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Mundial de cartón piedra. Frontera a la antigua

Por: J.B.

Un Mundial de cartón piedra, artificial y con el dinero como bandera

Sobre la conveniencia/el desarrollo del dónde, el cuándo y el cómo debería haber sido el

el mundial de fútbol que está en juego todavía en Qatar, había, hay y habrá muchas dudas/discrepancias.

El juego está siendo muy pobre, con algunas excepciones como el partido Francia-Inglaterra (el mejor del mundial, con diferencia); el ambiente también deja mucho que desear; las condiciones para viajar al país organizador son disuasorias (precio desorbitado de los billetes de avión, alojamientos precarios y caros, poca oferta de ocio, etc.); a los aficionados locales les tienen que pagar para que vayan a los estadios (el fútbol es algo secundario para los cataríes); no se sabe cómo va a afectar a todas las ligas paralizadas, etc.

Pero lo peor de todo es que el interés que despierta el mundial está siendo, en prácticamente todo el mundo, mucho menor que cualquiera de los anteriores y se debe a que es un mundial impuesto por el dinero que derrocha Qatar (que compra a gobiernos y federaciones, además, claro está, de a la UEFA y la FIFA) y que se desarrolla en un país que es una dictadura represiva con muchos colectivos (con el apoyo implícito a sus métodos que supone la participación).

La Copa del Mundo de la vergüenza

Lo denunció Amnistía Internacional: migrantes procedentes de Bangladesh, India y Nepal que trabajaron en la reforma del emblemático estadio Jalifa y el ajardinado de las instalaciones deportivas y zonas verdes circundantes, la denominada “Aspire Zone”, fueron explotados. Algunos fueron objeto de trabajo forzado. No podían cambiar de trabajo, no podían salir del país y, en muchos casos, tuvieron que esperar meses para cobrar sus salarios (bajísimos comparados con el nivel europeo e insultantes comparados con los de los trabajadores autóctonos), que muchas veces no coincidían con lo prometido.

Se supone que, cuando acabe el mundial, seguirán trabajando, en el mismo régimen de semi-esclavitud, para desmontar muchas de las instalaciones, pero los organismos (especialmente la UEFA, la FIFA y las federaciones participantes) y países occidentales (también los no occidentales) seguirán mirando para otro lado. “La pela es la pela”, que diría un catalán.

Mientras, la FIFA —organismo internacional de gobierno del fútbol—, sus patrocinadores y las empresas de construcción han obtenido grandes beneficios económicos con la celebración del torneo.

Frontera a la antigua

Quieren algunos (que hacen mucho ruido) que la frontera vuelva a ser como era antes de la pandemia y yo creo que no se debe volver a lo que había antes, pero tampoco se debe consentir lo que pasa ahora (colas interminables de horas, múltiples controles, puestos fronterizos cerrados, comercio imposible, imposibilidad de pasar compras o algunos artículos para consumo propio, etc.).

El director del Observatorio de Ceuta y Melilla, Carlos Echeverría, ha asegurado recientemente que la frontera de Melilla con Marruecos (también la de Ceuta) “es frontera exterior de la Unión Europea, aparte de frontera exterior de España”, un

territorio que denominó como “muy resbaladizo en distintas dimensiones, lo es en la dimensión clásica de una frontera, pero es también una frontera instrumentalizada por ese país (Marruecos) que reivindica ese territorio”.

Pues si Melilla (y Ceuta) son una frontera europea, debe la UE (Unión Europea) tomarse muy en serio el tema de ambas fronteras para que estas sean como las que tiene Europa con otros países vecinos: con control de mercancías y personas y con personal suficiente para que el paso y control se realice en un tiempo prudencial.

Se entiende que muchos melillenses españoles de origen marroquí quieran que el paso a Marruecos para, al menos, ver a sus amigos y familiares sea más fácil y también se entiende que algunos melillenses, que hacían negocio con Marruecos, quieran poder reanudarlos. Pero el tener un vecino poco amistoso (y con el hándicap de un gobierno español débil y mentiroso como el de Pinocho Sánchez), que utiliza las fronteras con España como un instrumento para conseguir sus fines, nos obliga a ponernos en manos de Europa para que obligue a nuestro incómodo vecino a crear una frontera “normal”.

Apuntes de Melilla

Decía un colaborador de Melilla Hoy (artículo de opinión de Gonzalo Fernández el 11 de diciembre en Melilla Hoy) lo siguiente: “En un reciente artículo publicado en este diario, comentando sobre la victoria futbolera de Marruecos, un líder musulmán de Melilla realizó una brillante defensa de su biculturalidad, afirmando que, una vez eliminada España, era el momento de apoyar a Marruecos. Nada que objetar hasta aquí, en cualquier orden en que hubiera elegido hacerlo. Pero al comentar luego sobre las celebraciones en Rabat, en las que participó el monarca marroquí, escribió algo

similar a “siempre detrás de su majestad”. La pregunta obvia es: ¿quién es su

majestad, al que el autor sigue incondicionalmente, el de España o el de

Marruecos? “.

No se obliga a nadie a que sea español si no quiere serlo, pero no se puede ser blanco y negro a la vez, ni rubio y moreno,…. Las nacionalidades son como el aceite y el agua: no se pueden (ni se deben) mezclar.

Por otro lado, no es Marruecos el único vecino de España, ya que también tenemos a Francia y a Portugal, pero si que es un vecino incómodo (también lo es Francia en ocasiones) y no muy amigable. Dar por hecho que todos los melillenses debemos animar a Marruecos es mucho suponer.

Que los melillenses españoles de origen marroquí apoyen a Marruecos me parece muy normal siempre que la selección marroquí no juegue contra España. Lo que no parece muy normal (si es entendible para los marroquíes residentes en Melilla) es que los citados melillenses se alegren de que la selección de Marruecos elimine a la de España.

Un ex senador marroquí criticó, la semana pasada, “la provocación innecesaria” de la colocación de la bandera de España en el Dique Sur. Se me ocurren algunas preguntas: ¿Desde cuándo es una provocación poner la bandera de tu país en algún punto de él? ¿Acaso no hay en Marruecos banderas del país vecino por todas partes? Ya sé que en Cataluña y el País Vasco también pasa (regalo de la política de Pinocho), pero: ¿Debemos permitir también que otro país nos diga qué tenemos que hacer con nuestra bandera?

Las organizaciones empresariales de Melilla han reclamado al Gobierno de la Ciudad Autónoma que apueste por las empresas locales, en vez de realizar adjudicaciones de manera directa y sin concurrencia a empresas de fuera, como ha sucedido con la entidad Raíz Digital S.L., que desarrollará un programa por una subvención excepcional directa de 485.000 euros. Pues no estaría mal que, como piden las organizaciones de empresarios, se vea, antes de encargar algo fuera, si hay empresas melillenses que pueden realizar un trabajo.

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