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Moll de Alba: La muerte en un abrazo (I)

Navidades en Marruecos
En Marruecos son agitados los días navideños de 1924. El repliegue iniciado a primeros de septiembre está prácticamente terminado. La opinión pública se identificó al fin con la idea del general Primo de Rivera en cuanto a las ventajas de establecer una nueva línea, y en España ya no se discute sobre el abandono de las posiciones sembradas por el interior de la zona. En las tertulias comentan favorablemente aquella nueva línea que iba a permitir las máximas condiciones de seguridad y evitar las continuas traiciones de las cabilas sometidas a medias.

Desde el 10 de diciembre rebosan alegría las calles de Tetuán. Se ha terminada el repliegue de Meter, de Targa, de Kaaseras, de Uad Lau, y en el sector de Xauen, con precisión casi matemática, agitada y sangrienta a veces, se acogen al campamento de Ben Karrich, Dar Akobba, Zoco Arbaa de Beni Hassán y Taranes. Las unidades se ven ahora aliviadas de la pesadilla de los constantes ataques a blocaos y posiciones, cuando el necesario servicio de aguada ponía cada mañana la triste nota de unas bajas inevitables.

El cuartel general del Ejército de África publica el día 13 una orden del día muy, expresiva y esperanzadora: Entráis en Tetuán después de realizar las más difíciles operaciones de guerra: levantar asedios, retirar puestos alejados y replegaros por un largo desfiladero cubierto de enemigo en sus dos flancos. Esto es lo que en la presente ocasión ha pedido el honor y la conveniencia de España, y esta es lo empresa que habéis culminado, más difícil que avanzar, y además demostrativa de mayor abnegación y disciplina ¡Bravo, señores generales, jefes y oficiales, clases y soldados!

Un nuevo reguero de sangre española marca el camino de la civilización, que, aunque no lo vean claramente todos, no cabe dudar de que ya está abierto. Dentro de poco se irá a Xauen sin peligro ni preocupación alguna, guardado por los mismos moros que hemos tenido en frente y por los muy bravos y leales que hemos tenido al lado.

Entráis en Tetuán, naturalmente, ávidos de descanso y aún de placeres; pero es preciso que os contengáis y procedáis con moderación para que la ciudad, al recibiros y aplaudir vuestro valor, aplauda también vuestra urbanidad y vuestra disciplina. Yo garantizo que responderéis a la confianza que en vosotros pongo.
Algo queda por hacer. Dominar focos de rebeldía que se han encendido ingrata y cobardemente tras nuestras líneas mientras os batíais bravamente. El escarmiento será breve, pero será duro. También en Larache terminan hoy la liberación de puestos asediados y el repliegue a las líneas marcadas.

En Melilla vuestros camaradas, vigilantes, no km cesado de tener inquieto al enemigo. Dedicad todos unas plegarias a los muertos, un recuerdo a los que sufren heridas, admiración a los héroes, respeto a cuantos cumplieron con su deber, lástima a los que le olvidaron y hacer nuevos ánimos para proseguir la vida, que es siempre lucha y anhelo.
A los que pronto se apartarán de nuestras filas, que lleven a sus hogares, con vuestro recuerdo, el saludo de los que quedan. Vuestro abrazo a vuestras madres que sea también el de España, a la que siempre hemos de unir a nuestras penas y alegrías.

Y ahora, unas horas de descanso y en seguida a trabajar, a ultimar la magnífica obra, que el mando la observa, y España espera impaciente la solución de este problema para atender a otros que envuelven su progreso y engrandecimiento. Por mi parte, sólo puedo deciros que si con vuestro eficaz concurso he contribuido a prestar a España un servicio importante, mi gratitud a vosotros es imperecedera y mi satisfacción por ello es insuperable.- Vuestro general en jefe, Migue1 Primo de Rivera.
Las tropas que descansan animan las navidades de Tetuán, de Ceuta, de Larache y Melilla. En !as calles, los soldados se saludan y abrazan y, en un diálogo entrecortado y efusivo, dejan reflejadas las impresiones de aquellos días:
-Y vosotros, ¿qué tal?
-Aquí estamos, vivos y sanotes, gracias a cuanto nos suministraron los aviones mientras duró el cerco a la posición.
Otros añaden: -Nosotras venimos de Xauen. Primero recogimos a los de Dar Akobba y después a las del Zoco el Arbaa de Beni Hassán: desde allí nos replegamos con los del Fondak el Amin y Taranes. Todos descansan ahora en el campamento de Ben Karrich, Menos nosotros.
-¡Esto se termina, chico!
-Será para vosotros, que estáis casi con !a licencia en la mano: pero los que nos quedamos aquí, aún tendremos jaleo para rato.
-Pero ahora debemos celebrar esta paz que nos regalan, ¿no os parece?
-¿Paz? ¿No habéis escuchado la orden general de ayer? «Aún queda alzo por hacer… EL escarmiento será breve, pero será duro…”
-¡Bueno! cortó uno de Artillería-; os invito a turrón, que acabo de recibir del pueblo, y así lo celebraremos.
¿Hace? -Con uno que lo diga, basta. ¿Dónde está?
-Aquí lo tengo, porque ahora mismo me lo han entregado!
Yo propongo ir á un cafetín moruno. ¡Turrón y té verde con hierbabuena!
-Estupendo! Vamos.

Calle arriba, camino de la Luneta, camino de la Luneta, se cruzan con otros grupos de soldados que curiosean los comercios típicos. De vez en cuando, como un cordial saludo de alegría y buena voluntad, salta la calle de acera a acera un ¡felices navidades! que provoca paradas y abrazos. En las tertulias de oficiales las conversaciones enfocan los últimos acontecimientos desde un punto de vista técnico, y todas las opiniones coinciden en lo positivo del repliegue. Un grupo de oficiales del Tercio celebra las fiestas en casa del más antiguo de la Bandera, y allí el anfitrión brinda diciendo:
-Por la victoria de esta retirada. Acabamos de destruir un edificio en precarias condiciones de seguridad. España se propone levantar sobre sus bases una edificación sólida, indestructible que permitirá a su Ejército cumplir con honor la misión que se le confió. Brindemos por el mando que señaló de antemano lus límites del repliegue para convertirlo en victoria. Al haberlo concebido y dirigido sin perder la libertad de acción, demostró al enemigo y al mundo entero su capacidad y su preparación, de la que todos nosotros nos sentimos orgullosos.
La opinión pública española recobra de nuevo una explícita confianza en las fuerzas y en los mandos de Marruecos. Prmartin, en su libro Los valores históricos de la Dictadura española, refleja así la confianza que en España despertó el prestigio del mando:
Vuelve a imperar y a Triunfar un principio, una palanca moral más poderosa que poderosos armamentos: e1 prestigio del mando, el principio de autoridad. La autoridad del en aquellos días angustiosos de Tetuán, a semejanza de un electroimán ordenó, electrizó, orientó hacia un solo fin la atmósfera tensa, plena, de momentos agudos de estridencia y dureza como puntas metálicas, en aquellos días de lacha, la más heroica, la más alta moralmente, la de la retirada militar que quiere conservar su conciencia y su voluntad en el contratiempo.
Gracias a este esfuerzo moral no se trasformó la retirada en un desastre, que al decir unánime hubiera sido mayor que el del 21, y nos hubiera hecho perder por completo toda la zona occidental. Sobre el papel moral importantísimo de la presencia del general Primo de Rivera en Tetuán en aquella época todos los pareceres son unánimes.
El repliegue, palabra muy popular durante las Navidades de 1924, constituyó un éxito rotundo para las fuerzas y mandos del Ejército.
Sus distintas fases, eran: Romper la resistencia del enemigo, llegar a las posiciones sitiadas, levantar el cerco y proteger la evacuación de las fuerzas que las guarnecían. Todo quedaría concluido el 20 de diciembre.
Las posiciones del sector de Gomara y Uad Lau terminaron de replegarse el 15 de noviembre cuando se había llevado a cabo la concentración de las distintas posiciones de Beni Arós -Zoco el Jemís, Bab Es Sor y Rokba el Gozal -en Megaret, elegida como punta clave de la línea Primo de Rivera.
En los límites de la zona francesa, desde Mexerah se irradia la acción sobre la posiciones situadas, y a pesar de que las lluvias dificultaban el movimiento, el 14 de diciembre todas las unidades alcanzan Taatof otro de las puntos elegidos de antemano de la línea defensiva. En la zona oriental, de escasa actividad bélica durante los meses finales de 1924, la última unidad que se replegó fue el Grupo de Regulares de Alhucemas, que llegó a Melilla el 20 de diciembre. Antes habían llegado los batallones de San Fernando, de Ceriñola, de Valladolid y Asia.

La moral en la retirada
La retirada es una de las maniobras que más se practican, y siendo estos movimientos la piedra de toque de la moral de las tropas, todas las precauciones han de ser pocas para llevarlas a feliz término.
Esas retiradas lentas, por escalones, tan frecuentes en nuestras escuelas prácticas, en que los asaltos se acomodan a las reglas de la guerra regular, olvidando tal vez demasiado la realidad del combate, tienen que desterrarse de nuestra campaña de Marruecos.
El moro aprovecha los momentos de la retirada para echarse encima, ganar la cresta y sorprender con su fuego a la tropa en los momentos del repliegue. En las retiradas, en que una fuerza se para hacer un escalón, recorrido el espacio que le dicen los reglamentos, si el enemigo ha ganado la cresta aumentará muchísimo el número de balas, y si la moral de las tropas no es excelente y la zona de fuego está muy enfilada, acaba abandonando a los heridos y sembrando en ella el germen del “chaqueteo”. Para evitar esto, es conveniente que los saltos se ajusten a las condiciones del terreno, teniendo establecidas previamente a retaguardia otras unidades que protejan las retiradas, que harán los soldados a paso ligero y teniendo una señal convenida para volver a ocupar el puesto en caso de que alguno caiga herido, estando siempre los sostenes dispuestos para reaccionar en este sentido. La situación a retaguardia de las ametralladoras batiendo las crestas y collados en el que el enemigo hará su probable aparición, permitirá en la mayoría de los casos, colocando en ellas un fuego de barraje, retirarse sin ser hostilizados.
Si el enemigo está tan próximo y el terreno puede favorecer su avance, entonces es preciso simular la retirada esperándole con serenidad que llegue en pocos metros, hacerles unas descargas y aprovechar la segura huida para replegarse, en la seguridad de que no se echará encima nuevamente; pero para esto hace falta que la moral de las tropas sea muy elevada. Todas estas prácticas, el aprovechamiento del terreno disimulando la situación de los tiradores, la ocupación de las crestas, las retiradas, etc., eso malicia del combate, los moros la señalan con las palabras españolas de “saber manera”, y es indispensable en esta guerra que todos aprendan a “saber manera”. FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE (Del Diario de una Bandera).

La victoria del repliegue
El repliegue implica siempre una serie de dificultades aun en las situaciones tácticas más elementales. Se necesita una perfecta coordinación de todos los servicios.
Cuando los harqueños se enteran del repliegue de Xauen, lo interpretan de muy distinto modo. Para unos constituye una sorpresa y temen que algo secreto se esconde detrás de toda esta maniobra del Ejército. Para otros, más simples, no hay más que abandono de la lucha, que por cansancio de los propios combatientes, quizá por interferencia de la política española o quizá porque la victoria está de su parte….
(Continuará)

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José Antonio Cano

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