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Tensar la cuerda

Invitar al enfado de una parte de la población, como se hizo ayer en la caravana, y establecer una serie de diferencias entre los melillenses y los propios musulmanes, no parece que sea el camino más acertado para fomentar una convivencia en paz y defender las tradiciones, sino para tensar una cuerda que podría acabar rompiendo nuestro mayor tesoro, como es la convivencia ejemplar entre culturas La plataforma en defensa de las tradiciones empezó ayer su calendario de movilizaciones por la denominada polémica de los borregos con una caravana de vehículos que discurrió desde el cementerio musulmán hacia la Plaza de España, pasando por todos los barrios de los distritos IV y V y continuando por la circunvalación, el Real y el Paseo Marítimo. Más de 200 vehículos, según la organización, participó en esta caravana, a la que seguirá hoy una manifestación, la primera de las tres convocadas. Después habrá otras los días 11 y 18 de este mes.
La caravana pasó dos veces por la Cañada, los Pinares, las Palmeras, Reina Regente, Cabrerizas, Tiro Nacional, Averroes, el Rastro y Monte María Cristina, una de ida y otra de vuelta, olvidando otros barrios donde también viven muchos musulmanes melillenses. Este recorrido selectivo de la caravana y de otras actividades de la plataforma no parece acertado porque pone el foco reivindicativo únicamente en los distritos IV y V, estableciendo unas diferencias entre esa zona de Melilla y el resto en una cuestión que es de toda una ciudad y no sólo de una parte.
No hay que olvidar que el Aid El Kebir, aunque es la principal festividad del calendario religioso musulmán, es una fiesta de todos los melillenses. Esta ciudad tiene el orgullo y el honor de haber sido la primera en España donde la Pascua del Sacrificio se convirtió en un día festivo oficial en 2010 con la unanimidad de toda la Asamblea. Pero antes de que eso ocurriera, esta festividad ya era sentida por toda la población melillense como propia gracias a la interculturalidad de la que hacemos gala, como ocurre con otras como la Navidad.
Por eso, no hacer partícipes de la reivindicación a melillenses de otras confesiones, y establecer diferencias entre unos barrios y otros sólo ayuda a reforzar la teoría de quienes piensan que se busca la división frente a la convivencia en paz. Más aún cuando en la caravana se pudieron escuchar lemas como «Indígnate». Invitar al enfado de una parte de la población y establecer las diferencias antes mencionadas, no parece que sea el camino más acertado para fomentar una convivencia en paz y defender las tradiciones, sino para tensar una cuerda que podría acabar rompiendo nuestro mayor tesoro, como es la convivencia ejemplar entre culturas, dando la razón a quienes acusan a CpM de buscar ese objetivo con fines electorales.

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