Por Isaac Fernández Atencia
El panorama político de Melilla parece un aviario, donde predominan dos grandes tipos de aves.
El avestruz, cuya característica más retratada e imitada es la de esconder la cabeza. Llevamos viendo como durante un mes y medio casi toda la ciudad esconde la cabeza. Se dictó un auto judicial en el que se consideraba marroquí a la mayoría de la población de la ciudad. Saltó a la palestra un atestado donde se relacionaba claramente una supuesta cultura musulmana con la criminalidad. Ambos documentos son hoy fácilmente obtenibles en su integridad. Un mes y medio de infamia, donde se ha establecido una nueva doctrina jurisprudencial por la cual hay personas en nuestra ciudad con mayor riesgo de ingresar en prisión provisional que otras.
¿Qué hizo el gobierno imbrodista bolivariano? Primero, esconder la cabeza. Seguir vigilando su puesta y sus herederos cual Avestruz avejentada que sabe que su tiempo termina, pero quiere dejar en herencia un nido pagado entre todos. Organizar pseudorupturas del ayuno en el hotel de referencia del poder popular. Iftar que no son más que una ridiculización bufonesca del Ramadán. Eso sí, con multitud de asistentes pagados por todos. Asistentes que no se acordaban de las prisiones provisionales. Que no saben que de esa cena en el hotel a acabar acusado de huir en motos de agua, hay 300 metros escasos. Los que separan el hotel oficial del partido del amado líder de las torres del quinto centenario.
La sociedad de Melilla, este mes y medio ha necesitado a su gobierno. Y no lo ha tenido, estaba ocupado en otros menesteres más glamurosos, en mullidas moquetas, en viajes a tierras lejanas pagados por todos. De nulo e incierto resultado. Hemos tenido alguno que hasta opina del auto sin leer el auto, en papeles secundarios eternos. Independientemente de que como termine ese proceso judicial, de culpabilidades o inocencias, de nulidades futuras, absoluciones o condenas. Este mes y medio lo recordaremos como el mes y medio en que el gobierno de la Ciudad Autónoma le dio la espalda al 60 % de la sociedad, eso sí, comiendo harera pública en hotel de lujo.
Pero hay más avestruces. Hay un avestruz socialista que nada sabe, nada sabía y nada critica o defiende. Esta muy ocupada en recoger los pretendidos escombros de CPM.
CPM, dañada de muerte y maltrecha, no sabemos si desaparecerá o no. Sí sabemos que hay dos personas que tienen derecho a volver a su acta si así lo consideran y a defenderse cuando termine su injusto encarcelamiento provisional por inexistentes riesgos de fuga o destrucción de pruebas. Lo que será de este partido es pura incógnita. El presente es una agonía que lleva sin hacer oposición real desde las últimas elecciones. Un tímido intento por despertar de lo poco que queda fuera que no termina de cuajar. Qué ocurrirá con ese espacio político es una de las dos mayores incógnitas políticas de Melilla para los próximos años. La otra es el melón sucesorio del imbrodismo bolivariano.
Somos Melilla anunció su personación en el procedimiento, personación que no comparto, que no veo jurídicamente viable y que ha ofendido a mucha gente, pero a la que tiene derecho, si cree que ha sido perjudicado en algo y pretende presentar escrito de acusación. Ambas circunstancias las dudo y desconozco. Y pienso que el hecho de querer personarse obedece más a un deseo de notoriedad que a una inquietud jurídica. Espero que reflexionen sobre ello. Sí es verdad que es de los pocos que ha criticado los motivos de esas prisiones públicamente, y eso hay que reconocérselo a uno de los pocos diputados que a su manera ha intentado hacer oposición esta legislatura.
Luego en el aviario local hay Buitres. Que igual intentan hacer una limpieza del censo, que abrazan las tesis discriminatorias de los dobles pasaportes y fugas acuáticas pelicureras en moto de agua. Pero que no miran a los escaños de sus compañeros encarcelados en circunstancias en que nunca otros lo fueron en Melilla. Ni con cargos similares ni con cargos más graves. No miran el peligroso precedente social, jurídico y político que supone esto. Por sus hechos los conoceréis y no todo vale para conseguir votos. Buitres estos y aquellos que pretenden repartirse restos de un moribundo que aún no ha exhalado el último aliento. Lo que también denota una falta evidente de caridad cristiana.
Esta semana que comienza debe ser la semana en que la Audiencia provincial le ponga sentido a esto y repare el tremendo error jurídico que se produjo hace mes y medio. Y ese procedimiento judicial pueda continuar con las garantías e igualdad que exige la ley y la constitución. Que los diputados vuelvan a sus actas hasta que ellos o la justicia lo decida, al ser hoy personas con sus plenos derechos políticos, siendo simples investigados. No procesados y no condenados. Y los que no opinamos como ellos los podamos confrontar políticamente a la luz del día y en libertad, y no mirando a cristales y barrotes.
Ojalá una vez subsanado esto, podamos hablar de aves en libertad y no de esas otras que hemos descrito en este artículo.
