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Carta del Editor

Ruina, desencanto y pasividad

El Tribunal Contencioso Administrativo ha aceptado el recurso de los exconsejeros del PP Daniel Conesa, Manuel Quevedo, Esther Donoso, Daniel Ventura y Fadela Mohatar, que presentaron denuncia contra el actual y vapuleado presidente de la CAM, Eduardo de Castro, por haberles destituido cuando aún no había jurado el cargo de presidente. Le acusan de prevaricación, haber tomado una decisión a sabiendas de su ilegalidad, quizás debida al rencor irracional que De Castro atesoró durante años contra el anterior Gobierno.
De Castro lleva ya un año y cuatro meses ocupando la presidencia de la Ciudad y le llueven ataques por todos lados, fuego amigo especialmente incluido, a los que él responde con su habitual e incomprensible forma de farfullar, aunque lo que sí se le ha entendido muy bien es que de ninguna de las maneras va a salir “por las buenas” de la presidencia, como le sugería Imbroda. Ni por las buenas, ni por las malas va a salir voluntariamente de tan agradable despacho y tan suculento sueldo, así que Juanjo Imbroda espera que algún Tribunal eche a De Castro, haga el trabajo que los políticos deberían hacer y que solucionen el desastre político local, algo no demasiado probable ni demasiado cercano en el tiempo (la Justicia española es muy lenta), aunque todo será menos largo y tortuoso que esperar hasta que Gloria Rojas tome alguna decisión, como la de presentar, junto con Aberchán, una moción de censura, por ejemplo.

Así que, temo y lamento, no va a acertar Pepe Megías cuando afirma que “este Gobierno no puede seguir ni un minuto más”. Si hubiera dicho que no “debe” seguir ni un segundo más hubiera acertado y hubiera coincidido con los deseos de casi todos los melillenses, pero “poder seguir” sí que puede. Y probablemente seguirá, dada la naturaleza, y la historia política, de los tres líderes de los -hasta ahora, quizás ya no por mucho tiempo, si no cambian- tres mayores partidos locales, Imbroda, Aberchán y Rojas. Porque desde luego De Castro no es Cincinato, ese emperador romano que, una vez salvada su ciudad -tarea para la que le habían elegido y objetivo que De Castro no ha logrado- abandonó el poder y retornó al humilde arar campestre.
“Melilla Zona Catastrófica”, titulaba Mimon Mehamed su “Atril Ciudadano” del viernes en nuestro periódico, en el que concluía: “Al principio muchos melillenses apoyaban al ‘Gobierno de la esperanza’ surgido entre Aberchán, Rojas y De Castro. En la actualidad parece que el tripartito fuera (es, en realidad, añado yo) lo peor que nos ha pasado, una fatalidad”. Una fatalidad, y eso es lo peor, sin solución, con los actores que componen el drama.

Para vivir bien en común es preciso un mínimo grado de armonía o paz social, señalaba Aristóteles. Aquí, en Melilla, no hay ni armonía, ni paz social. Hay desencanto y una terrible pasividad, la triste sensación de que no se puede hacer nada, que los poderes fácticos -como dice Megías- “no hacen nada, porque no saben hacer nada”, que todo está perdido si tenemos que esperar más de dos años para que se produzca el cambio político.

Para que Melilla salga de la UVI y para conseguir un Gobierno aceptable conviene saber quién es quién en los medios de comunicación de Melilla. Los datos son más objetivos que las opiniones, así que vamos con algunos datos, que además nos ayudarán a recordar el pasado y entender el presente.

En el segundo trimestre de 2010 un organismo público, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicó los resultados de su Barómetro autonómico en Melilla. A la pregunta de “qué periódico, en papel o internet, prefiere Ud. para seguir la información política”, el 35.1 % de los encestados respondió que el MELILLA HOY y el 2.9% El Faro, doce veces menos. (El segundo periódico preferido, con el 16.7%, fue El País, que entonces se vendía en nuestra ciudad -ahora ya no- y lo repartía nuestra empresa, por cierto).

La Ciudad Autónoma de Melilla realizó años después un Estudio de Medición de Audiencias de Medios de Comunicación en nuestra ciudad en 2013. El MELILLA HOY lo leen, era la conclusión, el 67,5% de los melillenses, El Faro, el 29,5%, más de dos veces menos.

Según Google Analitics, datos de 2019, MELILLA HOY tuvo 5.872.408 páginas vistas en internet durante el año, mientras que la cifra de El Faro fue de 2.134.911, muy por debajo de la mitad de nuestro periódico.

Resumiendo: No se trata de compararse con nadie, se trata de cuantificar lo que cada uno es, lo que prácticamente todos los melillenses -menos algunos políticos- saben. Saber -aparte de dar mucho gusto, como decía mi hermano pequeño- permite acertar, mientras que desconocer, no saber, conduce a la ruina, el desencanto y la pasividad mortal.

Posdata
Imbroda ha comunicado profusamente su versión de por qué ha fracasado el pacto local PP-PSOE. Rojas no ha comunicado la suya. Debería hacerlo, antes de que pasen un par de años, si no es mucho esfuerzo para ella.

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