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Más control de las armas

Al margen de lo ocurrido ayer en Reina Regente, con la intervención de una pistola detonadora a dos jóvenes, sería importante y necesario que también se dé una respuesta policial contundente ante los reiterados sucesos que se están dando últimamente en Melilla con armas de por medio El Grupo de Prevención y Reacción (GPR) de la Policía Local intervino ayer una pistola detonadora a dos jóvenes melillenses que cuentan con apenas dos décadas de vida y un largo historial delictivo, a juzgar por sus extensas fichas policiales. Estos dos individuos, que fueron detenidos en el barrio de Reina Regente, también llevaban encima una caja de munición bien llena de balas de calibre 9 mm y un arma blanca de grandes dimensiones.
Este tipo de sucesos despiertan una lógica alarma entre los ciudadanos porque hablamos de armas en manos de personas que no deben tenerlas y cuyo perfil no inspira precisamente confianza por sus numerosos antecedentes policiales. La pregunta es inevitable: ¿Qué hacen dos chavales de 19 y 20 años por las calles de nuestra ciudad con un revólver, aunque sea de fogueo, disparando a quienes habían osado enfrentarse a ellos? La cuestión, quizá, pueda encontrar respuestas durante el interrogatorio al que serán sometidos, o bien en el marco de la investigación que se abrirá a raíz del suceso ocurrido ayer en Reina Regente durante la sobremesa.
Pero al margen de este caso concreto, sería importante y necesario que también se dé una respuesta policial contundente ante los reiterados sucesos que se están dando últimamente en Melilla con armas de por medio. No hay que echar demasiado la vista atrás para rescatar de la memoria otro incidente de este tipo. Nos referimos al que ocurrió el 13 de este mes en el mismo barrio que el suceso de ayer, en Reina Regente, cuando un hombre sufrió una herida de bala en una pierna con orificio de entrada y salida en el gemelo. En junio hubo otro tiroteo en la Cañada de Hidum, cuando un joven impactó tres certeros disparos contra otro joven del mismo barrio, dos en la pierna y uno en el costado, que tras su ingreso en la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI), requirieron posteriormente su traslado urgente a Málaga para ser tratado por especialistas en Cirugía Cardiovascular. También en aquel suceso hubo un segundo herido por el rebote de una de las balas disparadas. Ese mismo mes, según denunciaron varios sindicatos de la Policía, varios agentes que acudieron al Rastro para una intervención fueron recibidos a tiros. El mes anterior, mayo, había ocurrido lo mismo en la Cañada, donde una patrulla que acudió a una intervención por malos tratos fue objeto de una quincena de disparos.
Es decir, cinco sucesos con armas en apenas siete meses, al menos que se sepa públicamente. No estamos ante un asunto baladí y requiere, como hemos apuntado anteriormente, una respuesta policial contundente porque parece claro que en Melilla circulan armas de fuego o simuladas, que causan la misma alarma que las que son de fuego real para el ciudadano de a pie que a simple vista no distingue unas de otras. Son armas, en definitiva, que están siendo utilizadas por personas no autorizadas para ello contra ciudadanos y agentes de la autoridad, algo que no se debe consentir bajo ningún concepto.

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