El Juzgado de lo Penal acogió ayer un juicio en el que se juzgaba a un individuo por haber cometido presuntamente un delito de violencia de género. Según la versión de la supuesta víctima, recibió un cabezazo por parte de su entonces pareja cuando se encontraban de viaje a bordo de un crucero, en septiembre de 2012. No obstante, éste negó los hechos y defendió su inocencia. La Fiscal solicitó para el individuo una sentencia condenatoria, con una pena de tres años de cárcel y cinco años de alejamiento. La Fiscalía solicita tres años de prisión y cinco años de alejamiento para un hombre acusado por un delito de violencia de género. Según relató la presunta víctima, el individuo le propinó un cabezazo cuando se encontraban de viaje a bordo de un crucero, en septiembre de 2012. No obstante, el acusado negó haber lastimado a la mujer y argumentó que su denuncia podría estar motivada por un “interés económico y de venganza”. Además, dijo que la denunciante no era su pareja, sino una amiga, y añadió que en el momento de los hechos mantenía una relación con otra mujer.
Sin embargo, la denunciante afirmó que ambos se conocieron por Internet y fueron pareja durante unos meses. Según declaró, la noche antes de la presunta agresión mantuvieron una “pequeña discusión”. Al día siguiente, cuando terminaron de desayunar, él se ofreció a hacerle una fotografía estando aún en el barco. Entonces, “se acercó y me dio un cabezazo en la cara sin mediar absolutamente ninguna palabra”. Según expuso la presunta víctima, el capitán del barco y el jefe de seguridad tomaron la determinación de ubicarles en camarotes separados. “Me dijeron que le iban a desembarcar, pero no fue así”. Tanto el acusado como la denunciante admitieron que se encontraron en las distintas excursiones programadas, aunque ella matizó que “él hacía por coincidir conmigo”, y que, a pesar de estar “presa del pánico”, acudía a las salidas, tal y como el médico del barco le recomendó, supuestamente.
Los agentes de la Guardia Civil que atendieron a la denunciante a su llegada al aeropuerto de Barajas afirmaron que daban veracidad a las declaraciones de la presunta víctima, aunque esta no solicitó ninguna orden de alejamiento. A esto, la mujer explicó que no lo hizo porque ella vivía en Melilla y el acusado en Málaga. Por otro lado, los dos psicólogos que trataron a la presunta víctima aseguraron que el perfil del cuadro presentado concordaba con el de una víctima de violencia de género.
La defensa del acusado pidió la sentencia absolutoria, alegando que “no existen pruebas consistentes”, más allá de la declaración de la mujer. No obstante, la fiscal apuntó a las pruebas radiológicas del parte médico, que señalan una fisura en los huesos nasales, y pidió la sentencia condenatoria. Finalmente, el juez declaró que el caso quedaba visto para sentencia.
