Hemos estado semanas esperando el 7D en Atresmedia como una auténtica marcha atrás. En cuanto a su voto, ¿puede creer que por asistir a un Debate político a cuatro sale de dudas o ya lo tenía pensado? Si el lunes por la noche estaba sentado frente al plató mediático televisivo ya habrá sacado conclusiones.
Todos, menos una, nombraron al ausente presidente, que debió comparecer con los otros candidatos. Soraya Sáenz de Santamaría, en papel opositora, parecía recitar temas y cuando le sacaron la corrupción, ¡ay! No es fácil estar dos horas de pie, y menos con tacones, lo superó. La tele no es un hemiciclo y da nervios, los mismos que en ella estaban y fueron remitiendo. Su vestuario mezclado no la mejoraba. En la danza de las manos no estuvo mal. A Pedro Sánchez se le nota la docencia y transmitió aplomo. Debió de pasar más de Podemos y con la corrupción o los consejos de administración no llegó a convencer. Él sabía que el cara a cara con Rajoy está aún por llegar y se reserva batirse con el presidente. Sus asesores, tal vez, optaron por la mezcla de pantalón negro con americana azul marino y su siempre eterna blanca camisa de la que destacaba la corbata roja. En la mezcla tampoco acertó. Pablo Iglesias habla sin medida, acostumbrado a las tertulias del medio. Atacó a su derecha que no deja de ser izquierda para buscar en ese caladero. Erró con el boli en la mano y con el atuendo descamisado. Acertó al presentarse menos enfadado, no sabemos si esto durará. Alberto Rivera, otro emergente. Le bailaban demasiado manos y cuerpo, dando la sensación de nervios. Con traje, corbata granate sobre fondo blanco, acertó. Los segundos se pararon cuando enseñó la portada de un diario y trató de explicar por qué no fue Rajoy. ¿Espectáculo o debate?
