”. Como muestra, un botón: en el auto emitido por el Registro Civil el 28 de marzo, se hace constar que el Ministerio Fiscal había expuesto su disconformidad a la solicitud de nacionalidad tramitada por Milka para su hijo.

Pese a todo, el juez responsable del Registro Civil terminó atendiéndola porque el artículo 17.1c del Código Civil reconoce como españoles de origen a los nacidos en España hijos de bolivianos nacidos antes del 7 de febrero de 2009. Es decir, el caso de Fernando Ribera, que había venido al mundo un año antes, el 10 de enero de 2008, tal y como consta en su partida de nacimiento registrada en Murcia.

Dos semanas con DNI
El mareo burocrático no acabó con el visto bueno de la Justicia, ya que para seguir con el expediente, fue necesario pedir el certificado de nacimiento de Fernando en Murcia, un trámite que ha tardado cerca de siete meses. De hecho, la propia Milka organizó un viaje el 14 de junio con sus dos hijos y el hombre con el que ha rehecho su vida, un militar destinado desde hace más de un año en Melilla. Recuerda bien la fecha del viaje porque fue justo al día siguiente de su boda, y también por el mal rato que le hicieron pasar en el control documental del puerto, donde no dejaban embarcar al niño por no tener el DNI. Ello, a pesar de que la Ley indica que con el libro de familia y uno de los padres puede moverse sin problema por territorio nacional.

Al final, gracias a la sentencia del Registro Civil donde se concedía la nacionalidad española a Fernando, pudo conseguir que el inspector jefe de la frontera de Beni-Enzar le firmara un documento con el que el pudo viajar a Murcia para solicitar la partida de nacimiento. El papel llegó al fin el mes pasado, y el día 28, Milka y Fernando fueron juntos a la Jefatura Superior de Policía para sacar el DNI.
“Para mi vida personal, esto es histórico porque cuando él sea mayor, se va a dar cuenta de lo que ha pasado y el calvario que he sufrido por discriminación”, subrayó Milka, que aún siente el dolor que ha pasado como madre en todos estos años. Ahora ya está tranquila, pero todavía no ha ganado la guerra del todo porque Fernando tiene DNI, pero no el pasaporte que le permitiría viajar por todo el mundo, incluido Bolivia, el país de sus padres y su hermana que, sin embargo, no lo aceptó a él como súbdito suyo.

Con DNI, pero sin pasaporte
El tema del pasaporte promete ser otra odisea para Milka, que sigue dispuesta a batallar. Sin embargo, reconoce que será difícil conseguirlo porque es necesario que firmen los dos padres o que uno de ellos tenga la patria potestad. El padre de Fernando no quiere saber nada de él desde que tenía 7 meses y ni siquiera le pasa la pensión a la que está obligado por una sentencia judicial. Además, fue deportado a Bolivia y Milka ha perdido todo el contacto con él. Contacto que, además, ni siquiera quiere retomar porque él la intentó matar y así está demostrado en otra sentencia en la que fue condenado por malos tratos.

La Justicia española denegó la patria potestad a la madre el año pasado en Mallorca. Ahora volverá a pedirla en Melilla, pero es complicado que se la concedan porque según le han dicho los abogados de oficio que ha tenido, el padre debería ser un violador o un asesino. “Es un maltratador reconocido por una condena, pero debería haber una Ley que diga que si el padre se desentiende totalmente de los hijos, la madre se pueda quedar con la patria potestad”, opina Milka.

De todos modos, este asunto del pasaporte no empaña la felicidad de esta mujer boliviana, que considera “un triunfo” tener en sus manos el DNI de Fernando. Con él, ya ha podido sacarle la tarjeta sanitaria y ahora está en trámites de escolarizar a su pequeño, que había podido empezar 1º de Primaria en el Reyes Católicos sin la documentación gracias a la sentencia del Registro Civil donde se le reconocía la nacionalidad española.

También está regularizando la inscripción de su hijo en la Peña Barcelonista, donde puede jugar al fútbol, que es su pasión. Fernando lleva ya 8 goles en esta temporada y le encantaría ganar la liga, pero su mayor victoria ya la tiene en su bolsillo en forma de rectángulo de policarbonato.

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Redacción

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