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Merecidísima Medalla de Oro

Los Bomberos demuestran día a día su grandeza y ganas de trabajar por Melilla y por eso se les debe respaldar desde la Ciudad Autónoma no solo con una merecida Medalla de Oro, sino también dando cumplida respuesta a sus necesidades de plantilla y otros recursos por el bien de toda una ciudad que se siente en buenas manos con estos grandes profesionales La Asamblea hará hoy justicia con un Cuerpo, el de los Bomberos, otorgándole una merecidísima Medalla de Oro, la máxima distinción que concede la Ciudad Autónoma. A nadie se le escapa que los Bomberos han sido una de las claves principales para que Melilla pudiera volver cuanto antes a la normalidad tras el terremoto que sufrió hace poco más de tres meses, el 25 de enero. La fuerte sacudida a la que se vio sometida la ciudad, de magnitud 6.3 grados en la escala Richter con epicentro el sur de la Isla de Alborán, provocó daños y temores en una ciudad donde los Bomberos supieron estar a la altura, respondiendo a infinidad de actuaciones.
Sin una respuesta tan ejemplar de esta plantilla, nada habría sido lo mismo en aquellos días posteriores al terremoto, en los que la plantilla del Servicio de Extinción y Prevención de Incendios acumuló más de la mitad de todas las actuaciones del año pasado. Y ese trabajo a destajo de una plantilla más reducida de lo deseable es lo que ha permitido que Melilla fuera, poco a poco, recuperando la normalidad, reabriendo calles y permitiendo o no la entrada a edificios dañados tras apuntalar viviendas, sanear cornisas y revisar numerosos inmuebles durante aquellos intensos días.
MELILLA HOY ya reconoció este generoso esfuerzo en estas mismas líneas cuando la ciudad aún se estaba recuperando del impacto que supuso en todos el terremoto pocos días después de la sacudida. Este Periódico fue el primero que públicamente pidió la Medalla de Oro de Melilla para el Servicio de Prevención y Extinción de Incendios, aunque el Gobierno autonómico se apresurara después a decir que era una cosa que ya habían pensado hacer. Mejor entonces si así era, pero eso no quita para que también fuera muy necesario reconocer públicamente, más allá del agradecimiento, el enorme trabajo de unos Bomberos que han demostrado estar sobradamente preparados, a pesar de que son tan pocos en la plantilla. Una carencia que ni siquiera ante una catástrofe como la que vivimos con el terremoto ha impedido dar esa enorme respuesta.
Eso no quita para que el Gobierno de Melilla actúe cuanto antes no sólo otorgando la Medalla de Oro, sino también dando respuesta a las necesidades de los Bomberos, que requiere ampliar la plantilla con nuevos efectivos. No en vano, sus recursos humanos son muy limitados y la mayoría empiezan a tener una edad avanzada para las exigencias físicas que requieren estos puestos. Ahora hay tres plazas en oposición y en unos meses habrá otras dos, pero hay que hacer más en este sentido, porque lo que no es normal es que los Bomberos se vean en situaciones como la que tuvieron ayer, cuando apenas pudieron atender dos emergencias simultáneas e importantes por falta de personal. Este contratiempo se pudo solventar gracias a que un mando que estaba allí fuera de servicio echó una mano a sus compañeros.
Este es un ejemplo más de la grandeza y ganas de trabajar por Melilla que demuestran día a día los Bomberos, a los que se les debe respaldar desde la Ciudad Autónoma no solo con una merecida Medalla de Oro como la que hoy se les va a conceder para su posterior entrega en el Día de Melilla, sino también dando cumplida respuesta a sus necesidades por el bien de toda una ciudad que se siente en buenas manos con estos grandes profesionales.

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