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La Semana

Se acaba el estado de alarma y empieza la alarma en el Estado. En la post-pandemia, la falta de plan es el plan. En la guerra política debe haber límites

Hace 30 años daba en Melilla sus últimos coletazos como alcalde uno de los peores gobernantes que esta ciudad ha padecido, Gonzalo Hernández Martínez (PSOE), que perdería las elecciones del año 1.991. Durante la campaña previa al relevo de la entonces sólo alcaldía, se produjo el recurso presentado ante la Junta Electoral de Zona por el PP de aquella época, que denunciaba la difusión de propaganda partidista en los organismos públicos (publicado por Melilla Hoy el 1 de mayo de 1.991). El PP arrebató, aquel año 1.991, la alcaldía al PSOE y comenzó el mandato como alcalde de Ignacio Velázquez Rivera (1.991-1995) que posteriormente repetiría como alcalde y presidente (1.995-1.998). Velázquez (PP) mejoró mucho, cosa que no era difícil, a su antecesor, pero llegó un momento que la tropa de pelotas que tenía a su alrededor era tan grande y ejercía tan bien su papel, que se sintió un “ser superior”. Fue el comienzo del fin. Luego vendría Aberchán CPM), Palacios (Partido Independiente de Melilla), …, hasta que volvió el PP de la mano de Imbroda (2.000 – 2019). Este último hizo muchas cosas bien, pero también otras mal (entre ellas una gran red clientelar que le lastraba) que, junto con el desgaste de tantos años, nos llevaron al actual gobierno sin planes.

La utilización del PSOE (ahora también de sus socos de Podemos) de todos los medios disponibles para conseguir sus fines es legendaria (poco importa que sean legales o no, o que no sean muy éticos). Si hay que usar a su amigo Tezanos y a “su” CIS (ellos creen que es suyo) para ayudar, pues se usa; si quiero anunciar mi candidatura a la presidencia de la Comunidad de Madrid, que mejor que desde mi despacho de ministro (Pablo Iglesias (Podemos)); si hace falta un refuerzo (le viene al pelo) para la campaña de Madrid, cogemos a la directora de la Guardia Civil y listo; si hay que usar a RTVE, se usa; y un largo etc.. No sorprende nada lo que denunció el PP hace 30 años…
El próximo día 9 se acaba el estado de alarma y comienza la alarma en los ciudadanos. Nuestro gobierno social-comunista se lava las manos y les deja el marrón (sin armas) a las Comunidades Autónomas. Les dicen: “toma este palito y mata a aquel tigre”. Casi todos los ciudadanos nos hacemos las mismas preguntas: ¿Qué va a pasar a partir de ahora?; ¿Habrá nuevas restricciones y cuáles?; ¿Se respetarán las medidas sin una base legal (el gobierno se ha hecho el loco a la hora de crear un marco legal en el que se pudieran mover las Comunidades/Ciudades Autónomas)?; ¿Qué se podrá hacer y qué no?. En fin, como Sánchez no se quiere presentar ante el Congreso (y recibir las críticas que tanto desprecia), ni quiere negociar un nuevo estado de alarma con el PP, empieza el estado de alarma de los ciudadanos. También empieza el estado de alarma para nuestro gobierno Sánchez/Iglesias porque desde el momento en el que se acabe el tema del virus y la vacunación, tendrán que ponerse a arreglar los muchos problemas que tenemos en España: la crisis económica, el paro galopante, la reforma de las pensiones, la subida de impuestos, etc.. Nuestro actual gobierno estaría encantado si el tema del virus durase hasta el final de la legislatura, porque así el personal no se centraría en los otros problemas y no podría darse cuenta de que son unos inútiles (no útiles) para solucionarlos. Tienen que ponerse a trabajar (cosa que no les gusta mucho, como dice Iglesias) y, como saben que no son capaces de solucionar los temas, tienen miedo a que se les desaloje con una catástrofe electoral.

En la guerra política debe haber límites que no se deben sobrepasar. Que el PP, que ejercita la acusación particular contra Aberchán por el “caso correo”, pida que éste cumpla los dos años de prisión a que ha sido condenado en firme por la Audiencia Provincial de Melilla no es lo más conveniente. Hay que diferenciar lo político de lo personal y Aberchán debería dejar la política para siempre (ahí debe incidir el PP), pero pedir el ingreso en prisión de cualquiera es algo muy duro y que debería ser cosa de la fiscalía (si lo estima oportuno).
“También empieza el estado de alarma para nuestro gobierno Sánchez/Iglesias porque desde el momento en el que se acabe el tema del virus y la vacunación, tendrán que ponerse a arreglar los muchos problemas que tenemos en España.”
“Aberchán debería dejar la política para siempre (ahí debe incidir el PP), pero pedir el ingreso en prisión de cualquiera es algo muy duro y que debería ser cosa de la fiscalía (si lo estima oportuno).”.

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