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Tres años de pandemia

Por Francisco Robles

El pasado día 11 se cumplieron tres años de la declaración por la O.M.S. de la pandemia de Covid-19, aquel día había 100 casos declarados y ninguna muerte relacionada con dicha enfermedad; hoy tras más de siete millones de muertes en el mundo debidas a la pandemia, se puede decir –con prudencia pero con fundamentos-, que vamos hacia su control y tras ella, hacia su erradicación.

Es ya un hecho y no sólo una opinión mayoritaria de personas y foros cualificados, que la epidemia de Covid-19 está en gran medida controlada, y sólo hechos excepcionales –por su baja probabilidad- pueden llevarnos hacia la trágica realidad vivida en el primer trimestre de 2020.

Incluso la propia O.M.S., a través de su director el dr. T. Adhanon, fija el logro del citado control en este mismo año 2023.

En apoyo a estas consideraciones se hallan los datos recogidos en el informe de la O.M.S. del pasado 8 de marzo, en el que la incidencia de nuevos casos bajó un 56% del 6 de febrero al 5 de marzo, y las muertes bajaron un 65% en el mismo período. Estos descensos se dieron en cinco de las seis regiones de la O.M.S..

En el mismo sentido y ya en el escenario nacional, los datos oficiales -en España se recopilan una vez a la semana-, actualmente son de 13,7 millones de casos -3 millones son mayores de 60 años- y de 120.000 muertos –realmente la Covid-19 se relaciona con la muerte de casi 200.000 personas-; estos datos de la epidemia son muestra de una tendencia claramente descendente, ya que el 28 de enero de 2021 se declararon 119.000 casos, con una media semanal diaria de 114.000 casos, mientras que el día 27 de enero de 2023 lo fueron 1881 casos –con una media diaria en 7 días de 1257-. A ello se une la evolución favorable de indicadores asistenciales (hospitalizados y porcentaje de ocupación de U.C.I. por pacientes de Covid-19).

En Melilla, ya es una constante la ausencia de pacientes en la U.C.I., y la incidencia semanal (+60 años) es un tercio de la nacional y es de las más bajas de España; sin embargo sigue siendo nuestra asignatura pendiente el porcentaje de vacunación, de los más bajos de España -10% inferior a la media nacional- e incluso 5% menos que en Ceuta.
Queda ahora prepararse para dedicar nuestra atención a los efectos de tan brutal tragedia, que en el plano sanitario y sólo en España, supone el más de un millón de personas que padecen el síndrome de covid persistente –en el mundo puede suponer decenas de millones-; ante ello hay que adecuar los recursos de nuestra sociedad para tal epidemia, desde los asistenciales a los sociosanitarios.
Por lo tanto los datos permiten un optimismo controlado, y desear que nuevos errores humanos –en las estrategias internacionales para su control y erradicación-, no le den “cancha” al virus y sobre todos a sus mutaciones, que por su envergadura supongan un riesgo real y grave para la población -en especial para los no vacunados-, de ahí el imprescindible mantenimiento de las campañas de vacunación, sobre todo en los países en desarrollo.
El control de la epidemia es la puerta que nos llevará a su erradicación.

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