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Un agujero cada vez mayor en nuestras cuentas

Una deuda siempre es un agujero. Lo sano, económicamente hablando, es que ese agujero no se llegue a producir y, en caso de que exista, que no vaya a más y se vaya cerrando. En el caso de las cuentas de la Ciudad Autónoma, ese agujero ha tomado la senda contraria y no ha dejado de crecer en los últimos años, algo preocupante no solo por las dimensiones que está empezando a adquirir, sino también por el panorama de grave crisis en el que nos encontramos, con unos tipos de interés al alza que no ayudarán, en absoluto, a que la deuda se pueda pagar antes o con un menor esfuerzo de dinero público.
Cualquiera que tenga una hipoteca o un préstamo con interés variable sabe de lo que estamos hablando. El Euríbor no deja de subir, no sabemos hasta dónde va a llegar y ahoga las economías familiares. Por cierto, la Ciudad Autónoma no se da por aludida sobre este sufrimiento de muchas familias de Melilla a la hora de afrontar gastos al alza entre la hipoteca, los precios de la energía y una cesta de la compra cada vez más cara. Ninguna medida para ayudar a quienes peor lo están pasando, población vulnerable que cada día que pasa es más vulnerable aún.
Todos tenemos claro que son tiempos de mucha incertidumbre económica. Ante ello, todo el mundo se aprieta el cinturón. Pero el Gobierno de Melilla, por lo que se ve desde fuera, no solo no se aprieta el cinturón, sino que le da mayor holgura para aguantar el tirón. Acaba de sacar adelante en solitario la solicitud de otros dos préstamos que elevan la deuda de la Ciudad Autónoma en otros 45 millones de euros más.
Con todos los créditos del gobierno del cambio, la deuda ha llegado a los 111 millones de euros, según los datos que dio el PP; que no fueron desmentidos por la consejera de Hacienda durante el debate e incluso los dio por buenos intentando usarlos a su favor como una muestra de buena gestión comparando la deuda y la inversión que había antes y las que hay ahora.
Independientemente de cómo se usen los números en el debate político para intentar obtener una foto bonita, es innegable que la deuda de la Ciudad Autónoma no ha hecho más que crecer en esta legislatura por la continua solicitud de créditos bancarios que sólo se han notado en la cifra total de los presupuestos. En la calle se está notando poco esa lluvia de millones. A simple vista, no hay un salto de calidad cualitativo ni cuantitativo, ni los melillenses perciben que la ciudad ahora esté mucho mejor que antes gracias a los créditos solicitados, que habrá que devolver con su correspondiente gasto en intereses. Lo peor es que tampoco sabemos para qué pide la Ciudad Autónoma estos créditos. En definitiva, comprobamos, una vez más, cómo nuestros gobernantes no gestionan el dinero público como si fuera de ellos. Si fuera al contrario, seguramente otro gallo nos cantaría.

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