Que las costumbres van cambiando con el paso de los años, es lo normal, pese a que existen ciertos hábitos que deberíamos mantener siempre.
Esto es, precisamente, lo que está ocurriendo con los Mercados de Melilla.
Tras una ronda de visitas por varios de ellos, nos encontramos, a escasos días de una de las principales cenas del año, como es la Nochevieja, con un panorama desolador. Puestos prácticamente vacíos, con productos que se van acumulando día tras día, sin venderse.
Una situación que en nada se parece a la de años anteriores a la pandemia y al cierre de la frontera, donde por estas fechas, los pasillos de cada plaza lucían llenos de vida y de gentes, ultimando sus compras, y por supuesto, buscando en cada puesto las clásicas uvas que tradicionalmente nos comemos para despedir el año.
En relación a estas uvas, los dueños de los puestos de fruta del Mercado Central, uno de los más grandes de la Ciudad, denunciaban en la mañana de este jueves, 29 de diciembre, que han pasado de vender 10 y 12 cajas a traer una o dos, porque “a duras penas salen”.
“No hay ventas que cubran gastos. Tenemos a nuestros clientes de toda la vida, pero cada vez son menos”, explican.
De seguir así, creen que con ellos, después de llevar toda una vida en el Mercado, se acabarán las generaciones de continúen su oficio en la Ciudad.
Si bien, consideran que son varios los factores que están provocando su decadencia, como la comodidad del supermercado, donde el cliente compra cualquier tipo de producto sin necesidad de desplazarse a otro establecimiento o el incremento de los precios en los productos frescos.
Aun así, animan a los melillenses a realizar sus compras en los Mercados, una tradición de nunca debería perderse.
