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Columna abierta

Melilla ni aparece en el mapa en el informe sobre calidad de aire atmosférico 2016 de España

Guelaya Ecologistas en Acción reivindica desde el año 2014 la instalación de una estación permanente de medición de emisiones. Melilla es el único territorio español que no cuenta ni siquiera con la aprobación de la ciudad autónoma para instalar una estación permanente de medición de la calidad del aire atmosférico. España incumple sistemáticamente los límites de polución vigentes desde 2010 en la UE, sobre todo en las grandes ciudades, pero no solo en ellas. Ciudades más pequeñas también presentan niveles preocupantes.
El informe del Ministerio de medio ambiente (MAPAMA), que acaba de conocerse, incluye información que se clasifica por contaminantes en su zonificación. Hasta 135 zonas y más de 700 estaciones de medición hay en España repartidas en todas las CCAA para conocer los contaminantes que respiran, SO2, NO2, partículas, ozono, metales…
Pero Melilla no aparece en el mapa. No hay datos. Los efectos de la contaminación, y los niveles máximos marcados por la UE se justifican por dos motivos: la salud de las personas y el efecto sobre la vegetación. La agencia europea de medio ambiente calculó en España 27.000 muertes prematuras con los datos de hace dos años, derivados de la contaminación, que tiene en Melilla tres causas principales, como en todo el país, la producción de electricidad, ENDESA, los residuos, ENRESA, y el tráfico rodado.

Si tenemos en cuenta que la contaminación del aire afecta a todas las personas que respiran, Guelaya Ecologistas en Acción quiere llamar la atención sobre los efectos en la salud de las personas en una ciudad en la que los problemas respiratorios, el asma, las alergias…forman parte de nuestra vida cotidiana.

Desde que se conocieron los datos del equipo móvil que el MAPAMA envió a Melilla en otoño de 2013 a medir contaminantes en Melilla hemos reivindicado la necesidad de que la Ciudad Autónoma, único organismo autonómico que no ha aprobado en España la adquisición de un equipo de mediciones, ponga en marcha una estación de medición de la calidad del aire.

No hemos encontrado voluntad política para defender la salud pública por parte de la Ciudad Autónoma, y no es una cuestión que dependa de las personas. Ni el consejero de medio ambiente anterior ni el actual han hecho nada por garantizar algo tan sencillo como el derecho a la información y la defensa de la salud pública.

Si nos limitamos a los pocos datos que disponemos, del otoño de 2013, podemos decir que en Melilla existen alertas sanitarias que no se producen porque no se quiere disponer de datos para poder realizarla, y eso es lo mismo que decir que el Gobierno de la ciudad no está interesado en defender la salud pública.

Destacamos tres tipos de contaminantes: Los óxidos de nitrógeno. Los niveles medidos en el “Parque Hernández” son muy similars a los valores máximos legales que se obtienen en grandes ciudades. Las partículas, sobre todo las pequeñas, las P2.5, superaron los niveles máximos. Los efectos que las personas sentimos en nuestros pulmones cuando el polvo en suspensión se ve en el aire, sin necesidad de medirlo, es independiente de que el polvo sea sahariano o venga de donde venga. Si hay polvo en suspensión, queremos saberlo. Hay quién necesita utilizar mascarilla esos días.

En ozono troposférico se registraron en 2013 puntas en las estaciones de Pinares de Rostrogordo y Parque Hernández. Al menos en dos ocasiones se sobrepasó el umbral de alerta de 240 µg/m³ en dos semanas.

No es solo el derecho a la información, si con ello se quiere decir que tenemos derecho a saber qué respiramos, es el derecho a un medio ambiente que no te haga enfermar por algo que respiras, o al menos, que podamos prevenir los efectos ante aumentos de contaminación puntuales, tanto si la causa en Melilla es el tráfico, o el polvo sahariano.

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