Los recuerdos de ese día, siguen grabados en mi memoria.
La magia de la calle Margallo, en la víspera del día más esperado por los niños.
A pesar de estar una semana los puestos de juguetes, muchos padres esperaban para comprarlos esa noche, con la esperanza de que pudieses salir más económicos y aliviar la maltrecha economía familiar.
Los niños visitábamos cada día esa exposición al aire libre, para poder ver los juguetes que ansiábamos todo el año, y quedábamos embelesados ante el "fortín del Oeste", el famoso cine Nic, los juegos reunidos, la muñeca que estaba de moda y los juguetes artesanos de madera, esos que ahora llaman "ecológicos" y a pesar de que muchos sabíamos quienes nos los compraban, soñábamos que era Melchor, Gaspar o el simpático Baltasar, que era el mío, el que iba a responder a nuestra carta.
En fin, una costumbre muy arraigada en nuestra entrañable calle Margallo, que siempre recordaré y que es muy merecedora de recordarla por su magia y su alegría.
Saludos y un buen fin de semana.