Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Atril ciudadano

Las corridas de toros atentan contra la moral, la ciencia y la cultura

Todavía no he podido entender en qué se basan los pocos taurinos que quedan en España, como si de una reliquia se tratara, para afirmar que un toro no sufre durante la celebración de una corrida. Sin embargo para ilustrarles, el prestigioso veterinario Dr. Albert Sordé, profesor en la universidad de Barcelona hizo una detallada descripción científica de lo que allí ocurre:
“Tras salir a la plaza el picador le clava en el lomo la puya que le destroza trapecio, romboideo, espinoso y semiespinoso, serratos y transversales del cuello, además de vasos sanguíneos y nervios, abriéndole grandes agujeros por donde luego van a hundirse las banderillas punzantes de entre 6 y 8 CMS. de longitud, las que le desgarran la carne. Luego, atraviesan al animal con un estoque de 80 CMS. de longitud y doble filo, el mismo que puede destrozarle el hígado, los pulmones y la pleura. De hecho, cuando la espada le corta la gran arteria, el toro agoniza con enormes vómitos de sangre, que le salen a chorros por la boca y la nariz. El toro se resiste a caer, y, por su gran memoria, suele encaminarse a los chiqueros, pero sus verdugos le apuñalan la nuca con un Descabello de 10 CMS. Después de un tormento inimaginable, el animal finalmente cae al suelo, porque el Estoque le ha ido destrozando los órganos internos al forzarlo a girar a izquierda y derecha. Cuando cae al suelo, le clavan en la nuca La Puntilla de 10 CMS. con el que le hurgan hasta cortarle la médula espinal. El toro queda así paralizado, sin poder siquiera respirar, por lo que finalmente muere asfixiado”.
En España la actividad taurina es sostenida con fondos públicos a pesar de que la mayoría de los españoles no se sienten identificados con la misma. Ya en 1984 la encuesta del prestigioso Instituto Gallup mostró que había un aficionado por cada 6 personas. En lugar de partidas presupuestarias específicas, la ayuda oficial se imparte con subvenciones a los ganaderos, y además los toros muertos se comercializan a pesar de que su carne ha sido reiteradamente señalada como peligrosamente tóxica para el consumo humano. También se suman los gastos en promoción turística -a pesar de que cada vez más los turistas repelen las corridas. Como es de suponer existe asignación de dinero para fomento de actividades taurinas, y la propiedad de las plazas de toros son mantenidas por los Ayuntamientos. Lo que viene a decir que sí es cierto que las corridas mueven dinero, pero es un dinero público, dinero de todos, también de los antitaurinos.

Una corrida de toros es en definitiva un teatro de crueldad donde los que sufren son los únicos a quienes no les interesa participar. Unos 35.000 toros por año son torturados hasta el último soplo y cientos de caballos atrozmente mutilados, desechados después de algunas corridas y a veces muertos. La UNESCO definió en 1980 el concepto de corridas de toros como “El malhadado y venal arte de torturar y matar animales en público y según unas reglas. Traumatiza a los niños y a los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por estos espectáculos. Desnaturaliza la relación entre el hombre y el animal. En ello constituye un desafío mayor a la moral, la ciencia y la cultura”.

Los que aún dudan y también los que no, deberían saber que a los "antitaurinos" lo que realmente nos importa es conseguir la abolición de un espectáculo cruel que termina como empieza, con la agonía de un poderoso animal a manos de personas de dudosa sensibilidad. Un toro es un maravilloso e imponente ser vivo que no ha nacido para ser humillado ni desangrado en público para entretenimiento del débil y desviado "placer de mirar" del ser humano. Ese animal noble y magnifico siente el dolor igual que lo sentimos nosotros y a ninguno de nosotros nos gustaría que nadie nos hiciera algo así, esa es sencillamente nuestra lucha. En cualquier situación de la vida la Regla de Oro de Jesús de Nazaret es válida, también aquí: "No hagas a nadie lo que no te gustaría que te hicieran a ti", así de sencillo.

La tortura que infringe el ser humano a otro ser vivo nunca es cultura, es bajeza que nos rebaja y nos embrutece. ¡No participe usted de ese espectáculo y déjele la vida a su legítimo dueño! En la mayoría de las Biblias el texto del quinto mandamiento es sencillo y claro: “No matarás”. ¿Y qué quiso decir el profeta Isaías con sus palabras: “Aquel que inmola a un buey es como si degollase a un hombre? Es una pregunta que necesita la reflexión de las personas del siglo XXI y de ciudadanos de un país moderno y comprensivo con los seres de su entorno. Por eso para mí personalmente, la respuesta a las palabras del antiguo Profeta Isaías son fáciles de entender: Quien mata a un toro ese mata a su hermano, y quien participa y lo apoya es cómplice.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€