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“No quiero indemnización, lo que quiero es que esto no vuelva a pasar”

La mujer acudió a Urgencias tras ser derivada del ambulatorio de Cabrerizas por un fuerte dolor de cabeza

Durante la mañana de ayer se desarrolló la segunda sesión del juicio al médico acusado por un presunto delito de homicidio imprudente por dar el alta del servicio de Urgencias que falleció horas después en la cama de su vivienda en 2013. Tras escuchar todas las declaraciones, el Ministerio Fiscal sostuvo su petición de sentencia condenatoria, reclamando para el facultativo la pena de tres años de prisión y cinco años de inhabilitación profesional por cometer "omisión voluntaria no maliciosa" al no evitar la muerte de la mujer. La defensa, por su parte, solicitó la sentencia absolutoria al entender que la sintomatología que presentaba la paciente se correspondía con un cuadro de cefalea primaria y que en ningún caso el encausado hizo dejación de sus funciones. Ayer se celebró la segunda sesión del juicio en el que un médico de Urgencias del Comarcal comparecía como acusado por un presunto delito de homicidio imprudente. El facultativo, cuyo nombre se corresponde con las siglas L.M.M., se enfrenta a la posible pena de tres años de prisión y cinco años de inhabilitación profesional por dar el alta a una mujer que falleció a las horas de acudir al Hospital en la cama de su vivienda. El médico atendió a la enferma el 13 de diciembre de 2011, después de que fuese derivada a Urgencias desde el ambulatorio de Cabrerizas.

El marido de la víctima, que murió a los 28 años, fue la primera persona que ayer prestó declaración ante la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla. El hombre no reclamó indemnización por el fallecimiento de su esposa. "No quiero indemnización, no entiendo de eso, lo que quiero es que esto no vuelva a pasar", manifestó.

Según su relato de los hechos, por la mañana recibió una llamada de su mujer quejándose de un agudo dolor de cabeza. "Estuvimos desde las 11 hasta las 16 horas en el centro de salud", recordó. Tras ser atendida por su médico de cabecera y por otros dos facultativos del ambulatorio, los sanitarios le indicaron que llevase a su mujer a Urgencias. "No sabemos lo que tiene, llévatela para el Hospital", aseguró el hombre que le dijo el último doctor que asistió a su mujer en el centro de atención primaria.

"Cuando salió estaba peor"
"Ella decía que le iba a explotar la cabeza", expuso el testigo. Según indicó, llamó a su primo para que los llevara a Urgencias, ya que la víctima "no podía ni andar". Al llegar al Comarcal, su mujer fue ingresada y permaneció durante horas en la sala de observación. A las horas, relató, un vigilante comunicó a los familiares que podían irse con la enferma. "Cuando salió estaba peor, no se podía ni sostener", aseguró el viudo. Según expuso, algún trabajador del hospital, sin saber identificar su puesto, le dijo que su mujer "estaba mejor" y "que fuese mañana al centro de salud".

Según siguió contando, tras abandonar el Comarcal él y su mujer volvieron a casa. La mujer sufrió vómitos en tres ocasiones distintas, según apuntó. "Estaba mareada, sin poder levantarse", detalló el testigo. En torno a las 6.45 horas preguntó a su mujer si se encontraba mejor, a lo que ella le respondió que sí, siempre según su versión. Al creer que la víctima había mejorado, el hombre se fue a rezar a la mezquita. Cuando regresó, alrededor de las 7.10 horas, ya había fallecido.

El primo del marido fue la persona que trasladó al matrimonio del centro de salud al Comarcal. Según expuso, cuando llegó al ambulatorio se encontró "tumbada" a la mujer de su primo. Llevó a la pareja a Urgencias y esperó junto al marido a que dieran el alta a la mujer. Tras recibir el aviso de un guardia jurado de que la enferma se encontraba en el pasillo, el marido acudió a por ella, según recordó. "Yo no le vi, pero estaba apoyada en la pared, cuando salió el marido la tenía cogida", declaró. Luego llevó al matrimonio a la vivienda y se marchó, según dijo.

Los peritos de la defensa
Ayer también prestaron declaración los cuatro peritos propuestos por parte de la defensa. Uno de ellos declaró por videoconferencia. Según aclaró, nunca trabajó como médico en Melilla y tampoco conocía al procesado. En base al historial clínico de la enferma, el testigo dedujo que, tras la correcta exploración general y neurológica, la mujer no presentaba síntomas que dieran signos de afectación neurológica, sino que todo apuntaba a que estaba padeciendo un cuadro de cefalea primaria.

El doctor que participó en el informe pericial de la defensa incidió en que la hipertensión intracraneal, causa de la muerte según el médico forense que realizó el levantamiento de cadáver, tiene asociado un cortejo de síntomas que no aparecían en el cuadro del historial clínico. "Es rarísimo que una mujer con el cuadro de esta paciente falleciera, no lo hubiéramos pensado nunca", subrayó. Asimismo, sostuvo que si la mujer hubiera tenido dificultades para andar si se habría tenido en cuenta como una alteración neurológica y se habría procedido a realizar un TAC. "En ningún servicio de Urgencias en el que una señora se desploma se le deja ir a casa", valoró.
"Estamos ante un caso de especial complejidad", agregó otro de los peritos, médico en el área neurológica del Comarcal. Según sostuvo, cuando se produce la hipertensión intracraneal fallan todas las funciones neurológicas por lo que, en este caso, habría sido muy difícil detectarlo con los síntomas que la mujer presentaba. A su parecer, debía existir una "explicación distinta" sobre la muerte de la paciente. Su compañero, también facultativo en el hospital melillense, sostuvo que una arritmia podría haber sido la causa de la muerte que se habría producido de forma súbita. "Es una posibilidad", apuntó. "Creo que no se puede saber lo que ha ocurrido con certeza", señaló el perito.

Conclusiones
El Ministerio Público mantuvo la petición de sentencia condenatoria tras escuchar todas las versiones. Según sostuvo, había quedado demostrado que el procesado hizo "omisión voluntaria no maliciosa" de sus funciones al dar de alta a la paciente sin que hubiera mejorado su estado de salud. Pese a las dificultades para detectar la patología, apuntó que tendría que haber adoptado todos los medios adecuados para realizar un buen diagnóstico, en cuyo caso se podría haber tratado de salvar a la mujer.

La defensa, por su parte, reclamó una sentencia absolutoria al entender que la sintomatología que la paciente presentaba era propia de una cefalea primaria y no mostraba síntomas que pudieran poner en alerta al facultativo al no advertir ninguna anormalidad neurológica tras la exploración. En este punto, señaló que los médicos del ambulatorio coincidían con el diagnóstico de L.M.M. y subrayó que, en ningún caso, su representado hizo dejación de sus funciones.

La juez tendrá que decidir.

La primera vista

El acusado: Según el médico procesado, la víctima le refirió que se había despertado con ese dolor de cabeza. Tras explorarla detenidamente, aseguró, dedujo que sufría un cuadro de cefalea primaria. Suministró un sedante a la paciente y la dejó en observación, donde reevaluó sus constantes en distintas ocasiones sin percibir síntomas de empeoramiento, siempre según su versión. “En las últimas horas me refería que se quería ir, que se encontraba bien”, señaló. “La mujer mejoró y se fue sin dolor de cabeza”, sostuvo el procesado.

Médicos del ambulatorio: Las dos doctoras que atendieron por la mañana a la paciente coincidieron en el diagnóstico de cefalea primaria y en señalar que la mujer no mostraba “ninguna anormalidad”. La primera, su médico de cabecera, le suministró un Nolotil. La segunda facultativa le proporcionó oxígeno y un ansiolítico. Esta última indicó que le “impresionó” que el dolor de cabeza fuese tan “intenso” que provocase nerviosismo en la víctima. Le dijo al doctor que le relevó que, en el caso de no avisar mejoría, derivase a la mujer a Urgencias del Comarcal.

La forense: A juicio de la forense que practicó el levantamiento de cadáver, la mujer falleció a consecuencia de una hidrocefalea obstructiva causada por un quiste coloide. Según apuntó, “no se llevaron a cabo las pruebas necesarias” en el servicio de Urgencias para diagnosticar el origen del dolor de cabeza. Valoró que la sintomatología presentada tendría que haber “puesto en alerta” y que “lo lógico” habría sido que no se le diera el alta. Afirmó que los familiares le refirieron síntomas como mareos y dificultades en el habla que no aparecían en la documental médica. Según le dijeron, la mujer abandonó el Comarcal en mal estado.

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Irene Quirante

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