"Las inclinaciones temperamentales de una comunidad histórica no son eternas. Pueden ser superadas por la inteligente acción de los hombres. Siempre que la conciencia histórica de la colectividad ponga tensos los resortes de la voluntad nacional". Esperemos que algo así se produzca en nuestra ciudad y que partidos como el que preside el mentiroso Velázquez tengan el 24 de mayo lo que se merecen: ni un sólo representante político en la Asamblea de la Ciudad. Y que aprendan así que la mentira, la calumnia y el rencor tienen las patas muy cortas y el recorrido aún más corto." Dice un refrán español, siempre tan sabio: quien siempre me miente, nunca me engaña. Advierte el refrán que al mentiroso no se le da crédito, aún cuando, por excepción, diga la verdad.
Pongo la radio del coche en mi camino a casa y surge en una emisora local la voz de uno de los políticos más mentirosos que la historia ha dado y puede dar: Ignacio Velázquez. Presidente, doblemente condenado por la Justicia, de un infausto partido político local con un ideario muy sencillo: el odio, el rencor, la envidia y, naturalmente, la mentira. Está acusando el pertinaz mentiroso a otro político local de mentir. Es, como decía El Quijote, aquello de que espantóse la muerta de la degollada, una denuncia a los que, como hace Velázquez, critican los presuntos defectos de otros, teniéndolos él mayores y de la misma especie.
Para seguir con su tónica habitual, Velázquez está mintiendo en la radio y criticando, cómo no, al Campo de Golf y a mí, con la imbécil teoría de las tasas y los presuntos, y falsos, favores que "el Sr. Bohórquez" hacía a no se quienes. Antes Velázquez podía tener hasta cierta gracia con sus constantes mentiras, con la mofa que hacía de los que tenia alrededor, con las tomaduras de pelo a las que sometía a los confiados. Ahora, ya mayor, ya sin poder, ya sin decoro político alguno, no tiene maldita la gracia. Da asco, como lo dan algunos de los políticos que lleva en su lista electoral. Lo de Liarte es un escarnio, lo de su hija (la de Velázquez) en el número dos es para nota, pero lo del capitán América de la Policía Local, que explica muchas de las cosas que han pasado con ese tipo, es aún más asqueroso. Como lo es, además de triste, el recordar todo lo que hice y todo lo que arriesgamos para lograr que el ahora repugnante político que es Ignacio Velázquez llegara a donde llegó.
Al hipermentiroso, apoyado por un hipercalumniador que, por cierto, se había hartado de insultarle, le dio por meterse con el pobre campo de golf de Melilla, pensando que allí había encontrado un punto flaco del Gobierno local y una manera de destrozarme a mí. Presentaron, el calumniador y los corifeos de turno (el ridículo político Liarte, el de futuro judicial más que incierto que es Dionisio Muñoz, el que quiere una notoriedad que ya dilapidó en sus tiempos de activo, y mal, político que es Emilio Bosch) una denuncia, aireada hasta la náusea por los medios de comunicación que sufraga, con dinero público que recibe para emplearlo en otras actividades, el empresario monopolista que es Gustavo Cabanillas y con el apoyo de una investigación y unas actuaciones más que presuntamente delictivas dirigidas por un funcionario público y capitán de la Guardia Civil, Sergio Ramírez.
Las declaraciones que han realizado y realizarán los 16 imputados, a inaudita propuesta del mencionado capitán y su equipo, están demostrando que no hay ilegalidad alguna en lo que respecta al Convenio que firmó la Ciudad Autónoma de Melilla con el Club Campo de Golf de la CAM, que, insisto, significó ya de inicio un ahorro de 140.000 euros anuales para las arcas públicas con respecto a lo que ya estaba costando la gerencia del Campo. Como muestra publicamos hoy, en otra página de este número, la declaración escrita de uno de los imputados, el que fuera interventor de la CAM Francisco Platero. Es muy larga, pero les aconsejo que tengan la paciencia de leerla, porque demuestra con abrumadora claridad hasta qué punto ha habido falsedad y maldad en todo lo que concierne a la denuncia, política, presentada por los Velázquez (sin firmar ni dar la cara, como es habitual en él) y su (mala) compañía. Las declaraciones de los pocos que faltamos por declarar, incluyendo la mía, demostrarán que la gestión del Campo ha sido impecable, excluyendo la del anterior gerente de la sociedad, quien, tras disponer el Club de los resultados de unas auditorías de gestión, fue despedido y denunciado. Curiosa y sospechosamente, el tal gerente ha sido el único no imputado tras las "investigaciones" del capitán Ramírez.
En lo que respecta a las elecciones del ya próximo 24 de mayo me parece muy importante, y muy indicativo, lo que ocurrió el miércoles en las elecciones para el decanato y vicedecanato del Colegio de Abogados de nuestra ciudad, unas elecciones importantes en sí mismas, pero especialmente relevantes por los que se presentaban y lo que representaban. Por un lado, Blas Jesús Imbroda, con una gran formación y experiencia, hermano del presidente de la Ciudad Autónoma, y Leticia Sánchez Torreblanca, joven, luchadora y brillante. Por otro lado, José Alonso, Felipe Castillo y Emilio Bosch, todos con el colmillo retorcido. Estos venían a cambiar, según sus declaraciones, "un estado de cosas lamentables". Pues, según el resultado electoral por el que fueron barridos, hay que deducir que, a juicio de la inmensa mayoría de los abogados locales, los lamentables son ellos
Terminemos, como leía yo hace unos días, con un hilo de esperanza, recurriendo a las palabras del gran Sánchez Albornoz en su España, un enigma histórico: "No estamos condenados por implacables leyes de herencia a seguir la misma senda que hemos seguido hasta hoy. Todos los pueblos han cambiado en el curso de su historia y seguirán cambiando en el mañana. Las inclinaciones temperamentales de una comunidad histórica no son eternas. Pueden ser superadas por la inteligente acción de los hombres. Siempre que la conciencia histórica de la colectividad ponga tensos los resortes de la voluntad nacional". Esperemos que algo así se produzca en nuestra ciudad y que partidos como el que preside el mentiroso Velázquez tengan el 24 de mayo lo que se merecen: ni un sólo representante político en la Asamblea de la Ciudad. Y que aprendan así que la mentira, la calumnia y el rencor tienen las patas muy cortas y el recorrido aún más corto.
