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Mis mejores deseos para un nuevo año vital para España y Melilla

Suelo sentir casi siempre en estas fechas, y este año no es excepción, una mezcla de sensaciones y sentimientos (supongo que no seré el único y que debe ser algo que les pase a muchas más personas en el mundo), muchas veces enfrentados, que me hacen relativizar los problemas diarios que muchas veces nos amargan la existencia, que nublan nuestra visión diaria de la realidad y que hacen que la contemplemos de una forma mucho más pesimista de lo que realmente es.
Suelo experimentar, durante la Navidad, cosas no muy positivas como: sensación de soledad (aunque esté rodeado de gente que me quiere), recuerdo de los que no están, miedo a perder a seres queridos que ahora están cerca, miedo a no estar a la altura con mis familiares y amigos, preocupación por el futuro de mi hijo y del trabajo o la empresa, deseos de cambio total de vida (lugar, trabajo, país, casa, etc.), etc.
Por otro lado, también se desarrollan dentro de mí (al mismo tiempo que las cosas no positivas antes indicadas) otros sentimientos mucho más positivos: la sensación de que el año siguiente todo va ser mejor, un sentimiento de amor y fraternidad mucho mayor con mis amigos y familiares, una especial alegría de vivir y de hacerle la vida más fácil a la gente que tienes alrededor o un sentimiento sincero de olvido/perdón de ofensas/malas sensaciones.
Lo mejor de la Navidad, con independencia de la religión que se procese o de que no se procese ninguna, es el espíritu navideño, que podría definirse como “algo que hay en el ambiente que nos hace mejores”.
Algunas frases que vienen al caso: “Ojalá pudiésemos meter el espíritu de la Navidad en jarros y abrir un jarro cada mes del año” (Harlan Miller). “La Navidad no es un momento ni una estación, sino un estado de la mente”. “Para captar el significado real del Espíritu de Navidad, solo necesitamos soltar la última sílaba, y se convierte en el Espíritu de Cristo” (Thomas S Monson).

Deseos
Prefiero desear “Feliz Año Nuevo” que “Feliz Navidad”, por razones temporales obvias. Por otro lado, creo que hasta las peores personas e incluso hasta los gobernantes más inútiles, bobos o corruptos (de los que hay muchos en nuestro gobierno nacional y local) se ablandan y/o mejoran en estas fechas, y es a partir de esta premisa cuando surgen mis deseos para el año 2023 que, entendiendo que pueden parecer un poco (o mucho, según quien lo mire) ingenuos, están influidos por el espíritu navideño:
Para no aburrir, voy a limitarlos a 10.
Los más complicados: 1) Que se den pactos de Estado, sobre temas de especial importancia para todos, entre el gobierno de turno (nacional o local) y la oposición que no busquen un rédito electoral. 2) Que las legislaturas, con independencia del signo gobernante, se limiten a dos mandatos, lo que iría en beneficio de los ciudadanos porque los mandatos largos provocan clientelismo, corrupción y autocracia. 3) Que la Ley D´Hondt sea modificada para acabar con el efecto bisagra de los partidos nacionalistas, que provoca las concesiones sin límite a estos. 4) Que se vea a las empresas, sobre todo a las pequeñas y medianas, como el motor del país y se les ayude y valore; 5) Que las indemnizaciones por despido (por cualquier causa), que llevan a la quiebra a múltiples empresas (y al paro al resto de trabajadores que hubieran podido conservar su trabajo), sean asumidas, con lo posible única excepción del despido improcedente, por el Estado.
Los deseos menos complicados (pero tampoco fáciles): 1) Que haya cambios de gobierno (tanto en España como en Melilla), porque, por desgracia, los actuales se han demostrado inútiles a la hora de solucionar nuestros problemas; 2) Que a los autónomos se nos deje de perseguir (en Melilla nos quieren quitar también la bonificación en el pago de la Seguridad Social) y explotar; 3) Que podamos tener (en Melilla y Ceuta) una frontera normal, moderna fluida y bien protegida; 4) Que Melilla (y Ceuta) sean Europa y parte de la Unión Aduanera Europea; 5) Que se le plante cara a Marruecos: está mal que el abusón abuse del débil, pero peor es que el más débil abuse del más fuerte por la estupidez del segundo.
No parece que pida mucho, si lo miramos con el espíritu navideño, pero sin él parecen deseos difíciles. Esperemos que los deseos para 2023 se conviertan en realidad.

¡Feliz Año 2023!

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