El consejero de Salud Pública, Mohamed Mohamed Mohand, defendió la postura de su departamento de “seguir siendo restrictivos” en materia de mayores, como desde el inicio de la pandemia, al considerar que continúa siendo “el colectivo a proteger” por su vulnerabilidad ante el coronavirus. Esa es la razón por la que, a pesar de que en el resto de España empezaron a permitirse las visitas a las residencias en la fase 2, en Melilla no ha sido hasta la fase 3 cuando se ha adoptado esta medida, aunque estableciendo para ello un “protocolo cerrado exhaustivo”.
El consejero explicó que estas medidas han sido adoptadas en una reunión de la comisión de desescalada con el director provincial del Imserso en Melilla, los directores de las residencias, el director general de Políticas Sociales y los representantes de los grupos políticos de la Asamblea, dos de los cuales fueron consejeros de Bienestar Social en mandatos anteriores.
Aunque estas medidas para la fase 3 han sido adoptadas por unanimidad, el consejero dijo asumir personalmente esa decisión de “ser más restrictivos que en el resto de España” en cuanto a la protección de los mayores y personas vulnerables se refiere porque a Melilla “no le ha ido mal” y “no quedan más de 10 días para alcanzar la nueva normalidad”.
Por ello, pidió “un esfuerzo añadido” a la población y dijo comprender la queja y frustración de los familiares de estas personas, si bien incidió en el daño que el coronavirus ha hecho a la sociedad, especialmente a los mayores y vulnerables. También recordó el peligro que ha ocasionado en las residencias de España, de ahí la necesidad de “no descuidarse”.
Quejas de los familiares: “Se les trata peor que a los presos”
El “protocolo cerrado exhaustivo” para las visitas en las residencias de mayores ha generado quejas entre sus familiares, que consideran “inhumano” que “se les esté tratando peor que a los presos”.
Así, critican que permitan solo a un familiar estas visitas, que “es el único que puede ir a verlo siempre”. “Por lo tanto, ese familiar tiene que adaptar su trabajo a los cuadrantes que ellos han hecho”, agregaron.
Otras medidas que criticaron es que dicho familiar “no pueda acercarse” a la persona que visita, que solo pueda verlo de lunes a viernes y 30 minutos “que cuentan desde que entra hasta que sale del centro y siempre con una persona por medio del centro”.
A juicio de los familiares afectados, es un “trato absolutamente inhumano” hacia los mayores de las residencias, que llevan un encierro de tres meses “porque cerraron las puertas antes del confinamiento”. La situación ha provocado, según afirman, “muchas escaras por falta de movilidad y pérdida cognitiva, además de otras patologías”.
