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El hospital como arma arrojadiza

Los melillenses están hartos de asistir al mismo debate político de siempre que no conduce a nada y que por ahora no ofrece nada nuevo. Si luego los índices de abstención se disparan, que nuestros políticos no se echen las manos a la cabeza y piensen si ellos no tienen alguna responsabilidad en el desencanto con las urnas

El Hospital Universitario, el mismo que lleva desde Semana Santa de 2012 paralizado en los antiguos terrenos del antiguo Hospital Militar, promete convertirse en uno de los grandes protagonistas de las elecciones generales. Unos comicios que no llegarán hasta dentro de dos meses, pero los principales partidos que se disputarán el poder, PP y PSOE, están ya calentando motores con la estrategia del reproche, es decir, poco anuncio de lo que piensan hacer y mucho repaso de lo mal que lo hizo su contrincante cuando ha tenido la responsabilidad de gestionar. Nadie gana con esta vergonzosa escenificación del «y tú más». Ni siquiera los partidos políticos, que terminan aburriendo a la opinión pública con diferentes versiones de lo que es una triste realidad, y es que los melillenses llevan años esperando el salto cualitativo que merecen con un hospital nuevo. Hace ya mucho tiempo que el Comarcal, que acaba de cumplir 25 años de vida, se quedó pequeño y obsoleto para la creciente población melillense, que hoy es mucho más numerosa que hace un cuarto de siglo, a la que además hay que añadir toda la población cercana de Marruecos que también es atendida en nuestro hospital. Por eso cuando el Hospital Comarcal sufre repuntes en la demanda asistencial, muchos son los melillenses que se preguntan qué han hecho para merecerse que el anhelado Hospital Universitario, ese que tanta falta hace, lleve casi cuatro años parado porque su tramitación administrativa, a cargo del anterior Gobierno, empezó mal y ha terminado tropezando dos veces en el juzgado, que ha reconocido que las cosas no se hicieron como debían hacerse, conforme a la normativa. He aquí la razón principal por la que la queja del PSOE respecto a que la paralización obedece a razones partidistas, como dijo ayer Gloria Rojas, se desmorona cual castillo de naipes. Que los socialistas utilicen el Hospital Universitario como arma arrojadiza en esta precampaña es una enorme torpeza. Como si los melillenses no recordáramos que hablamos de una obra que Zapatero prometió en 2006, para empezarla en 2007, y no se puso su primera piedra hasta noviembre de 2009, casi cuatro años después de haberla anunciado. Entonces dijo la exministra Trinidad Jiménez que estarían terminadas en 2012. Pero estamos a finales de 2015 y lo cierto es que seguimos sin hospital nuevo, con un hospital viejo cada vez más deficiente, y teniendo que asistir, después de todo, al lamentable espectáculo de la polémica política en torno a una obra de primera necesidad para Melilla. Los melillenses están hartos de asistir al mismo debate político de siempre que no conduce a nada y que por ahora no ofrece nada nuevo. Si luego los índices de abstención se disparan, que nuestros políticos no se echen las manos a la cabeza y piensen si ellos no tienen alguna responsabilidad en el desencanto con las urnas.

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