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No habrá paz para los ecologistas

El Movimiento en Defensa del Arbolado de Melilla está decepcionado con el nuevo gobierno, ya que ha tomado decisiones que perjudican al medio ambiente y a la mayoría de la población, como abrir al tráfico el Dique Sur y secar la desembocadura del Río de Oro. No ven evolución ni conciencia en las decisiones políticas.
para arbolado

José Vicente Cobo – Portavoz del Movimiento en Defensa del Arbolado de  Melilla

Si partimos de la base de que el enemigo natural del ecologista es el político, entonces se entiende que los tiempos de paz para nosotros transcurran en un visto y no visto, pues siempre se trata de una paz efímera, que no nos alimenta, pues al final estamos siempre expectantes. Y la pequeña franja de relativa paz que transcurre entre una Legislatura y la siguiente tampoco ayuda a que el ecologista descanse en paz, pues no sabe por donde van a ir los tiros mañana. Incluso en esos periodos procuramos estar más o menos alertas y precavidos. Nosotros sabemos, sin ninguna duda, que los enemigos de la naturaleza, del medio ambiente, de los árboles, de la sostenibilidad y de hacer las ciudades más amables, antes o después aparecerán en escena con todo poder y gloria para deshacer hasta el más increíble proyecto verde imaginable en pos de cualquier cosa construida con cemento, la que decorarán con un par de arbolitos de metro y medio.

Por desgracia en el momento actual tanto a mis colegas de vocación como a mí, La Ilusión por un mundo mejor, por una Melilla más verde, sana, amable y habitable nos está durando lo que un caramelo en la puerta de un colegio. Y es que por lo que llevo visto en estos pocos días desde las últimas elecciones del 28-M, poco ha cambiado; es más, diría que las expectativas que inconscientemente puse en un nuevo gobierno se me van diluyendo como lágrimas en la lluvia. Pues es verdad que puse mi cartilla a cero, pero a cero real, sin prejuicios ni valoraciones personales. Pero es que no veo evolución, no veo otra conciencia, no veo otra sensibilidad, no veo respeto hacia lo que, siendo bueno para todos, no se entiende.

Atender las peticiones de los grupos minoritarios es correcto, siempre luché por eso, sin embargo atender únicamente las peticiones de los grupos minoritarios afines al gobierno obviando que el resto de la ciudadanía tambien tiene su voz, su voto, sus derechos y sus necesidades, ya no lo veo tan acertado, más bien todo lo contrario. Para hacer más gráfico y entendible esto lo argumento con unos pocos ejemplos reales:

A los pocos días de llegar al gobierno algún político decidió de forma ultra-urgente poner en marcha una corrida de toros para la Feria de Septiembre, como si con eso se mandara un mensaje vital a alguien o algo. Pero es que había cosas pendiente mucho más urgentes y beneficiosas para todos y que a día de hoy siguen todavía en un cajón. Esto no es democracia, esto puede ser mil cosas, una de ellas cruel.

A los pocos días de llegar al gobierno, se decide sin consultar con nadie, volver a abrir al tráfico el emblemático Dique Sur, lugar de expansión para muchísimos melillenses que habían adoptado el lugar como zona de recreo, paseo, deporte, esparcimiento etc… Y todo eso para favorecer a unos pocas personas que solían usar la zona para dar el típico “rule” en coche. Se favorece a un pequeño sector de la población, en detrimento de la mayoría de la ciudadanía. Esto no es democracia, es algún compromiso adquirido poco ecológico.

A los pocos días de llegar al gobierno nuestros flamantes políticos deciden, imaginamos que de forma legal, modificar un contrato de obra mayor, de la noche a la mañana. Es decir cambiar la configuración relacionada con la obra en calle Marina. Configuración que ya se había acordado en una MESA DE NEGOCIACIÓN, coincidiendo mas o menos con las “obligaciones” que nos marca Europa. Pues bien, ahora para favorecer a una minoría, (los comerciantes de la zona) se perjudica a la inmensa mayoría de los melillenses (más de 80.000 almas). ¿No sería  mejor animar a los ciudadanos a usar el transporte público y los parking que la ciudad dispone a ambos lados de la zona centro? Esto no es democracía esto es imponer un criterio.

A los pocos días de llegar al gobierno, los entendidos en medio ambiente deciden que es mejor secar la desembocadura de Río de Oro (la única que tenemos), dando al traste con toda la avifauna que allí se había congregado en muy poco tiempo, en favor de unas luces de colores, que mal que bien, pueden ser instaladas en cualquier zona de la ciudad. Sin embargo flamencos sólo teníamos uno. Y esto tampoco es democracia es más cemento y más hormigón.

No quiero parecer insensible ante las necesidades y carencias de mis conciudadanos comerciantes, en absoluto, me hago cargo de la precaria situación económica que están viviendo, y me hago cargo de que se necesitan nuevas fórmulas generadoras de riqueza. Sin embargo considero, y estoy convencido de ello, que la solución no pasa ni por los aparcamientos, ni por el tráfico de vehículos por la zona. El Centro Comercial tumbó las expectativas económicas de los comercios del centro de forma irrevocable, lo que significa que no habrá más compradores aunque aumente la circulación de vehículos. La solución pasa por otro cauce. El concepto de poner el coche en la puerta se ha quedado antiguo, no es viable, ya no es real. Entonces por qué frenamos que el centro de la ciudad se convierta en un lugar más amable para todos. ¿No vemos que ya no hay otro camino que el de hacer las ciudades más verdes y que el momento es ahora?

Por supuesto que ni debemos ni podemos olvidar los comercios del centro, pero habrá que poner el asunto en manos de verdaderos profesionales, que valoren realmente el problema haciendo estudios de mercado y aportando soluciones. El coche ya no es la solución, es el problema, y esto se debe entender sí o sí.

FOTO JOSÉ MANUEL GINER

 

 

 

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