“Hoy 57.600 ciudadanos melillenses tienen cita con las urnas. De ellos, de nosotros, va a depender buena parte de lo que vamos a ser en los próximos cuatro años, un período largo que, a su vez, va a marcar nuestro futuro, un futuro sobre el que se ciernen negros nubarrones”
En el año 2009 un amigo mío de hace muchos años, Joaquín Lorente, un genio de la publicidad en los mejores años de la publicidad, publicó un libro de inteligente (como es él) título: "Piensa, es gratis". El libro creo que tuvo 10 reediciones y terminaba así: "El acto de pensar en libertad, sin coacción ni limitación, entendido como el máximo potencial para la visión del futuro y su entorno, es lo que ha hecho realmente grande a personas, organizaciones, empresas y países. Sistematizar, estimular y potenciar el pensamiento individual y el colectivo, como palancas para hallar y activar nuestros grandes sueños y para germinar e impulsar nuevas ilusiones, es saber utilizar nuestro mayor don natural. Y una vez más conviene recordar que pensar es…¡gratis!".
Me permito ahora, de cara a las elecciones que hoy, mientras ustedes están leyendo mi Carta, se están celebrando en gran parte de España -donde llega, vía internet, nuestro periódico, que también es el suyo- y también en Melilla -en la que MELILLA HOY es líder absoluto de los medios de comunicación- me permito recomendarles, muy encarecidamente, que piensen en lo que todos y cada uno de los melillenses nos estamos jugando en estas horas de un domingo crucial para todos y cada uno de nosotros, que piensen en libertad, sin coacciones ni limitaciones, mirando hacia su futuro y su entorno, para que nuestra ciudad pueda ser realmente grande, como puede y debería ser, que piensen para activar nuestros sueños e impulsar nuestras ilusiones, que utilicen, pensando, nuestro mayor don natural. Y, como consecuencia de todo ello, que, tras pensarlo bien y en libertad, vayan a votar hoy, porque nos jugamos mucho y es la hora de empezar a diseñar nuestro futuro, un futuro que depende (en cuanto lo piense bien, con libertad y tranquilidad lo comprenderá) de todos y cada uno de nosotros, los melillenses que votamos hoy.
Es inevitable oír, especialmente en los días previos a cualquier elección democrática, que alguien se jacta de que ni va a votar, ni ha votado nunca, "porque no me gusta la política y paso de ella". Desde luego el hecho de no votar es una decisión respetable, pero ¿es inteligente, es el resultado de un proceso de pensamiento individual libre, o no es más que un prejuicio enraizado sobre el que no se ha querido pensar? Me inclino por lo del prejuicio, más que por lo del pensamiento individual y libre. Porque creer, y actuar en función de esa creencia, que porque uno pase de "la política" esta va a pasar de uno es un error tan grande como claro, un error muy frecuente y como consecuencia del cual después se pagan graves consecuencias, y muchos impuestos, y la aplicación de muchas leyes y muchos decretos mal hechos y mal interpretados, y el despilfarro público de nuestro dinero, y la corrupción, y el mal ambiente ciudadano, y la bajeza generalizada de la clase política gobernante y opositora, y un montón de males más. Males evitables en buena medida, pero que, desde luego, no se evitarán si no se acude a votar y no se vota de una manera libre y responsable, tras mucho pensar en libertad, tras reconocer -porque es inevitable no reconocerlo después de un pensamiento libre- que lo mejor es enemigo de lo bueno y que lo menos malo es preferible a lo bueno inexistente y a lo peor.
Hoy 57.600 ciudadanos melillenses tienen cita con las urnas. De ellos, de nosotros, va a depender buena parte de lo que vamos a ser en los próximos cuatro años, un período largo que, a su vez, va a marcar nuestro futuro, un futuro sobre el que se ciernen negros nubarrones. De esos 57.600 ciudadanos varios miles han decidido, lo que es legítimo, votar por correo, y otros se han visto forzados, lo cual no es ni legítimo ni democrático, a utilizar ese sistema de votación, porque sus votos han sido comprados y no son el resultado de un pensamiento en libertad. Lo que ha ocurrido en las oficinas de Correos de nuestra ciudad durante los días de votación por correo podía ser comprensible por la importancia que las elecciones tienen y lo mucho que se está jugando en ellas, pero no ha dejado de ser un espectáculo lamentable, como lo es la mezcla de religión y política o el uso y el abuso políticos de los intereses y venganzas exclusivamente personales.
En este sentido me parece interesante remitirme a lo que mi amigo y melillense Carlos Entrena decía ayer en nuestro periódico, en la "Conclusión" de su Nota en libertad: "Hay declaraciones de políticos que son el anuncio de que, si alcanzan el poder, van a realizar ingeniería social. Son auténticas propuestas antidemocráticas, discriminatorias de los derechos y libertades de los ciudadanos… Les falta el sentido de la libertad y les sobra intervencionismo y afán de prohibir, y sólo crean incertidumbre e inseguridad jurídica".
Lo que pase hoy, insisto, es vital para todos y votar en estos momentos no es sólo un democrático derecho, sino un auténtico democrático deber. Que predomine, a partir del lunes, el sentido de la libertad y disminuya el intervencionismo público -algo que para Melilla es condición indispensable para sobrevivir- sólo se puede lograr votando en libertad. Y aseguro que, a partir de mañana y haya pasado lo que haya pasado en las elecciones, este periódico va a adoptar una política activa, persistente, inamovible en defensa de la libertad y contra los que, disfrazados de lo que sea o aduciendo lo que aduzcan, la conculcan. Una etapa de Melilla y de este periódico ha terminado. Ahora, mañana lunes, empieza otra, en la que la administración pública, a todos los niveles, se ha de poner al servicio de los ciudadanos, no al revés.
