Casi dos años después de la entrada de 21 inmigrantes en dos coches kamikazes, en febrero de 2013, la frontera de Melilla vivió ayer de madrugada un nuevo intento de acceso clandestino a la ciudad por este método. Concretamente ocurrió en el paso de Beni-Enzar, a las tres de la madrugada, donde quince subsaharianos que circulaban “a toda velocidad” en un BMW de matrícula marroquí terminaron empotrándose contra la puerta de la frontera. Cinco de ellos pudieron bajarse del coche y entrar corriendo en Melilla antes de ser interceptados, por lo que se ha abierto una investigación para tratar de identificarlos, según informó ayer la Delegación del Gobierno en una nota de prensa. El coche kamikaze logró primero saltarse el control de seguridad del lado marroquí de la frontera circulando “a máxima velocidad”. Precisamente ese factor hizo que llevara un “rumbo zigzagueante” mientras se dirigía a la zona española, pero antes de llegar a entrar terminó colisionando contra parte de los portones de la frontera. El coche quedó literalmente empotrado en la verja exterior, causando daños en unas infraestructuras que habían sido renovadas hace poco en las obras de remodelación del paso fronterizo.
Al quedar el coche en tierra de nadie, las fuerzas de seguridad marroquíes intervinieron para interceptar el vehículo y los 15 inmigrantes que viajaban en él, todos subsaharianos, varones y adultos. Sin embargo, cinco de ellos fueron más rápidos y se bajaron del coche para entrar de forma irregular a Melilla a la carrera, sobre los que se ha abierto una investigación para proceder a su identificación.
El Convenio de Readmisión
Aunque la Delegación no lo especificó en su nota, es posible que esa identificación tenga como objetivo la aplicación del Convenio de Readmisión entre España y Marruecos, firmado en 1992 y ratificado en 2012 mediante su publicación en los boletines oficiales de ambos países.
Hay que recordar que éste fue el procedimiento que se siguió en el caso de los dos coches kamikazes de febrero de 2013, en los que 21 inmigrantes fueron entregados a Marruecos después de entrar a Melilla. El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, justificó entonces su “decisión política” de aplicar dicho tratado para intentar zanjar este método de entrada que tan peligroso le parecía para los inmigrantes, los agentes de servicio en la frontera y el resto de usuarios. Y aunque consiguió ese efecto, porque hasta ayer no se volvieron a dar nuevos casos de coches kamikazes, la aplicación del convenio provocó la denuncia de Prodein, Coalición por Melilla (CPM) y otras asociaciones y partidos, que terminó con la imputación de El Barkani y el jefe accidental de la Comandancia de la Guardia Civil en el momento de los hechos, el comandante Arturo Ortega.
El pasado mes de diciembre, el Juzgado de Instrucción número 5 de Melilla, que llevaba el caso, decretó su sobreseimiento al considerar que la aplicación del Convenio de Readmisión entre España y Marruecos se había realizado correctamente e incluso animó que se siguiera recurriendo a este instrumento al ser “uno de los resortes e instrumentos que prevé el ordenamiento jurídico” para utilizar en el ámbito de la inmigración irregular, con el que se logró además “un efecto beneficioso” parando la entrada de inmigrantes kamikazes en Melilla.
Acceso violento y a la fuerza
Según la Delegación del Gobierno, los coches kamikazes son “una de las variadas formas con las que las mafias que trafican con inmigrantes irregulares organizan los accesos violentos y a la fuerza a territorio europeo”. El hecho de que se haya reactivado este peligroso método puede deberse a las cada vez mayores dificultades que tienen los inmigrantes para saltar la valla, ya que los últimos intentos se han quedado en meras aproximaciones, sin que pudieran siquiera alcanzar la alambrada.
