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Musk (Twitter/X): Genio y Héroe; Bufón y Traidor

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Musk es un genio tecnológico, nadie lo duda.

Es prácticamente el inventor del coche eléctrico y su marca, Tesla, es con diferencia, según los datos de L’Argus, la que más coches eléctricos ha vendido en el mundo en 2022, más de un millón doscientos mil. Sus dos seguidores son marcas chinas, que venden mayoritariamente en ese país y, aún así, suman entre los dos muy poco más de lo que ha vendido Tesla. Su primer seguidor no chino es Volkswagen, que ha vendido poco más de la cuarta parte que Tesla, unos trescientos cincuenta mil vehículos. Tesla también es líder en baterías de gran capacidad para uso industrial e incluso doméstico, con precios todavía muy altos pero bajando con bastante rapidez. Una batería, para dar energía a un hogar durante un día cuesta unos 6.000 dólares, sin contar la instalación requerida.

También es genio y pionero, a través de su compañía Space X, en la utilización de cohetes reutilizables para poner satélites en órbita, abaratando exponencialmente los costos y permitiendo realizar un gran número de lanzamientos cada año. De los aproximadamente ocho mil satélites que operan en la actualidad en «órbita terrestre baja», generalmente a menos de 500 kilómetros sobre la Tierra, más de cuatro mil quinientos son satélites Starlink lanzados y propiedad de Space X, o sea, de Musk. La compañía espera multiplicar este número casi diez veces en los próximos años.

Starlink no es la primera constelación de satélites en órbita terrestre baja existente, muchos de ellos vendidos al Departamento de Defensa. Lo que principalmente distingue a la red es la seguridad en su uso, ya que a pesar de todos los medios que Rusia ha puesto en juego, ha sido incapaz de interferir o impedir sus comunicaciones. Además, Starlink destaca por la cantidad de datos que puede mover, así como por la rapidez con la que puede aumentar esa capacidad. Cuanto mayor sea la flota de satélites, más versátil y efectivos son: a medida que un satélite vuela sobre un terminal ubicado en el suelo, transfiere la señal al satélite que le sigue y así sucesivamente, formando una cadena que garantiza que los usuarios mantengan un acceso constante a Internet.

Musk es un héroe para Ucrania.

Una hora antes de que Rusia lanzara su invasión de Ucrania, el 24 de febrero de 2022, sus servicios de inteligencia lanzaron un ataque masivo de malware para desactivar los enrutadores de la compañía estadounidense Viasat, que proporcionaba comunicaciones al país. El sistema de mando y control del ejército ucraniano quedó inútil, por lo que era casi imposible organizar la defensa. Sabedores de la capacidad del sistema Starlink, las autoridades ucranianas pidieron ayuda urgente a Elon Musk, y el viceprimer ministro, Mykhailo Fedorov, usó Twitter para instarlo a enviar terminales a Ucrania, para que pudieran usar el sistema satelital de la compañía.

Musk estuvo de acuerdo. Dos días después, 500 terminales Starlink llegaron a Ucrania. Musk se sintió en ese momento un héroe que estaba tratando de salvar al mundo. Al día siguiente, SpaceX envió 2.000 terminales más a través de Polonia, pero como la electricidad estaba cortada en algunas áreas, también enviaron baterías de Tesla y paneles solares para alimentarlas. En cuestión de días, se enviaron 6.000 terminales y platos más, y en julio de 2022 había 15.000 terminales Starlink operando en Ucrania. Musk había contribuido decisivamente a la defensa de Ucrania.

Musk es a veces un bufón.

Musk a menudo se deja llevar por su ego de genio innovador y permite que sus sueños dicten sus decisiones. Musk es un líder carismático, pero también es conocido por su estilo de gestión exigente y a veces controvertido. Ha sido acusado de ser demasiado controlador y de crear un ambiente de trabajo tenso. En ocasiones, al sentirse presionado por no alcanzar los plazos de producción a tiempo, ha llegado a pedir que sus empleados trabajaran sin descanso durmiendo, si era preciso, en el suelo de sus puestos de trabajo. Al comprar Twitter despidió a muchos miles de sus empleados en unos pocos días, sin consideraciones organizacionales o personales.

La historia ha demostrado que tanto Musk como Tesla no cumplen los plazos y prometen lo imposible a sus clientes. «Nunca fue nuestra intención engañar a nadie, si cometimos errores fue porque fuimos estúpidos. Decimos las cosas que creemos, aunque signifique ser iluso», dijo.

En cuanto a la compra y posterior gestión de Twitter, Musk ha cometido una serie de importantes errores, desde que la compró en octubre de 2022. Musk pagó 44.000 millones de dólares por Twitter, una cifra que muchos analistas consideran excesiva y de la que el mismo se arrepintió, hasta que se vio forzado a ejercer la opción de compra. Musk prometió hacer de Twitter una plataforma más libre de censura, pero lo que ha hecho es abrirla a un alto número de troles y extremistas, dado que despidió a buena parte del equipo de la compañía, entre ellos a los encargados de la moderación. Estos errores han llevado a una caída del precio de las acciones de Twitter en un 60% desde que Musk la compró. La compañía también ha perdido usuarios, con un descenso del 10% en el primer trimestre de 2023.

También lo hace parecer bufón, en ocasiones, su propensión al drama, a las exageraciones, a las declaraciones grandiosas, no siempre basadas en un análisis sosegado de la realidad que le rodea.

Musk podría ser considerado un traidor a Ucrania.

En septiembre de 2022 Musk se enfrentó con una decisión que, en ningún caso, tuvo que haber estado dentro del rango de sus competencias. El ejército ucraniano estaba intentando un ataque furtivo contra la flota naval rusa con base en Sebastopol, Crimea, enviando seis pequeños submarinos no tripulados llenos de explosivos, y para guiar su navegación hacia el objetivo, estaba usando Starlink. Al saberlo, Musk desactivó el sistema y los drones submarinos se perdieron sin conseguir sus objetivos. Posteriormente también desactivó el sistema en los territorios ocupados por Rusia en el este de Ucrania.

Musk temió que su sistema satelital pudiera ser considerado colaborador necesario de un ataque, de tal importancia y en un lugar tan sensible, que pudiera dar lugar a una reacción rusa con armas nucleares. Parece que había hablado con el embajador ruso en los Estados Unidos y este le había dicho explícitamente que un ataque ucraniano contra Crimea conduciría a una respuesta nuclear.

Lo que podría haber sido una importantísima victoria estratégica para Ucrania, quedó en nada por la decisión de un solo hombre.

Adoptó, en el fondo, la misma postura que los países occidentales, cuando le niegan a Ucrania el armamento que necesitaría para atacar en profundidad a los invasores rusos o cuando le prohíben su uso sobre territorio ruso. Ello se traduce en que Ucrania está combatiendo con una mano atada a la espalda. ¿Hasta cuándo será capaz de hacerlo?

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Redacción

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