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La unión hace la fuerza

La lucha por no perder el contrato marítimo que une los puertos de Melilla, Málaga y Almería desde hace décadas será, sin duda, uno de los objetivos de ese grupo de trabajo que han creado, una buena iniciativa que lo extraño es que no haya surgido mucho antes, y en el que sería importante que también cuenten con el puerto de Motril, al que ya han dicho que invitarán, porque también tiene una parte importante del pastel marítimo aunque no sea mediante un contrato de servicio público Los puertos de Melilla, Almería y Málaga han decidido unir sus fuerzas en busca de objetivos comunes, que son muchos, teniendo en cuenta que les unen unas conexiones marítimas con más de un siglo de historia. Rutas que, además, se enfrentan a grandes retos, dada la enorme competencia que hay actualmente en el sector del transporte marítimo en el Estrecho. Conectar Europa con África en barco es un pastel cada vez más goloso para las compañías, como así demuestran los crecimientos con los que cierran año tras año la mayoría, si no todos, de sus puertos. Una línea ascendente propiciada también por la llegada de compañías que hasta hace un tiempo tenían localizada su actividad lejos del Estrecho, como es el caso de Baleària y Naviera Armas, cuyos respectivos mercados hasta hace unos años estaban en las conexiones de los archipiélagos balear y canario, respectivamente. Un futuro prometedor por delante en esta zona del Mediterráneo les atrajo como si fuera un imán. No se equivocaron en su apuesta a la vista de los resultados que arroja el transporte marítimo en esta zona, en el que participa Trasmediterránea desde el principio, propiciando una competencia que beneficia fundamentalmente al pasajero, y también a los puertos que conectan.
Pero como decíamos al comienzo de este Editorial, hay grandes retos por delante, dos de ellos muy inmediatos. Uno de ellos, la Operación Paso del Estrecho, que arranca en cuestión de tres semanas, y que supone, sin lugar a dudas, los tres meses más intensos del año para los puertos. Pero el más importante por lo que puede suponer para el futuro es la incógnita del contrato marítimo, después de que una de las empresas que optan a hacerse con él, Trasmediterránea, haya presentado una oferta de cero euros. La pregunta que todo el mundo se hace está ahí: ¿qué puede ocurrir si finalmente el contrato marítimo se adjudica sin un respaldo económico por parte el Estado? Esta semana, los presidentes de los puertos de Málaga y Almería ya han advertido de que podría ser interpretado por Europa como una declaración de servicio público innecesaria, dejando estas líneas al albur del libre mercado y sin un respaldo público que las garantice tanto en los buenos como en los malos momentos. Porque aunque ahora el sector marítimo atraviese un momento dulce por la bajada de los precios del petróleo y la subida de los pasajeros, como Trasmediterránea justifica su sorprendente oferta de cero euros, llegará un momento en que esa inyección de dinero público sí será necesaria por el déficit de unas conexiones vitales para la conectividad de una región extrapeninsular como es Melilla.
La lucha por no perder el contrato marítimo que une los puertos de Melilla, Málaga y Almería desde hace décadas será, sin duda, uno de los objetivos de ese grupo de trabajo que han creado, una buena iniciativa que lo extraño es que no haya surgido mucho antes, y en el que sería importante que también cuenten con el puerto de Motril, al que ya han dicho que invitarán, porque también tiene una parte importante del pastel marítimo aunque no sea mediante un contrato de servicio público.

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