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MELILLA HACE UN SIGLO

Melilla hace un siglo

Por José Antonio Cano

Meses de mayo y junio (y II)

El creciente impulso de la explotación minera, que de 199.400 toneladas extraídas en 1918, ha llegado en 1920 a 301.390 toneladas de mineral exportado, ha inducido a la Compañía a intensificar las labores, multiplicando y perfeccionando el «utillaje» industrial que las impensadas proporciones de aquellas hacen indispensables frente a una riqueza que la última cubicación realizada por técnicos ajenos a la Compañía valora en más de 20 millones de toneladas de mineral con una ley media de 63 y 64 por 100.

A tal fin pone ahora en circulación las 10.500 obligaciones objeto de la presente suscripción pública, parte de las 30.000 creadas en 5 de julio de 1920 de las cuales solo habían dado a la circulación con anterioridad 7.362 títulos.

Con su producto ha de emprender la Compañía, con la máxima rapidez posible, la total terminación de las obras de depósito y embarcadero en el puerto de Melilla: el aumento de los medios de transporte acondicionándolos a las nuevas exigencias de la explotación intensificada, montándose, entre otros, una segunda línea cerca entre la mina y los depósitos de San Juan; la construcción de edificios abovedados con una cabida de 200.000 toneladas de mineral; la renovación y aumento del material ferroviario; instalación de grandes lavaderos para el beneficio de las tierras mineralizadas y mejora de los trenes-tranvías que desde 1919 circulan en Melilla.

La seriedad de la empresa que viene avalada por su brillante actuación desde que se creó, garantiza el acierto en la concepción y realización de los proyectos que quedan enumerados y que han de multiplicar los rendimientos de la Compañía.

Forman el Consejo de Administración de la Compañía Española de Minas del Rif, los señores siguientes:

Excmo. Señor don Alejandro de Gandarias, presidente; Excmo. Señor Conde de Güell, vicepresidente; don Clemente Fernández y González, vocal; don Alfonso del Valle de Lersundi, vocal; Excmo. Señor Conde de Zubiría, vocal; Excmo. Señor Conde de la Dehesa de Velayos, vocal; don Alfredo María Massenet, vocal; Excmo. Señor don Manuel Portela y Valladares, conde de Brías, vocal; Excmo. Señor don Pablo Rózpide y Bériz, vocal; Excmo. Señor don Carlos Levisson y Applewaite, vocal; don Daniel Macpherson y Bonmati, vocal; don Jerónimo Roiz de la Barra, vocal secretario.

Reproduzcamos finalmente, como proyección exacta de la situación de esta Compañía, los dividendos repartidos durante un quinquenio y su último balance. La claridad de las cifras excusará el comentario.

Dividendos repartidos

Años 1916, 50 pesetas; 1917, 60 Idem: 1918, 90 ídem; 1919, 100 Idem, y 1920, 100 Idem.

18-06-1821. La jornada de Abarrán y la Prensa.

Dada la extensión del artículo solamente muestro el título del mismo.

19-06-1921. Accidente de aviación en Zeluán. Un teniente piloto y un soldado observador, muertos. Entierro de las víctimas.

A las nueve y media de la mañana del lunes 18 de junio de 1921, se estrellaba violentamente sobre el campo de aviación de Zeluán, un aparato de este mismo aeródromo pilotado por el teniente de Infantería Ramón Ostáriz Ferrándiz,  (hermano del capitán de Ingenieros Luis, de las Intervenciones Militares  del territorio de la Comandancia General de Melilla, que murió en los combates de 27 y 28 de marzo de 1927 para socorrer Tabarrant), que llevaba como observador al soldado Antonio Cabo Rodríguez, pertenecientes a la escuadrilla mandada por el capitán aviador Fernández Mulero

Era un avión del tipo «Havilland» que iba a realizar un vuelo para ver las condiciones del aire en esos instantes, segundos después parado el motor, caía el biplano a tierra desde pequeña altura. Momentos después del accidente, y en la enfermería del aeródromo de Zeluán, ambos tripulantes dejaron de existir. Eran las nueve y media de la mañana. El aparato quedó destrozado.

El General Fernández Silvestre, con el Jefe de Estado Mayor Sánchez Monge y ayudante, teniente coronel López Ruiz, marcharon a Zeluán, y también el hermano del teniente con el coronel López Pozas. En el camino le disuadió S.E. de que continuara el viaje. A las seis y media se ofrecían inabordables los alrededores del Hospital Docker. Minutos antes de esta hora, hizo acto de presencia el Excmo. Señor Comandante General, con el Jefe de Estado Mayor y ayudantes, y seguidamente se organizó la comitiva fúnebre, en este orden:

Clero parroquial, carrozas cubiertas de magníficas coronas con los féretros de los infortunados aviadores envueltos en la bandera nacional.

Llevaban las cintas oficiales de las distintas Armas y Cuerpos del Ejército.

La presidencia del duelo estaba integrada por el Comandante General, Comandante de Marina, coronel Jefe de Estado Mayor, coroneles de Ingenieros, Intendencia, Sanidad y Artillería, Vicario castrense, tenientes coroneles jefes accidentales de los Cuerpos de África y Alcántara, capitán de la Guardia Civil y el jefe de la escuadrilla de Aviación.

De la comitiva fúnebre formaban parte los generales Tomaseti y Cardín, todos los jefes y oficiales, clases y tropa francos de servicio, nutridas representaciones civiles y el pueblo en masa, que quiso adherirse al sentimiento que ha producido el trágico accidente.

El comercio cerró sus puertas, incluso los cafés. La calle Alfonso XIII (actual Avenida Juan Carlos I Rey) se quedó pequeña para contener a la gran cantidad de personas que, por propio impulso, acudieron a la fúnebre ceremonia.

Cerraba marcha un piquete del Regimiento de San Fernando, con banda y música, el cual desfiló ante los cadáveres, haciendo después la salva de ordenanza, al recibir sepultura los inanimados cuerpos de las nuevas víctimas de la Aviación. Después de las ocho era despedido el duelo.
Fueron enterrados en la Galería Militar de nichos junto al Panteón de Héroes de las Campañas, Fila 1ª y nº 2 y 11 respectivamente. El sábado día 4 de noviembre de 1933 los restos fueron trasladados al Panteón de Héroes de Aviación.

19-06-1921. Un combate en la línea avanzada. La harka sufre quinientas bajas.

Dada la extensión del artículo solamente muestro el título del mismo.

19-06-1921. La creación del Instituto satisface una justa y legítima aspiración de Melilla y contribuirá a su mayor cultura.

Hace 30 años, un núcleo de oficiales organizó el primer colegio de segunda enseñanza de Melilla. En tiempos del finado general Alcántara, se fundó el de Nuestra Señora de las Victorias, a cargo de la Junta de Arbitrios y poco tiempo después desaparecería el primero, ante la competencia del segundo. Su profesorado recibía pequeña gratificación, pues la mayoría eran jefes y oficiales del ejército; los alumnos abonaban diez pesetas mensuales por asignatura, derechos de matrícula y examen, y la cantidad que a prorrateo les correspondía por gastos de la comisión de catedráticos. El Instituto de Málaga nombraba esa comisión y más tarde el de Almería.
La dura oposición que hallara el Colegio de Nuestra Señora de las Victorias en determinados Vocales de la Junta de Arbitrios, motivó que la Corporación municipal se desentendiera de la obligación voluntaria contraída y desde aquella no lejana fecha funcionaron colegios particulares, cuyos alumnos son anualmente examinados por la Comisión de señores catedráticos que en ésta época del año se trasladan a nuestra plaza.
Las entidades económicas, las culturales y la prensa, han pedido reiteradamente la creación del Instituto General y Técnico, aduciendo como principal argumento el número de matrículas, que pasa de 1.000, muy superior al registrado por varios Institutos de la Península. Los ministros de Instrucción Pública expresaban promesas nunca cumplidas, por falta de créditos para llevar a cabo una reforma que de consuno exigían el crecimiento de Melilla y su progreso moral y material. La Junta de Arbitrios que clausurara el Colegio de Nuestra Señora de las Victorias, so pretexto de economías, permaneció al margen de ese movimiento, sin prestar el concurso que de ella se esperaba. Díganlo las comisiones que a Madrid fueron los últimos ocho años.
Ha sido preciso que nuestra Corporación municipal reaccione y solicite el Instituto, ofreciendo satisfacer todos los gastos, para que el ministro de Instrucción Pública ponga a la firma regia el Real Decreto, acogido con unánime aplauso, por los beneficios que reportará. Los Generales Fernández Silvestre y Navarro, atendiendo una moción de la Cámara de la Propiedad, han operado el milagro. No bastaba que la Junta atendiera las dotaciones del Instituto; era preciso disponer de local y material, y concediendo a la segunda enseñanza la importancia que tiene, no han titubeado en ofrecer el Grupo Escolar, recientemente terminado, adquiriendo además el compromiso de amueblarlo y montar en la medida de lo posible los indispensables gabinetes propios de un centro de esa naturaleza.
Hasta que pueda conseguirse incluya el Estado en sus presupuestos consignación para el Instituto, pesará su sostenimiento sobre el Municipio; mas son tantas las ventajas, que bien merece el sacrificio impuesto y que con gusto llevará la ciudad, por tratarse de una obra bienhechora.
La matrícula aumentará por muchas y bien fundadas razones. El nuevo plan de reclutamiento de la oficialidad exige el grado de bachiller para ingreso en las Academias militares, y ello dará un buen contingente de alumnos al Instituto; además, familias modestas que hoy no pueden sufragar los gastos que origina el estudio de la segunda enseñanza en colegios particulares, llevarán sus hijos al nuevo centro docente, en el que sólo tendrán que abonar el importe de las matrículas y números de examen. El aumento de alumnos reducirá al propio tiempo la suma que la Junta debe satisfacer con arreglo al Real Decreto.
Reservándole éste la facultad de proponer el nombramiento de Comisario regio, mientras se cubren las plazas de catedráticos por oposición, ha designado a uno de sus miembros, persona competente, dedicada a la enseñanza, por la que siente verdaderos entusiasmos. Y no terminaremos estas impresiones, sin dirigir efusiva felicitación al Comandante General, General Presidente de la Junta de Arbitrios, Cámara de la Propiedad y así mismo a la Comisión de Entidades Económicas, que desde el primer momento, y sin conocer la forma cómo iba a implantarse el Instituto, prestó entusiasta concurso y alabó la realización de un anhelo, justa y legítima aspiración de Melilla, que contribuirá en alto grado al desarrollo de su cultura.

23-06-1921. Plaza y Campo.

Acompañados por el representante de la Compañía Minera Hispano Africana, don Gabriel Ramos, efectuaron ayer una excursión marítima hasta Sidi Hossain, los opulentos mineros bilbaínos don Juan Núñez, marqués de Valderrey, don Guillermo Ascillona, don Ricardo Ortiz, don Santiago Olavarría y don Agustín Iza.

Hoy regresarán a la península.

28-06-1921. Melilla y la empresa de los tranvías. Continúa la burla.

Desde 1916 a la fecha, hemos escrito infinidad de artículos sobre los tranvías de Melilla, y de coleccionarlos, podríamos ofrecer al Ministerio de Fomento Sobrados elementos de juicio para fallar el pleito pendiente con la empresa adjudicataria.
En los primeros meses de 1918, preguntábamos, cuando comenzarán las anheladas obras, y hasta enero del año que corre, no dieron principio. Más, desde el primer momento pudo verse que la empresa solo se proponía hacer acto de presencia para que oficialmente se consideraran inauguradas. En febrero, ante la actividad con que se llevaban, aseguramos que habría para rato y hoy puede ratificarse esa afirmación.
Durante cinco años se ha perdido lastimosamente el tiempo concediendo prórrogas fundadas en pretextos, más que en razones convincentes; y cuando al fin logra una comisión la Real Orden, que entre todos los males era el menor, y no puede el contratista seguir eludiendo su compromiso, acopió una veintena de carriles fijos, recluta una pequeña cuadrilla de albañiles y sin plano, ni memoria del proyecto, ni croquis de replanteo, comienza la apertura de la caja, mientras otra cuadrilla, con la misma lentitud, construye las cocheras.
Semanalmente hemos tenido la curiosidad de anotar los avances; los sábados o domingos vamos a la Aduana del Majzen, de donde arranca la línea y medimos con la vista la obra realizada. En las veinticinco semanas transcurridas desde que el pico hirió la carretera de Nador, apenas se han construido cincuenta metros de la liviana cimentación y no se ha colocado un solo riel.
Parecía lógico que, entrada la primavera, y llegados los días de bonanza, se imprimiera mayor actividad a las obras. No ha sido así; en el punto que una buena tarde las dejaron los obreros, precisamente a ras del cruce con la línea férrea de los lavaderos, en el mismo estado se hallan, hasta que otro buen día, nueva empresa o la misma, si obtiene medios, las continúe. Se nos ha dicho que el concesionario trata de obtener nueva prórroga, una tercera o cuarta prórroga, mediante argucias que no hallarán eco, si las entidades melillenses proceden enérgicamente.
Lo que sucede es sencillamente vergonzoso y vale la pena que de modo oficial, por quien corresponda y prescindiendo, naturalmente, del trámite de Málaga, se ponga en conocimiento del señor La Cierva, pues servirá de antecedente preciso para cuando transcurridos otros meses se evidencie más y más, que la empresa concesionaria no quiere o no puede cumplir su empeño, y en su virtud, pida Melilla la caducidad de la concesión.

Bibliografía…. El Telegrama del Rif                 José Antonio Cano

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