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Sanchinieves y los veintidós ministritos. Tortazos contra una pared

La Semana. MH, 02/10/2023

Por: J.B.

 

Tortazos contra una pared

Fue un esperpento la no investidura de Feijóo. Pero no lo fue por lo que dicen los guiñoles de Sánchez, que afirmaban que se había aprovechado del Rey para afianzarse en su liderazgo dentro del PP y del intento de investidura para hacer lo mismo como líder de la oposición. Tampoco porque no pudiera ser presidente por haberse aliado, como dicen los bobos de Sumar (también se suman los “listos” del PNV), con la extrema derecha (Vox): El PSOE no quiso ni hablar de una abstención que hubiera dejado fuera a Vox.

Fue un esperpento ver el nivel de nuestros políticos y comprobar, una vez más, la cara dura (de cemento armado) de Pinocho el mudo Sánchez

Fue un esperpento (en su segunda acepción: “Género literario que se caracteriza por la presentación de una realidad deformada y grotesca y la degradación de los valores consagrados a una situación ridícula”) ver el nivel de nuestros políticos (aunque Feijóo dio una lección de tranquilidad y sosiego, además de hacer los mejores discursos posibles dadas las circunstancias, ante auténticos y auténticas cavernícolas) y comprobar, una vez más, la cara dura (de cemento armado) de Pinocho el mudo Sánchez y sus guiñoles (no se puede entender, salvo que el miedo a ser expulsado y perder dinero y posición sea más importante que las convicciones e ideas, que con lo que está pasando no se revelen muchos del PSOE y voten en contra de las consignas de su líder).

Está quedando demostrado que si Sánchez, sus ministrillos y socios necesitarán las cosas más disparatadas (si no lo son ya bastante la amnistía y el referéndum) para mantenerse en el poder, se harían; Algunos ejemplos disparatados que no serían descartables: 1) Que el Ejército y la Guardia Civil desaparezcan, al menos, de Cataluña y el País Vasco; 2) Que el castellano deje de usarse, al menos, en todos los centros públicos  de las dos autonomías antes citadas; 3) Que ambas autonomías (y otras si hace falta) dejen de pagar impuestos a la hacienda común; 4) Que se reconozcan las selecciones deportivas de ambas autonomías (y cualesquiera otras que les pudiera interesar) como selecciones nacionales; 5) Que la ley empiece y acabe en esas autonomías (dejando sin competencia, en aquellos territorios, a la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional; 6) Que ambas autonomías (y cualquier otra que pudiera interesar a Pinocho) sean naciones y puedan estar en la Unión Europea; etc.

En resumen, el mercader Sánchez está regateando con su producto (España) y su único objetivo es un sillón para él y sus amigos. Algunos de sus amigos tampoco son de fiar (aunque saben que a este mercader le sacarán grandes descuentos) y, pese al más que probable desenlace del sainete que acabará con Pinocho en la Moncloa, le intentan exprimir al máximo: Rufián (ERC) advierte de que la amnistía sin referéndum “servirá de muy poco”.

Sanchinieves

Me viene a la mente, cada vez que veo a los ministros de Pinocho pululando alrededor de Sánchez y aplaudiendo sus gracias, el cuento de Blancanieves. No son (los ministros) personas con ideas propias, son más bien marionetas que, como los enanitos de Blancanieves, se mueven al son que marca Pinocho (Sanchinieves en este caso frente a la Blancanieves del cuento).

No son (los ministros) personas con ideas propias, son más bien marionetas que, como los enanitos de Blancanieves, se mueven al son que marca Pinocho

En el cuento original, cada uno de los enanitos tiene un nombre diferente y una personalidad única: Sabio, Gruñón, Dormilón, Feliz, Tímido, Mocoso y Mudito. Son trabajadores y amables, y su hogar en la mina de diamantes en las montañas es un lugar mágico y fascinante. Los Siete Enanitos son leales a Blancanieves y la ayudan a esconderse de la Reina Mala.

 

En el cuento de Sanchinieves (que, por desgracia, no es una guapa y bondadosa chica que conocerá a un príncipe, sino un presuntuoso y mentiroso personaje que busca sólo su interés) también hay una serie de personas (los ministrillos) que son leales a Sanchinieves. Sería muy complicado convencernos de que todos están de acuerdo con las tropelías y mentiras de su amado líder, con lo que suponemos que le apoyan por mantenerse en el sillón.

El de Sanchinieves es, como el de Blancanieves, un cuento, pero es un cuento de terror sin final feliz que se basa en jugar con nuestro futuro y con nuestro país

También cada ministrillo tiene su personalidad (aunque siempre bajo el manto de Sanchinieves). Describo la de algunos:

Bolaños (ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática): Es el más marioneta de todos los ministros. Sin personalidad conocida. Se le podría comparar con el enanito Sabio si no fuera porque lo único que hace es transmitir, como el loro de un pirata, lo que dice su amo.

Miquel Iceta (ministro de Cultura y Deporte): se le podría comparar con el enanito Feliz. Es un bailón y el jefe del deporte español pese a que no conste que haga deporte alguno. Tiene más personalidad que Bolaños (cosa fácil) pero está para catalanizar al gobierno.

Pilar Alegría (ministra de Educación y Formación Profesional): Una ministra parecida a Bolaños en la defensa de su querido jefe y que solo habla para criticar a la oposición. Siempre mantiene una sonrisa forzada. Sobre su labor habla poco o nada. Se la podría comparar con el enanito Mudito por lo poco que habla de lo que es de su competencia.

Yolanda Díaz (vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social): Tiene una personalidad extrovertida y ve enemigos por todos lados (sobre todo en las empresas y empresarios). Se la podría comparar con el enano Mocoso, ya que, como los niños malcriados, nunca está contenta con lo que hay y siempre ve fantasmas y persecuciones (especialmente hacia las mujeres). Es la menos marioneta de todos, pero se mantiene fiel por su interés de mantenerse en el sillón a toda costa.

María Jesús Montero (ministra de Hacienda y Función Pública): Se le podría comparar con el enanito Gruñón, porque siempre parece estar echando la bronca a alguien. Tiene un tono de voz muy desagradable y una clara tendencia, como la ministra Alegría, a atacar a la oposición y a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Irene Montero (ministra de Igualdad): Es una mezcla del enanito Gruñón y el Tímido. Siempre parece enfadada (algo que no se entiende habiendo llegado tan lejos con el único mérito de haber trabajado como cajera) y es conocida por lo bien que se lo pasa en sus viajes con sus amigas/amigos/amigues a costa de nuestro dinero. No consta que haya hecho nada que no sea promover un feminismo extremo que deja siempre mal al género masculino.

El de Sanchinieves es, como el de Blancanieves, un cuento, pero es un cuento de terror sin final feliz que se basa en jugar con nuestro futuro y con nuestro país.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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