Los familiares de los residentes del Centro de Mayores del IMSERSO de Melilla queremos denunciar ante la opinión pública que nuestros mayores se encuentran recluidos en dicho centro, algunos incluso, sin poder salir si quiera de sus habitaciones, con el fin de protegerles de un posible contagio de covid 19, al haberse detectado algunas personas con PCR positivo, entre los trabajadores del centro, y evitar un posible " rebrote".
Estamos de acuerdo de que ellos son personas especialmente vulnerables, pero, precisamente por eso, nos alarma que los tengan encerrados, entre cuatro paredes, sin sacarlos ni quiera a tomar el sol a la terraza y sin poder, ser visitados por sus hijos, nietos, sobrinos ni demás familiares. Estas normativas, lejos de ser sanitarias constituyen una vulneración de sus derechos humanos y constitucionales al haberles privado de su libertad, sin su consentimiento ni el de sus familiares.
Entendemos que los motivos sean protegerles de un posible contagio, pero no estamos de acuerdo con las drásticas medidas adoptadas porque, aunque el personal se desvive por atenderles como si se tratasen de miembros de su propia familia, por lo cual, todos los familiares, estamos muy agradecidos, la realidad es que la relación interfamiliar, es sagrada.
Si a nosotros que somos jóvenes y tenemos herramientas para combatir el estrés y la tristeza que nos supone no poder tener contacto con ellos, esta situación nos supera, ¡imagínense el daño moral, el deterioro físico, emocional y la tristeza tan grande que les supone a ellos, además de que sus familiares somos su voz, porque ellos en la mayoría de los casos, no pueden contar al mundo cómo se sienten y lo que están pasando.
Cada día de vida que compartimos, es un regalo, y por ello pedimos que, aunque sea adoptando las medidas de seguridad necesarias (que tiempo ha habido de sobra para elaborar un protocolo), poder ir a verlos. Se les está privando, no sólo de su libertad sino de la compañía, del consuelo y del amor de sus familias. ¿Qué van a pasar seis meses más de esta manera? ¿Somos seres humanos o robots sin alma ni corazón? El deterioro cognitivo y físico tras el confinamiento que padecieron ya fue lo suficientemente duro, no es de recibo que, por protegerles, se les aísle nuevamente, ni que se les enferme de pena. La soledad, la falta de luz solar, de movilidad y de contacto con sus familias son un castigo para nuestros familiares mayores.
Ellos no lo merecen. Merecen que se adopten medidas para facilitar las visitas y no retenerlos como si estuviesen secuestrados. Esta situación es ya, insostenible, se nos parte el alma y a ellos, se les quiebra la salud física, psíquica y emocional. Con la excusa de medidas sanitarias, por miedo a que enfermen, se les está dejando morir de pena, solos, en su habitación, día tras día.
Por ello, sus familiares hemos tomado la decisión de hacer esta denuncia pública, y esperamos que se adopten soluciones por parte de los responsables políticos para que este encierro termine, a la mayor brevedad. Nos gustaría que el derecho a la libertad de nuestros mayores no siga siendo vulnerado y exigimos que esta situación cambie.
