Leyendo, mi actividad habitual, confirmo durante estos últimos días que, como ya pensaba, no es que la China de Xi Jinping -el nuevo Mao, el nuevo déspota- haya querido dejar de ser, como dice el déspota, la fábrica barata del mundo, sino que ya no puede seguir siéndolo, porque el crecimiento derivado de sus inmensas exportaciones a bajo precio y bajos salarios ya es imposible de mantener. China tiene una población muy grande, con unos ingresos per cápita muy bajos, pero creciendo -aunque al déspota no le guste, porque la pobreza general es la que asegura la dependencia de los chinos del poder absoluto del nuevo Mao- y un Producto Interior Bruto (PIB) también deficiente.
Es un hecho que, fuera de las democracias liberales, no hay innovación técnica ni científica (China, por ejemplo). Es un hecho que la ignorancia de muchos de los políticos gobernantes -muy especialmente los de Melilla, de antes y de ahora- unida a la invasión paralizadora de la burocracia -en Melilla un especial tormento totalitario- nos ha llevado a la muerte económica en la que nos hallamos.
“Las empresas son la única fuente de riqueza”, leo. Debería ser grabada esa frase en la frente de muchos políticos y en la de muchos “representantes” oficiales de los empresarios, suplicantes habituales de los burócratas gubernamentales.
He leído también un libro muy original: “Cervantes para cabras, Marx para ovejas”, de un para mí desconocido Pablo Santiago Chiquero. Va por la 16ª edición. Es una novela cervantina, con continuas referencias al Quijote. Por ejemplo, el capítulo VII se titula “Del ingenioso y nunca oído ardid con el que Mateo y Lázaro extendieron la lectura entre sus vecinos, y del experimento científico que llevó a cabo entre cabras cervantinas y ovejas marxistas”. Éxito merecido, el de este ingenioso e inteligente libro, con la importancia de la lectura como fondo. Por cierto, el libro es la principal industria cultural de nuestro país, que ha sido este año el país invitado principal de la Feria del Libro en Francfort, cuyo lema ha sido ‘Traducir, Transformar. Trasladar’. ¿Te gusta, Elena?
Más lecturas y más enseñanzas: “fue la crueldad de Herodes la que hizo desenvainar los entepuñales, pero vuestro egoísmo y cobardía fueron las cuerdas que ataron los pies y las manos de las víctimas” leo en “El Evangelio según Jesucristo” un gran libro de un premio Nobel de Literatura, el portugués José Saramago. En el libro, Dios se entrevista con Jesús, al que confiesa que es su padre y le comunica su deseo de que sea el instrumento, el mártir con muerte dolorosa e infame, necesaria para que él pase “de dios de los hebreos a dios de los que llamaremos católicos”, porque, añade, “el hombre es palo para cualquier cuchara, desde que nace hasta que muere está siempre dispuesto a obedecer, el hombre es lo mejor que le ha podido ocurrir a los dioses”. Tu “serás la cuchara que yo meteré en la humanidad para sacarla llena de hombres que creerán en el dios nuevo (y universal) en el que me convertiré”.
Leyendo el MELILLA HOY: “Los datos del Producto Interior Bruto (PIB) de España son una vergüenza”, titulaba el domingo pasado nuestro Semanario económico QUEZ. No hay históricamente gobierno democrático alguno que no pierda las elecciones si la inflación supera el 5%, me decía la semana pasada un buen amigo, experto en inversiones (la inflación de España ahora roza el 10% y con los impuestos subiendo). Los Estados Unidos se sublevaron contra Inglaterra cuando los británicos quisieron elevarles los impuestos; empezó la guerra y se independizaron. Son solo tres referencias, que nos conducen a una conclusión: el PSOE de Sánchez, el sociocomunismoseparatista, dejará de gobernar en España, primero, en mayo, en varias Comunidades Autónomas, después, a finales de año, en España entera.
Tampoco va a ayudar lo que sucede en el mundo. El Euribor se dispara al 2,78%, por encima de lo de la burbuja inmobiliaria. Las hipotecas “se encarecen al nivel de la gran crisis” (El Mundo, 22/10). Negros nubarrones económicos hacen aún más oscuro el panorama.
‘Aldeas Potemkin’, fue el título del gran artículo de Miguel Platón del 22/10. “Fue a finales del siglo XVIII, cuando a la emperatriz rusa Catalina II (la Grande) se le ocurrió efectuar un viaje por el interior del país. Con el fin de ocultar la miseria del mundo rural, su jefe de gobierno y antiguo (inteligente y duradero) amante Grigori Potemkin tuvo la ocurrencia de levantar un decorado de supuestos pueblos, conocidos desde entonces como Aldeas Potemkin. El nombre se utiliza ahora como símbolo de las manipulaciones políticas que buscan ocultar la realidad”. La política de Pedro Sánchez, en suma.
Catalina II, la Grande, fue emperatriz de Rusia desde 1762 hasta 1796, una larga hazaña. Le sucedió, a su muerte, su hijo Pablo I, que no estaba a su altura y al que maltrató y limitó concienzudamente. Potiomkin (en España conocido como Potemkim) fue nombrado gentilhombre de cámara tras ser coronada Catalina y -dice el historiador Simón Sebag Montefore en su libro ‘Los Románov, 1613-1918’- fue el único con una inteligencia comparable a la de la emperatriz. Por cierto, la inteligencia y el conocimiento no es lo que sobra en nuestros gobiernos, ni en el nacional, ni en el local.
