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Espíritu de mejora a través del Ramadán

En lugar de afrontarlo como algo difícil o una pesada carga, es justo lo contrario ya que los musulmanes lo enfocan como una limpieza tanto física como espiritual y, en definitiva, algo muy positivo. Los primeros rayos de sol que los melillenses han percibido esta mañana han sido la señal, para los aproximadamente 40.000 musulmanes melillenses y para cerca de los dos millones que residen en la península, que se iniciaba el mes sagrado del ayuno, el Ramadán.

Y será hasta el próximo 6 de julio cuando la comunidad musulmana melillense contemple un período marcado por el recogimiento, la oración y la purificación. Algo más de cuatro semanas que darán paso a la pascua chica del Aid el Fitr.

Un precepto coránico que en Melilla provoca numerosos cambios, en algunos aspectos auspiciados por la Comisión Islámica y la Ciudad Autónoma y en base a una programación dirigida tanto a adultos como a pequeños sin olvidar algunas secuencias dirigidas a las mujeres, y todas encaminadas además a profundizar en el conocimiento y sentido del Ramadán. En esta ocasión la CIM organiza un ciclo de charlas bajo el lema de "la Paciencia" y la Ciudad proyecta llevar la ruptura del ayuno institucional de forma novedosa a la playa aunque, de momento, se desconocen los detalles. Las actividades deportivas adquieren también su parcela de protagonismo en torno el basquet, voley e incluso pedaladas nocturnas.

Al margen de las connotaciones sociales, el contenido religioso del Ramadán conlleva una manifestación de fe que además de la prohibición para ingerir alimentos y bebidas de sol a sol, contempla otras abstenciones en el ámbito de las pensamientos impuros o la práctica de relaciones sexuales. Se trata de un mes de dogma, abstinencia y oración en el que deben primar los buenos pensamientos y acciones que refuercen la veneración a Dios y su adhesión a la doctrina revelada en el Corán al profeta Mahoma.

Pero es, sin embargo, una etapa que a pesar de la dureza que conlleva el cumplimiento del precepto, en la mayoría de los casos en lugar de afrontarlo como algo difícil o una pesada carga, resulta justo lo contrario ya que los musulmanes lo enfocan como una limpieza tanto física como espiritual y, en definitiva, algo muy positivo, como una especie de regeneración interna que se utiliza para reflexionar y reconducir aspectos personales ya que el ritmo del trabajo diario no deja tiempo para recapacitar sobre lo verdaderamente importante que da sentido a la existencia.

La repercusión que la etapa del ayuno tiene para el día a día de los melillenses es cada vez más importante ya que el colectivo musulmán en la ciudad aumenta de forma progresiva con respecto a los demás comunidades y además porque el cumplimiento de esta práctica, de marcado contenido religioso en la actualidad, en términos porcentuales, roza prácticamente el 100% de la población de origen bereber.

El efecto en parte paralizante que en determinadas situaciones puede introducir durante el día el mes de ayuno se torna en un intercambio humano armonioso y multitudinario en las horas nocturnas en los que priman las reuniones con familiares y amigos y en las que por supuesto tienen también cabida los miembros de otros colectivos o comunidades con presencia en la ciudad interesados en compartir ese agradable ambiente nocturno.

Un mes, por tanto, en el que deseamos especialmente a los melillenses de confesión musulmana el mejor desarrollo de un feliz Ramadán,

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