El incremento continuo del número de automóviles en una ciudad de extensión limitada, va siempre por delante de las soluciones, por tanto los responsables deberán ponerse las pilas para seguir adoptando medidas encaminadas a equilibrar el actual desfase entre la oferta y la demanda de lugares de estacionamiento Es evidente que los melillenses priorizan su vehículo propio a la utilización del transporte público, en un porcentaje muy superior al de las ciudades peninsulares, tal como figuró en su día en el informe sobre movilidad sostenible, enmarcada en el seno del “Observatorio para la sostenibilidad de Ceuta y Melilla”. Si añadimos el hecho irrebatible de que la superficie melillense es tan sólo de trece kilómetros cuadrados inamovibles y que el número de vehículos aumenta progresivamente, el aparcamiento es, sin duda, uno de los más serios problemas que se dan en la ciudad.
Por tanto, ´la propensión, muy acentuada en Melilla, de los conductores a realizar la mayor parte de sus desplazamientos diarios en coche y el aumento del parque de vehículos impulsan de manera determinante el caos circulatorio, aunque entre las causas remotas de las congestiones se encuentra el modelo productivista y el consumo que cada vez con más intensidad se viene implantando en la sociedad actual.
Quedan ya muy distantes en el tiempo las imágenes de las vías melillenses con unos cuantos vehículos, pero con los espacios suficientes como para aparcar a muy pocos metros de los puntos de destino.
Una época donde en Melilla se daba una cierta fluidez en el tráfico urbano, que paulatinamente ha ido desapareciendo y que sobre todo en momentos puntuales de salidas de colegios o cierre de establecimientos comerciales tanto en el centro urbano, como en barrios periféricos se producen ya los mismos atascos que en las grandes ciudades. Y para qué hablar de los deseados y, a la vez, casi inexistentes aparcamientos. La escasez de plazas para estacionar los vehículos es prácticamente absoluta en la zona conocida como el “triángulo modernista”.
Todas estas circunstancias requieren una serie de medidas conjuntas para solucionar, al menos en parte, el grave problema de la circulación en Melilla.
La Ciudad lleva anunciando una serie de medidas en este sentido. De hecho, y al margen de la puesta en marcha de los parkings de Isla Talleres y Cruz Roja, se han construido dos grandes rotondas en Duquesa de la Victoria, inauguradas la primera en diciembre y la segunda la pasada semana, encaminadas a complementar la entrada en funcionamiento del aparcamiento ubicado en el solar que ocupaba el antiguo centro hospitalario melillense y que aportará 148 plazas a la zona y que junto al gran parking subterráneo en el terreno de la denominada “Isla de Talleres”, situada entre la Avenida de la Democracia, la Plaza de España y la Avenida de la Marina Española, con 707 plazas, aunque algunas no se destinarán a a rotación, supondrán un alivio a la caótica ausencia de estacionamiento del centro urbano. Pero no será hasta el verano cuando los dos parkings estén operativos ya que, de momento, están siendo equipados por la empresa Siecark, con los más novedosos sistemas.
Existen una serie de medidas complementarias que podrían contribuir a paliar el serio problema del aparcamiento en las vías más céntricas y también a dar un nuevo paso en la elaboración de un proyecto de ciudad, con mayor calidad de vida en el quehacer diario de la ciudadanía. De un lado, la Asociación de Comerciantes de Melilla, Acome, que preside Enrique Alcoba, apuntó la posibilidad de incentivar el uso de los nuevos aparcamientos, con la subvención de un primer tramo horario condicionado a la presentación de un recibo de compra en los establecimientos comerciales de la zona y además la Ciudad Autónoma tiene también pendiente de la inauguración de las dos instalaciones subterráneas, la implantación en determinadas vías céntricas de la denominada “zona azul”.
Unas medidas que podrán paliar, pero ni mucho menos solucionar, la situación circulatoria que planea sobre la ciudad, ya que el incremento continuo de automóviles en una ciudad de extensión limitada, va siempre por delante de las soluciones, por tanto los responsables deberán ponerse las pilas para seguir adoptando medidas encaminadas a equilibrar el actual desfase entre la oferta y la demanda de lugares de estacionamiento.
