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Desde mi balcón

El silencio en los hospitales

melillahoy.cibeles.net fotos 1235 Juan Carlos Perez Lanzac

El silencio es fundamental para el ser humano, sobre todo en ciertos momentos. Nos ayuda a reflexionar, nos calma, y relaja. Para leer o estudiar. Para dormir. Es la ausencia de sonido. No hay nada que decir que sea menos importante que el silencio. En la práctica sucede todo lo contrario, subestimamos el silencio.

El lema del ser humano de hoy es hablar más y escuchar menos. Concienciada de este problema en los hospitales, Josefina Eusebio Leyva, fisioterapeuta del hospital Virgen de las Nieves, fue premiada por un trabajo presentado para lograr el silencio en los hospitales. Decía que el ruido es perjudicial para trabajadores y enfermos. Provoca cambios fisiológicos y psicológicos como ansiedad, estrés, dolor de cabeza e insomnio.

Es recomendable volver a colocar en sitios visibles los carteles donde se veía a una enfermera con su dedo índice sobre sus labios, invitando al silencio. El silencio siempre se ha demandado en los hospitales y en las bibliotecas. Un hospital es un centro por donde la mayoría pasamos. A el vamos por una necesidad que se nos presenta y no deseada, por tanto ya se entra sin ganas, con miedo, con incertidumbre y ansiedad, pues no sabemos la suerte que vamos a correr. En un hospital de la seguridad social no existen habitaciones individuales, por lo que hemos de compartir nuestro dolor e intimidad con un desconocido y esto suele aumentar el malestar.

Es lógico que durante la mañana haya cierto ruido pues las enfermeras, auxiliares y médicos comienzan su trabajo. El problema viene a partir del medio día. Viene después un tiempo de calma., pero enseguida viene la merienda y se forma otro pequeño revuelo, continuando la entrada de familiares y entonces las voces se incrementan y la planta parece un bar y los enfermos, se tienen que aguantar, nadie les hace caso.

Las enfermeras continúan con su tarea y las auxiliares. Cuesta trabajo que los familiares se vayan marchando y a veces hay que llamarles la atención para que se callen o se vayan. Se producen discusiones y algarabías, y los enfermos se tienen que aguantar.

Muchas televisiones continúan puestas y llega la cena y de nuevo aumenta el ruido y algunos familiares continúan charlando en el pasillo. Esta situación crispa a muchos pacientes y al propio personal. Y digo yo ¿tan difícil es hacer las cosas en bajo tono de voz? ¿Y que sobre todo por las noches haya silencio? Porque esa es otra, en los hospitales apenas se duerme. Sobre las 11 pasan las auxiliares ofreciendo un caldito, o leche, con lo cual el enfermo dormido se despierta y no digamos en las habitaciones de tres.

En algunas habitaciones la televisión no se apaga de noche y se les permite. La falta de disciplina en los aspectos del silencio y de los familiares pululando por los pasillos es un sufrimiento añadido. No conozco otros hospitales que los nuestros, pero me parece que los directivos deberían tomar conciencia de estos aspectos, que forman parte de la calidad asistencial y comodidad del enfermo. Estas cosas son las que hacen que la gente busque la medicina privada. Es lógico y humano querer pasar tus días en el hospital en una habitación individual, sin que se soporte a nadie ni a sus familiares. Es lógico desear la mejor atención y una comida de calidad y es lógico hacer respetar el sueño de la noche. EL SILENCIO ES SALUD.

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