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Atril ciudadano

Melilla aquel enclave de España en África…

Melilla está sumida en la calamidad. La calamidad no nos viene de que nos tachen de cuna de la Yihad. Denominativo del todo exagerado. Ni de la valla. No, nos viene a causa de los subsaharianos. Estampa, que sea dicho de paso, se ha convertido en rutinaria, no nos escandaliza y convivimos con la realidad de los flujos migratorios, si bien agradeceríamos un compromiso cierto e inmediato para con esta causa de la Unión Europea

. No basta con ser una estrella en la bandera europea, sino que esta estrella debe de brillar y significar algo para los ciudadanos, lo cual dudo que sea así, al menos para mí.

Vuelvo a la calamidad. Me encanta mi ciudad, es un lugar entrañable, variopinto lleno de vida y humanidad. Sin embargo, algo la turba, nuestro Ayuntamiento. Recordemos qué es este edificio: “Corporación compuesta de un alcalde y varios concejales para la administración de los intereses de un municipio”. De nuestro ayuntamiento, solo emanan escándalos unidos a la corrupción; detenciones, redadas, imputaciones… (
Recordar que la semana pasada fue noticia la imputación de nuestro presidente Sr. Imbroda por el Tribunal Supremo, por un presunto delito de prevaricación. Ya que en nuestra corporación local lo que se administran son los intereses personales, y la calderilla va para el municipio, por supuesto la calderilla se emplea mejor cuando se acercan las elecciones.

Pero la verdadera calamidad viene de los melillenses. Sí, me duele ser tan crítica, pero así es. La calamidad es nuestro miedo al cambio, miedo a hacerlo fáctico con en el don de la democracia. Esta ciudad se encuentra anclada a un rancio abolengo, se mantiene a los mismos en el poder a causa de temores infundados. Se vota a una derecha desligada de la ciudad, creyendo defender la "españolidad" de nuestra ciudad, que nada debe de temer si el ayuntamiento pasa a manos de otro partido político. El PP en Melilla lleva años acomodado, no lucha para merecerse el mando de la ciudad, simplemente se “ha acostumbrado” a estar ahí…
Como todas las ciudades españolas tenemos muchos problemas sociales que abordar, la diferencia con ellas es la peculiaridad de Melilla, estos problemas sociales tienen nombre propio, “mayoría bereber”. Melilla, ciudad española en el norte de África, es eso norte de África, por lo que es normal que de todos los españoles que vivimos aquí haya una mayoría étnica y cultural bereber (amazigh). Perpetuar el malogrado gobierno del PP por miedo a que esa mayoría no sienta la "españolidad" es la insensatez y la incoherencia más grande jamás infundada que mantiene una oligarquía camuflada de gobierno constitucional en esta pequeña ciudad.

La juventud está amansada, debemos dar un paso al frente, debemos armarnos de valores y de valor para decidir qué y a dónde queremos ir. Queremos que Melilla sea algo más que un stand de playa en FITUR, queremos una apuesta firme con nuestra interticulturalidad que lo sea de hecho y de Derecho, queremos políticas que saneen los barrios que de forma supuesta “encunan” yihadistas, queremos medidas activas para la empleo, necesitamos un gobierno pro activo, inconformista, con ideas nuevas y una motivación cuya base sea llevar Melilla a los niveles más altos de bienestar. Acabemos con la calamidad, acabemos con las situaciones que nos turban y que nos avergüenzan. Este año hay más opciones que nunca en el panorama político. El resto de españoles debe de saber que Melilla hace años que dejó de ser un enclave, es una ciudad con vida y carácter propio, por todo ello somos parte del tesoro cultural e histórico que forma el Estado español.

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