Hombre prudente,
Amigo de Dios
Que supo darnos a todos
Lo mejor del corazón.
Sonrisa, paciencia y amor
Nos los entregaba a diario
Un cariño e ilusión.
Rebozaba simpatía,
Incansable en su labor
A todo el mundo atendía
Sin mirar raza o religión.
Por eso, todos rezábamos
Por su pronta curación;
Sufría demasiado,
El verlo nos causaba gran dolor.
Pero Jesús, que es caprichoso,
Pronto con Él lo llevó:
Le faltaba algo en el cielo,
Su amigo del corazón.
Purita: no sufras,
Él ahora está mejor,
Disfrutando de los suyos
En ese Reino de Dios.
Sentirás en ti su presencia
Dándote fuerza y valor
Para que sigas luchando
Por tus hijos y nietos
Que son todo un primor.
Una súplica quiero hacerte
Pepito del corazón:
No te olvides de pedir
A nuestro buen Padre Dios,
Mande santas vocaciones
A nuestra humilde Congregación.
Te quiero y agradezco
Lo bueno que tú me has dado.
Adiós, hasta el cielo
Donde al ladito de Dios
Nos daremos un abrazo.