Por Pilar Cayuela/Enviada especial de MELILLA HOY (Foto Europa Press).
Acabamos de ser testigos, no exagero, en esta tarde de sábado, desde las 18’30, del renacimiento extraordinario de este alicaído torneo del Mutua Madrid Open de esta edición de 2024. Torneo que, hasta ese momento, había sufrido una serie de incidencias y climatología adversa (tan importante en el tenis como ya conoce el lector, a pesar de los techos), en forma fundamentalmente de ausencias y, sobre todo, lesiones de tenistas de la parte alta de la clasificación (la última se produjo, el mismo viernes, en pleno proceso del segundo partido de la semifinal individual masculina, en el que al checo Lehecka, que había ganado a Nadal en octavos de final, se le lesionó el ruso Medveded en cuartos de final y también el viernes “le tocó a él” no poder jugar su semifinal contra el canadiense Félix Auger Aliassime, por problemas de lumbalgia, parece ser), y ello sin contar los problemas respiratorios de jugadores, público y periodistas… achacables a la variopinta, imprevisible y, en definitiva, adversa climatología de Madrid en esta estación.
Pues bien, este sábado, estando en ese alicaimiento multifactorial (perdón por el tecnicismo), asistimos a uno de los partidos más competitivo, más bonito, el más largo desde luego (con sus tres horas y once minutos y más emocionante de la historia del torneo, que ya no va siendo tan corta. Han protagonizado esta final femenina, la numero uno del mundo, la polaca Iga Swiatek, y la numero dos, la bielorusa Aryna Sabalenka. Ha ganado la numero uno por 7-5, 3-6 y 7-6, pero podía haber ganado la numero dos, que además ha dispuesto en el ‘tie-break’ en el tercer set, de tres bolas de partido que, no ha podido aprovechar, porque la inteligencia de la polaca, jugando al tenis, es sublime: dos saques al cuerpo, que no pudo restar bien la bielorusa y un saque cortado con efecto, en un segundo saque, que a Sabalenka le costó trabajo llegar a dar a la bola.
¡Qué manera de golpear la bola por parte de ‘Saba’! con sus aullidos respectivos y que le sirvieron para darle la vuelta al partido en el segundo set, cuando el partido empezaba a pintar mal para ella. En algunos momentos, con sus potentes golpes, consiguió desarbolar a la polaca, auto animándose además a sí misma, lo que entusiasmó a gran parte del público, que empezó a tomar partido por la bielorusa, que aun estando a ojos vista agotada, echó el resto, consiguió igualar el partido, e incluso ir por delante en el tercer set, ante el delirio del público (había una apreciable colonia de aficionados polacos en la grada). Enfrente, una tenista de gran categoría, más inteligente, tenísticamente hablando que la jugadora bielorusa, de gran movilidad y técnica y sabiendo en todo momento cómo había que jugar cada punto para doblegar el juego emocionante, potente y de entrega de Sabalenka.
En definitiva, un regalo de tenis paro los que hemos presenciado este gran partido. Hemos asistido al renacimiento tenístico de este deporte en Madrid en esta temporada. Esperamos lo mismo, ante la final de este domingo.
