Recientemente se conoció la triste noticia del fallecimiento de Mustafa, el mecánico. Una buena persona y de sinceridad con sus amigos, ya que siempre fue con la verdad por delante.
La vida no fue todo lo justa que él se merecía, no se lo llevó joven, pero tampoco relativamente viejo, aunque las circunstancias diarias le impidieron crecer en su profesión, a pesar de ser un buen profesional y, sobre todo, una buena persona.
Sus circunstancias y sus padecimientos los dejaba aparte si se trataba de ayudar a las personas, no con dinero, del que desgraciadamente carecía, pero sí dándole toda su sapiencia, experiencia y, sobre todo, su amistad.
Muchas personas lo echarán de menos, muy especialmente sus amigos del kiosco situado frente a la Jefatura Superior de Policía –el kiosco de Juanmi-, donde tantas jornadas pasó con una de sus aficiones, el parchís.
Descansa en paz, Mustafa, te lo mereces.