'De la transición a hoy' es el título con el que el exministro de Justicia y actual consejero permanente del Consejo de Estado, Fernando Ledesma, abrió ayer las Jornadas de Derecho 'Enrique Luis Vadillo'. El magistrado llevó a cabo un balance desde la aprobación de la Constitución en 1978 y el papel "protagonista" de la población española, de los "niveles éticos" a los que deben estar sometidos los políticos, así como, de las consecuencias de la "demolición" del Estado de Bienestar y el papel de los operadores jurídicos en "garantizar el respeto a los derechos de los ciudadanos, entre ellos los socioeconómicos”. El exministro de Justicia y actual consejero Permanente del Consejo de Estado, Fernando Ledesma, realizó un recorrido durante su ponencia desde la aprobación de la Constitución en 1978 hasta la actualidad con el origen en el panorama político de nuevas fuerzas y formas de participación de la ciudadanía.
Para ello, el exministro explicó que tras la aprobación de la Constitución de 1978 la política y los españoles "empezaron a ser conscientes de que son los titulares de la soberanía". Sin embargo, el magistrado jubilado apuntó que tras unos años "la política se prestigia" y pasa a ser "una política férrea como consecuencia de las malas conductas que se observaron".
En este sentido, Ledesma explicó la "imprescindibilidad" de l política en tanto que los políticos en las sociedades democráticas "están llamados a tener un papel esencial", que a su vez también implica un sometimiento "a unas reglas muy estrictas de conducta con unos niveles éticos altos".
A preguntas de los periodistas sobre el "desapego" a la política, Ledesma cree que existe un desapego "a una forma determinada de hacer al política". Aún así, considera que detrás del esta actitud "lo que están reclamando es su interés por la política cuando se somete a unos principios éticos y de servicio público". A juicio del exministro la política no es un trabajo en el que "se entra para hacerse uno rico sino que está para servir y entendida así los ciudadanos siguen manteniendo un gran respeto por la política".
"Desmontaje" del Estado de Bienestar
Asimismo, en el marco de la política, el exministro trató de hacer un análisis actual de la situación del Estado de Bienestar el cual considera "la herencia más importante del Siglo XX". A juicio de Ledesma actualmente "se observa en el mundo entero un desmontaje del Estado de Bienestar", lo cual considera un "suicidio". Y es que esta "demolición" da lugar a que una parte de la sociedad "que va creciendo,", a la vez que "se va quedando fuera del desarrollo en una situación de riesgo muy amplio de precariedad". Por ello, considera que se debe "evitar", ya que "es fundamental para el contrato social".
En esta misma línea, preguntado por si España está viviendo una "segunda transición política", Ledesma cree es una "etapa política" en la que la gente está "contrarrestando" el deterioro del Estado de Bienestar impulsado por una ideología neoliberal.
Por todo ello, le magistrado también abordó durante su charla desde exmagistrado algunas reflexiones sobre la importancia de los operadores jurídicos "en las prestaciones y la garantía del estado social".
"Qué el pueblo participe y se interese por la política me parece algo positivo"
Estas fueron las palabras de Ledesma tras preguntarle acerca del surgimiento de nuevas formaciones a las cuales se mantiene atento pero reconoce que "hay que dejar pasar el tiempo" y analizar "las nuevas organizaciones políticas y nuevas formas de participación".
Y es que el exministro afirmo que los partidos "son una forma de hacer política, pero no la monopolizan". Por ello, considera que la aparición de otras fuerzas u organizaciones "con vocación de representación política e incidencia en la sociedad y objeto de hacer bien las cosas", no deben ser vistas "con pesimismo ni con sospecha".
Así, insistió en dejar pasar el tiempo para observar su funcionamiento y las nuevas formas de participación ya que el hecho de que "el pueblo participe y se interesa me parece algo positivo". A la vez, el exministro plantea que lo que hay que reclamar, para esas personas, es que "su actuación produzca efectos positivos en la condición humana que efectivamente mejoren la situación".
