Es importante lo que el presidente de la ciudad, Juan José Imbroda, destaque en su discurso del Día de Melilla. Creo que va a poner el acento sobre el desarrollo económico de nuestra ciudad, que es imprescindible, como la reordenación total de la frontera "La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas", escribió Albert Camus. "En España no cabe ni un tonto más", dice y repite, entre otros muchos, Carlos Herrera en la Cope. No se cual de las dos frases es más inteligente. La primera es intelectualmente superior, pero la segunda es, sin duda, muy descriptiva de la situación actual de nuestro país, que ya se encuentra en una situación pre revolucionaria. Más por las faltas, o la inacción, de los demócratas que por las virtudes, que no existen, de los totalitarios, es cierto, pero también porque en España hay muchos, muchísimos tontos ignorantes de baba.
Un ejemplo muy grave de lo primero: lo que está pasando en Cataluña. Un ejemplo muy gráfico, y local, de lo segundo: las acciones y exabruptos de seres como Emilio "El Rojo", antes Piticlín el inútil fatuo, o de una tal Vecina de arriba, de abajo, de enmedio, no sé de donde, activista enloquecida y vacua del extinto PPL y de las cloacas de las redes sociales, colocada ya, ahora, en la administración pública local, en el Instituto de las Culturas, o de lo que sean, porque de la mente de la tal Vecina poca cultura va a surgir, más bien todo lo contrario.
En uno de sus extraordinarios Ensayos, Michel de Montaigne escribe sobre "la inconstancia de nuestros actos" y dice: "El papa Bonifacio VIII llegó a su cargo, según dicen, como un zorro, se portó en él como un león y murió como un perro". Me vino a la memoria -no piensen mal los pelotilleros habituales- el caso de Jordi Pujol, el hombre que fue capaz de integrar la Cataluña autonómica en la España descentralizada, fue aclamado por derecha e izquierda como un gran estadista, se convirtió en el ideólogo de la ruptura y ha sido repudiado finalmente como un consumado ladrón.
Oigo patria tu aflicción, se cantaba en España el 2 de mayo de 1866. Ahora se vuelve a oír ese lamento, que sólo se puede evitar si, como dice Arcadi Espada, Puigdemont aparece el 1-O en televisión como un vencido. Por lo que él prefiera (la intolerancia, la violencia de un gobierno que avergüenza las democracias, bla, bla, bla), pero vencido. Si no, el Estado de Derecho se habrá acabado en España y los que no han sido capaces de defender al Estado de Derecho, a España, deberán purgar sus culpas. Repito, con Camus: la tiranía totalitaria no se habría edificado sobre las virtudes de los totalitarios, sino sobre los errores y la pasividad de los demócratas.
En el ámbito melillense insisto, porque tengo la obligación moral de hacerlo, que la situación de la ciudad no permite ya la pasividad, sobre todo económica, que Melilla padece. Nuestro 520 aniversario como ciudad española, este domingo, nos obliga a pensar sobre la ciudad que hemos heredado, la que queremos y lo que estamos dispuestos a hacer para que esta, la que queremos, sea la Melilla del futuro próximo. Una ciudad que se parezca más a Mónaco, por ejemplo, que a Farhana, por poner otro ejemplo y con todo el respeto para el pueblo vecino. Una ciudad en la que no esté justificada esa descomunal desilusión colectiva que ahora nos domina en una sociedad estacionaria (estanco, inmóvil, estática) como es la actual sociedad melillense y muy especialmente su economía.
Hoy Melilla cumple 520 años. Tenemos una larga historia española, recibimos una herencia muy importante que tenemos la obligación de mantener y potenciar. Podemos lograrlo y para ello es importante que conozcamos y honremos nuestro pasado, anteponiendo lo que nos une a lo que nos separa. Es importante, también, lo que el presidente de la ciudad, Juan José Imbroda, destaque en su discurso del Día de Melilla. Por lo que he hablado con él creo que va a poner el acento sobre el desarrollo económico de nuestra ciudad, que es imprescindible. La reordenación total de la frontera es fundamental y creo que así lo dirá Imbroda, muy convencido de que nuestra frontera debe ser una frontera europea y para beneficio de todos, alejada de la mala imagen que ahora arroja sobre nuestra ciudad. La ampliación del Puerto que, en contra de muchas opiniones cada vez está más cerca de empezar, es de enorme importancia para ese desarrollo económico imprescindible, además de liberar al centro de la ciudad de actividades contaminantes. Conseguir nuestra entrada en la Unión Aduanera Europea en las mejores condiciones posibles supongo que también será algo que el presidente de la CAM tocará hoy y es bueno resaltar que todos los partidos políticos de Melilla se han pronunciado a favor de esa medida -que ya propuso y estudió SODEMEL- lo cual es un indicador de que hay temas de Ciudad -con mayúsculas- que deben de estar por encima de las luchas partidistas. Como celebrar juntos el Día de Melilla, por ejemplo.
Posdata. Agradezco mucho al grupo de Guardias Civiles el detalle que tuvieron para conmigo el pasado sábado, un detalle que comparto con tres de las personas que más y mejor han trabajado en el campo de golf de nuestra ciudad, tres personas extraordinariamente valiosas que han sido injustamente dañadas, mis amigos José María, David y Oli. Es importante el detalle y la distinción de los guardias, en sí y también porque algún que otro guardia civil, además de hacer un enorme, injusto e injustificado daño a muchos melillenses y a la ciudad en general -daño por no decir algo mucho peor- intentaron difamar a nuestro periódico en general y a mí en particular. Siempre hemos alabado el sacrificio que muchos guardias civiles hacen en favor de los ciudadanos. Siempre hemos creído que en la Guardia Civil hay muchas más personas buenas y eficaces que malas e inútiles. Pero de estos, como en todas las profesiones, haberlos haylos, por desgracia. Y entre ellos no están, desde luego, los que ayer estuvieron, por iniciativa propia, en el campo de golf y agradecieron lo que es agradeciese.
