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Carta del Editor

Prácticamente todos los melillenses -incluidos varios de los colocados con altos sueldos en el Gobierno local- están de acuerdo en que la diferencia entre lo que somos y lo que podríamos -o deberíamos- ser, es dramáticamente enorme. ¿Alguna responsabilidad tendrá el actual Gobierno, que lleva ya casi un año en el poder local, no?
Ahora sí es el momento de hacer

Pido disculpas por anticipado a todos los que no quieren ni oír, ni leer, nada sobre “la política”, a los que repiten una y otra vez, “yo no soy político”. Intento explicarme.

La palabra “política” en su definición amplia, es una actividad humana de la que es muy difícil sustraerse, puesto que se encuentra prácticamente en todos los ámbitos de la vida humana. De manera que hay que subrayar que el popular dicho de “yo paso de la política”, debe complementarse con el dicho cierto de que “sí, pero la política no pasa de ti” y te condiciona en todos los ámbitos de tu vida. Porque, como se deduce de las múltiples concepciones históricas de la palabra “política”, en todas hay un elemento común de referencia: el poder, la relación entre gobernantes y gobernados. “El objeto de estudio de la política es el poder”, decían, entre otros muchos, Max Weber y Raymond Aron.

Un ejemplo y una pregunta, para empezar por lo próximo, que en nuestro caso es Melilla: ¿Interesa a todos los melillenses que el Gobierno de la ciudad gobierne bien, o es mejor y más eficaz pasar de eso? La repuesta, me parece, es obvia, como lo es que en una ciudad bien gobernada los ciudadanos, todos, viven mejor -en todos los órdenes de su vida- que en una mal gobernada.

Comparemos ahora la vida en Melilla no con períodos anteriores -para evitar luchas partidistas- sino con lo que nuestra ciudad podría ser y, sin duda, no es. La distancia es abismal. Y creo, más bien estoy seguro, de que prácticamente todos los melillenses -incluidos varios de los colocados con altos sueldos en el Gobierno local- están de acuerdo en que la diferencia entre lo que somos y lo que podríamos -o deberíamos- ser, es dramáticamente enorme. ¿Alguna responsabilidad tendrá el actual Gobierno, que lleva ya casi un año en el poder local, no?
Ayer el Editorial de nuestro periódico -el de todos los melillenses- explicaba muy bien que hay unas insuperables diferencias internas en el Gobierno, formado por dos partidos más De Castro, diferencias -por no decir navajazos- que fueron negadas permanente, pero que ahora -aunque pretendan los gobernantes seguir negándolas- son imposibles de esconder.

Diferencias insuperables porque, como bien explicaba el Editorial, CpM nació, en 1995, como una escisión del PSME-PSOE, y con el nacimiento de CpM llegó el ocaso electoral socialista en Melilla, ocaso que perdura. Dos partidos que luchan por el mismo electorado jamás se podrán entender en profundidad, ni llegar a decisiones conjuntas importantes, más allá de la inicial de echar al PP del Gobierno, algo que inevitablemente es pasado, un elemento de cohesión al que no se puede recurrir más que una sola vez.

Ahora todos los políticos en el poder se escudan en el coronavirus y repiten, hasta la náusea, que ahora no toca hablar, que “no es el momento” -como dice Gloria Rojas, siempre al socaire de lo que su admirado líder modélico, Pedro Sánchez, ordena-, que “eso no le interesa a la ciudadanía ahora”. Pues sí, señora secretaria general del PSOE local, sí, señor presidente de CpM, a los ciudadanos sí les interesa, les interesa mucho, que los Gobiernos -el nacional y el local- funcionen bien. Y que, a base de ese buen funcionamiento, muchos problemas evitables dejen de ser problemas, o que el coronavirus y sus consecuencias malignas sean menos malas. En resumen: lo que los melillenses queremos es que ustedes, los gobernantes, dejen de ser la causa primera de muchos problemas -lo que ahora son- y se conviertan en colaboradores importantes para la solución de esos problemas. Ahora sí es el momento de hacer, en vez de hablar y repetir que se “está trabajando duro” y haciendo poco o casi nada.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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