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Carta del Editor

La República Bolivariana de Melilla

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Que insulten y calumnien a otros le parecía muy bien al presidente del PPL (y a su antipático y obseso pupilo, Julio Liarte). Muy democrático, según Velázquez, cuando no le atacaban. Muy feo, ahora, cuando M.N.Vida, como era de esperar, como ha hecho siempre, se dedica a organizar bronca allá donde esté y no se haga lo que ella ordena. ¿Suena a mentira velazqueña, una más de alguien tan juguetón como el antiguo presidente de Melilla? Pues parece que sí, que el proverbio judío es acertado, que con la mentira se pueden lograr algunas cosas, pero que es un camino sin retorno al que, una y otra vez, el mentiroso vuelve. Cambio el calendario de mesa de mi despacho y me llama la atención un proverbio judío que aparece ilustrando la hoja del 2 de enero, el primer día laborable del nuevo año. "Con una mentira puede irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver". Me viene a la memoria lo que acabo de leer en nuestro periódico del viernes, a propósito de Ignacio Velázquez y su relación con el ahora desarticulado y siempre repugnante perfil Lisbeth Salander, sobre el que esperamos ansiosos que se siga investigando hasta esclarecer quienes lo formaban y quienes eran los funcionarios que les filtraban información oficial y privada, cuando no falseada.

Velázquez, presidente del partido político PPL, enviaba el 15 de marzo del año recién terminado un correo a Salander haciéndole llegar su "más cordial enhorabuena por tu trabajo reconocido" y "por ese homenaje brindado por vigiatvmelilla", un programa de televisión digital amparado por la alegal televisión de Gaselec/Gustavo Cabanillas, casi tan repugnante como el perfil Salander. Ahora que Salander había empezado a atacar a su antiguo admirador, junto con su hasta hace poco estrecha colaboradora, M. Nieves Vida, a Velázquez ha dejado de gustarle tanto insulto, tanta calumnia, tanta porquería. Ya no le gustan ni Salander ni Vida, suponiendo que no vengan a ser más de lo mismo. Que insulten y calumnien a otros le parecía muy bien al presidente del PPL (y a su antipático y obseso pupilo, Julio Liarte). Muy democrático, según Velázquez, cuando no le atacaban. Muy feo, ahora, cuando M.N.Vida, como era de esperar, como ha hecho siempre, se dedica a organizar bronca allá donde esté y no se haga lo que ella ordena. ¿Suena a mentira velazqueña, una más de alguien tan juguetón como el antiguo presidente de Melilla? Pues parece que sí, que el proverbio judío es acertado, que con la mentira se pueden lograr algunas cosas, pero que es un camino sin retorno al que, una y otra vez, el mentiroso vuelve.

También vuelven los asaltos masivos a nuestras fronteras. Año nuevo, vida nueva para muchos inmigrantes que durante estos últimos días han logrado traspasar todos los obstáculos fronterizos, acceder a las inmediatas ayudas públicas reservadas a los que entran ilegalmente, esperar su traslado hasta la Península, primero, y al resto de Europa posiblemente, más tarde. Claro que, como bien describía un artículo de nuestra redactora Paqui Sánchez en el diario El Mundo del jueves -un artículo similar al que, de ella y de otros redactores del MELILLA HOY, hemos venido publicando en nuestro periódico- en términos cuantitativos el gran problema no es el de los inmigrantes subsaharianos, sino el de los sirios, que son muchos más, familias enteras que han entrado, se supone que haciéndose pasar por marroquíes y pagando generosamente por ello, a través de los pasos fronterizos, sin necesidad de saltos, dejando un sospechoso tufo de que algo no está suficientemente controlado ni es suficientemente limpio en nuestros controles fronterizos terrestres. Sirios que, dicho sea de paso, podrían entrar legalmente en España pidiendo, como ciudadanos de un país en guerra, asilo político, algo que no hacen porque entonces perderían el derecho a volver a pedir asilo en otro país europeo, y ellos prefieren hacerlo en Francia o Alemania, donde tienen más contactos.

Los asaltos, según la Delegación del Gobierno en nuestra ciudad, son cada vez más "agresivos", calificativo ahora de moda en boca del delegado. Y muy numerosos, más de 70 asaltos a la valla melillense durante el año 2014. Más de 1.400 inmigrantes en el CETI local, el triple de su capacidad máxima y de ellos unos 840 sirios, el 60% del total. Insistencia sobre lo que ya casi todos hemos dicho y repetido, en esta ocasión en el editorial de El Mundo del jueves: Los asaltos en la valla de Melilla son un problema europeo que requiere sentido de Estado, que no es el sentido más extendido entre nuestros políticos, por cierto. "Hay que actuar en los países de origen y concienciar al resto del mundo de la dimensión del problema", recomienda el mencionado diario, repitiendo lo que casi todo el mundo dice, sin que se halle el camino adecuado para poner en práctica tan sabias recomendaciones.

Como tampoco se encuentra solución adecuada para una legislación sobre la inmigración que no tuvo en cuenta que Melilla y Ceuta existen y están donde están, lo que lleva, además, a una desesperante situación anímica de indefinición e indefensión a los guardias civiles encargados del control de los asaltos, situación agravada por la actuación de profesionales de las organizaciones no gubernamentales, como Palazón y su "enfermizo afán de protagonismo", tal y como acertadamente le definía el viernes Bussian, acusándolo de intentar manipular a los inmigrantes sirios para su propio beneficio y como manera de atacar al Gobierno.

Antes de despedirme y desearles a todos ustedes que les traigan muchas cosas los Reyes, así como que el año 2015, en el que MELILLA HOY cumple 30 años de liderazgo absoluto en la prensa melillense, les sea muy propicio, leo en nuestro periódico del sábado que los 8.000 funcionarios de la Administración Pública estatal que hay en Melilla van a cobrar en los próximos días no sé qué parte de no sé qué extraordinaria. Los otros más de 1.000 funcionarios que trabajan en la Ciudad Autónoma, si no la han cobrado ya, lo harán pronto. Y se me ocurre que si del total de habitantes que tiene Melilla excluimos a los pensionistas, a los menores de edad y a los que cobran algún tipo de subsidio público, ya deben de quedar muy pocos melillenses sin el paraguas protector de la Administración Pública y, dado que la Ciudad Autónoma no paga, en muchos casos ni bien ni mal, a sus proveedores, quizá lo mejor sería convertir a esta ciudad en una especie de Nueva República Bolivariana en la que los pocos que no cobran de la Administración pasen a cobrar de ella. Así mandarían los sindicatos y la casta dirigente, y nos acercaríamos, al menos en nuestra ciudad, al soñado paraíso comunista. O eso, o cambiar de manera drástica la Consejería de Economía y Hacienda de la Ciudad, que quizá sea la mejor solución.

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