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120 años de Real Madrid. Vía de escape para Putin

Tres frases que vienen bien a la situación provocada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia: “La vida es un ciclo, siempre en movimiento, si los buenos tiempos han pasado, también los tiempos de problemas” (Proverbio indio).

“Nada dura para siempre, así que vívelo, bébetelo, ríete, evita el drama, arriesga y nunca te arrepientas, porque en un momento todo lo que hiciste fue exactamente lo que querías” (Marilyn Monroe). “Nada dura para siempre excepto la certeza del cambio” (Bruce Dickinson).

Nada, ni nadie, dura para siempre. Toda empresa, situación o persona tiene un principio y un final: se transforma o desaparece.

Muchas grandes empresas, que parecían indestructibles, desaparecieron. Algunos ejemplos: Bear Sterns (el crack de este banco de inversiones en la primavera del año 2008 se considera como una de las primeras señales de alerta de los problemas por los que iba a atravesar el sector financiero internacional), Lehman Brothers (banco estadounidense que en el momento de su desaparición acumulaba más de 150 años de historia y se había convertido en uno de los principales del país), Washinton Mutual (supuso, de hecho, la mayor quiebra bancaria en la historia de E.E.U.U.), Blockbuster (absoluto dominador del mercado del alquiler de DVDs y juegos, la firma pasó en menos de 10 años de la posición de control total del mercado a la quiebra absoluta, con el cierre escalonado en tres años de centenares de tiendas) o Nokia (incapaz, en su momento, de competir en los segmentos cada vez más avanzados de los dispositivos y los sistemas operativos móviles, la firma fue adquirida por Microsoft para posteriormente ser borrada).

Tampoco la actual situación en Ucrania durará para siempre. Si nos ponemos en lo peor (una guerra nuclear), muchos de nosotros moriríamos antes de tiempo y otros sobrevivirían (especialmente los estadounidenses gracias a sus escudos antimisiles), pero de nada vale preocuparse, lo que tenga que ser, será.

Lo que no se puede hacer es dejar que el matón del patio (Putin) nos dé una tunda cada vez que le venga en gana. Al igual que ocurre con cualquier matón doméstico, no se acaba con sus correrías con diálogo, se acaban cuando se le planta cara y se le “curra”.

Putin, tarde o temprano, va a perder la guerra que ha provocado. Probablemente conquistará Ucrania, pero eso no implica que gane la guerra, esta seguirá (guerra de guerrillas y sanciones económicas que pueden hacer que la crisis interna le pase factura). Pero, una vez derrotado, debemos dejarle una vía de escape para que no pulse el botón nuclear: podrá dar un paso atrás, pero nunca lo hará humillado; alguna pequeña concesión será necesaria (por ejemplo, la promesa de no poner cabezas nucleares de la OTAN en Ucrania).

120 años de Real Madrid

120 años cumple el club deportivo más importante del mundo, el Real Madrid. Un club que ha conquistado el corazón, año a año y proeza a proeza, de millones de personas en todo el mundo.

Un club que dio un paso definitivo con la construcción del Estadio Santiago Bernabéu, el campo ideado por Santiago Bernabéu, el mejor presidente en la historia del club (con permiso de Florentino). Fue una absoluta genialidad que cambió la historia del Madrid. Hasta la llegada de don Santiago, el Atlético tenía más Ligas en sus vitrinas que el club blanco, pero el guión cambió por completo gracias a Bernabéu, que junto a De Carlos, Mendoza, Lorenzo Sanz y Florentino son los cinco grandes presidentes de la historia del club.

Bernabéu mandó en el Madrid entre 1943 y 1978, ganando 6 copas de Europa y 16 Ligas para el fútbol, y 19 Ligas y 6 Copas de Europa en la sección de baloncesto, pero la grandeza de su legado no estuvo solo sobre el verde. Contra la opinión de la gran mayoría de medios, en especial los catalanes, que le acusaron de idear «una quimera impracticable, propia de un loco y megalómano», Bernabéu levantó un estadio que multiplicaba por seis su capacidad. Lo hizo gracias a la ayuda de Rafael Salgado, el director del Banco Mercantil, que le ofreció financiar la obra con la emisión de bonos para los socios, a 20 años, respondiendo con su propio patrimonio. El día de su puesta en marcha, una hora antes de la apertura de la entidad financiera, la cola iba desde la Gran Vía, sede del Banco Mercantil, hasta la Plaza de Cibeles. En 24 horas los socios respaldaron a Bernabéu, que esa mañana, temprano, se escondió en una esquina cercana al banco, tras pasar la noche en vela por la incertidumbre de si le respondería o no la masa social. Él tenía claro que cuando más grande fuera el estadio más dinero ganaría por la venta de entradas, la principal fuente de ingresos de entonces, y mejores jugadores ficharía.

Bernabéu tenía mucha personalidad. Junto a France Football creó la Copa de Europa, pese a la amenaza de Franco, que no estaba de acuerdo con el torneo. Le plantó cara muchas veces. Su humildad y bajo perfil eran otras de sus señas. A los jugadores les tenía prohibido comprarse coches de lujo. En la celebración de la Quinta en Glasgow, en 1960, para muchos el mejor partido de fútbol de la historia (7-3 al Eintracht de Frankfurt), los jugadores quisieron pegarse una buena fiesta. Bernabéu solo les permitió tomar un zumo de naranja y unas galletas en el hall del hotel.

Florentino sigue el camino y las ideas de Bernabéu: está construyendo el que volverá a ser el mejor estadio del mundo: más grande y moderno, más ingresos y mejores jugadores. El club sigue evolucionando (queriendo aprovechar también el estadio cuando no hay partido, para la realización de otros eventos) para, al menos, durar otros 120 años más.

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Redacción

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