El primer día de julio, para sorpresa de algunos ciudadanos, ha despertado con la ausencia del servicio de transporte público de la COA en Melilla. Un servicio fundamental para la movilidad y conectividad de cualquier ciudad, incluida Melilla; que por problemas de financiación, ha dejado en la estacada a muchos usuarios de este tipo de transporte y que, como casi siempre, son quienes se ven perjudicados por las decisiones de unos pocos.
Este sábado, las paradas de autobús amanecían -y así se han mantenido durante toda la jornada- vacías. En algunas de ellas, las personas allí apostadas (extranjeros, peninsulares o incluso melillenses, que no conocían la noticia) han tenido que esperar largas horas hasta saber de la inoperatividad del servicio.
Mohamed, uno de los afectados que, acompañado de su mujer, llevaba más de media hora esperando a que pasara la COA, señalaba a este medio que él es melillense y que se fue a Francia hace 50 años. Después de ese tiempo ha vuelto de vacaciones para pasar unos días con su familia. En este viaje de vuelta, asegura haberse encontrado a una Melilla “peor” que la que dejó cuando se fue.
“Cuando me fui de mi ciudad había fábricas y trabajo; el comercio rebosaba de alimentos frescos, como la fruta y el pescado… la gente vivía bien, era una ciudad próspera. Me da mucha pena ver que ahora la encuentro más pobre, sin recursos propios. Hoy es sábado y el centro está vacío; se ven pocas personas paseando y los establecimientos… están muertos; para colmo, falla hasta el servicio de transporte público, un servicio vital para las personas mayores que no conducimos y que no tenemos recursos económicos suficientes para pagar un taxi cada vez que tenemos que desplazarnos. ¿Por qué está involucionado Melilla de esta manera?¿que está ocurriendo en mi Ciudad?… nuestra tierra no parece que pertenezca a Europa, sino a un país tercermundista”, ha lamentado.
Antonio, otro melillense afectado por esta medida, ha señalado que está de acuerdo en que la cooperativa exija lo que le corresponde, aunque no cree que la forma de solucionarlo sea “dejando tirado” al ciudadano de a pie.
“Si se trata de un servicio público deberían dejar, al menos, un servicio mínimo establecido. Evidentemente, lo que no es admisible, bajo ningún concepto, es que trabajadores y personas enfermas que tengan que desplazarse a sus trabajos, al hospital o a los centros de salud, tengan que ir a pie, y más en estos días de tanto calor, porque su economía no les permita coger un taxi de ida y otro de vuelta, cada dos por tres. Sin hablar de los que ya tienen el bono mensual, como mi mujer, que le caduca el día 20 de este mes, ¿Quién le devuelve el dinero?”, pregunta.
En su caso, señala que su esposa trabaja en la otra punta de la ciudad y no tiene vehículo propio, “cinco o seis euros para la ida, otros tantos para la vuelta y así hasta cuatro veces al día. ¿Realmente crees que merece la pena ir a trabajar, cuando cobra un sueldo bajo, si tienes que pagar a diario un mínimo de 18 euros en taxis?. Ahora yo le pregunto al responsable de este desastre, ¿Qué hacemos… dejamos de trabajar, o trabajamos para pagar taxis?”, manifiesta, mostrando su gran indignación hacia los responsables de la COA, por no disponer servicios mínimos, y no mirar por el usuario melillense; así como hacia los responsables políticos, por haber permitido llegar hasta este punto. “Estoy empezando a estar muy harto de las malas gestiones políticas, que al final nos van a llevar a la ruina”, concluye.
